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Sanidad

Las enfermedades crónicas se disparan en España por el envejecimiento y la obesidad

Prueba de sangre a un enfermo de diabetes.

La prevalencia de dolencias crónicas como la hipertensión, la diabetes o el colesterol elevado se ha disparado en España en los últimos 25 años como consecuencia del envejecimiento de la población y la obesidad provocada por los hábitos de vida basados en el sedentarismo y las dietas hipercalóricas. Esta es una de las principales conclusiones de la Encuesta Nacional de Salud [consultar aquí], el estudio que realizan con periodicidad quinquenal el Ministerio de Sanidad y el Instituto Nacional de Estadística (INE). Su edición correspondiente a 2017, realizada en base a 37.500 entrevistas efectuadas durante el pasado año, se hizo pública este martes.  

La tendencia ascendente de algunos de los principales trastornos crónicos, todos ellos factores de riesgo cardiovascular y, en consecuencia, susceptibles de causar dolencias circulatorias muy graves como infartos ictus, es incuestionable. El porcentaje de pacientes hipertensos ha pasado del 11,2% en 1993 al 20,1% en este último estudio, un incremento de 8,9 puntos. Los que tienen el colesterol elevado se han disparado desde el 8,2% de 1993 al 18% de 2017 (9,8 puntos más). Y los que padecen diabetes han aumentado 3,7 puntos: del 4,1% al 7,8% en el mismo período.

El doctor Sergio Cinza, vicepresidente segundo de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), asegura que el envejecimiento de la población española es un factor clave que explica estas cifras porque a más edad hay también más posibilidades de desarrollar alguna de estas dolencias. Pero esta no es la  única causa, ni tampoco la más preocupante. A su juicio, el elemento más relevante hay que buscarlo en otra información que también ofrece esta encuesta: el porcentaje de personas pesan más de lo que sería médicamente aconsejable. 

Así, la encuesta refleja que de cada cien adultos, 17 padecen obesidad, es decir, que tienen un índice de masa corporal igual o superior a 30 kg/m2; y 36 presentan sobrepeso (su IMC está entre 25 y 30 kg/m2). La tendencia de este indicador también es llamativa pues, entre los mayores de 18 años, la obesidad ha pasado del 7,4% al 16,8% en los últimos 30 años. "Además, el sobrepeso se asocia con más dificultad para controlar estas enfermedades a través de la medicación. Hace que sea más complicado reducir estos valores y ponerlos en factores normales", explica Cinza. 

Las cosas no van mejor entre los menores. El 18,26% de los niños y adolescentes de dos a 17 años padece sobrepeso y el 10,30%, obesidad. Es decir, casi uno de cada tres está por encima de su peso. Estas cifras preocupan especialmente al doctor Cinza porque se asocian a una mayor prevalencia de factores de riesgo en edades más tempranas y porque hay numerosos estudios que demuestran que la mayoría de esos niños seguirán siendo obesos cuando sean mayores. "El hecho de debutar en la hipertensión o dislipemia [altos niveles de colesterol o triglicéridos] a los treinta años en lugar de a los cincuenta tiene implicaciones devastadoras a la hora de tener una enfermedad cardiovascular en el futuro", asegura. 

Ante este panorama, los expertos tienen claro que hay que ponerse ya manos a la obra para intentar reducir los factores de riesgo de la obesidad que, a su vez, es el campo de cultivo perfecto para las enfermedades crónicas más comunes. Para ello, hay que empezar por atajar el sedentarismo. De hecho, según este mismo sondeo el 31,9% de los hombres y el 40% de las mujeres no realiza ninguna actividad física.

Otro factor clave es el tabaco, una droga que es la principal causa de muerte evitable en el mundo y que en España consume de forma habitual el 22% de los mayores de 15 años. Aunque es la cifra arrojada por esta última edición de la Encuesta Nacional de Salud es más baja de los últimos treinta años, los expertos se quejan de que bajo el pretexto de la crisis económica se paralizaron las campañas públicas de prevención.

También denuncian que en los últimos años varios países del entorno europeo han adelantado a España a la hora de tomar importantes medidas que las sociedades científicas consideran necesarias para seguir avanzando en la lucha contra el tabaco como el empaquetado genérico de las cajetillas para que solo lleven el nombre de la marca, sin logotipos ni otras imágenes más que las que muestran de forma explícita los daños sanitarios que provocan los cigarrillos. 

Medidas 

Además de por una cuestión de salud pública por las dificultades de tipo psicológico y social y la incidencia sobre la esperanza de vida que tienen las enfermedades crónicas, la disminución de los factores de riesgo que las provocan es también clave para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. Estas son patologías que, especialmente cuando se derivan en dolencias circulatorias muy graves como infartos o ictus, incrementan de manera significativa los costes del sistema sanitario, tal y como explica el doctor Vicente Matas, vocal de Atención Primaria Urbana de la Organización Médica Colegial (OMC), la organización que agrupa a los colegios de médicos de toda España. 

Para el doctor Matas, es clave reforzar la atención primaria, que es la columna vertebral de la atención sanitaria porque ejerce de filtro y vínculo de unión con la asistencia hospitalaria y es clave para la atención a la cronicidad. "El 40% de los facultativos de atención primaria tenemos asignados cupos de 1.500 pacientes o más, lo que supone una media de cuarenta citas por jornada. Eso hace que no tengamos el tiempo que necesitamos para ver a nuestros pacientes ni para poner en marcha iniciativas de promoción de la salud. Hacen falta más recursos", sostiene. 

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Pero lo cierto es que, al menos hasta el momento, la política sanitaria no ha ido en esa dirección. La última Estadística de Gasto Sanitario Público publicada mostró que el presupuesto dedicado a este nivel asistencial seguía en 2016 un 11,6% por debajo respecto a 2009, el año que se toma como referencia por haberse producido entonces el mayor pico de gasto social. El recorte es de 1.245 millones de euros: de 10.775 a 9.530.

El doctor Cinza, por su parte, cree que la solución pasa por medidas más transversales que empiezan, por ejemplo, en el ámbito educativo. "Hay que continuar con las campañas antitabaco, promover una dieta más saludable con menos alimentos ricos en azúcares y grasas, así como fomentar la cultura de la actividad física favoreciendo también que las personas tengan tiempo para hacer esas actividades, pues en muchos casos no es tanto que no quieran hacerlo, como que no pueden como consecuencia de las horas de trabajo, los desplazamientos, etc.", asevera. 

Pero en este ámbito de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, al menos en la parte sanitaria, también es significativa la merma presupuestaria. Los fondos dedicados a los servicios de salud pública se han reducido un 34,7% entre 2009 y 2016: de 1.158 millones de euros anuales a 756. Es decir, 402 millones de euros menos.

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