Engaños y corrupción para inundar España de cocaína: tras la pista de 'Yeyo' y 'El Messi del hachís'

Parte de los 20 millones de euros requisados en el domicilio de Óscar Sánchez Gil, inspector responsable de Blanqueo de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Galicia ha vuelto al centro del escenario. Andalucía ya rivaliza con ella como gran puerta de entrada. La droga colombiana se paga más barata que nunca en los mercados clandestinos. Detrás de este boom, además de la sobreproducción en América Latina y la bestial demanda de narcóticos presente en Europa, está un sistema impulsado por el dinero negro y dirigido por delincuentes de cuello blanco que mantienen a los grandes capos a salvo de la policía.

2023 marcó récords históricos de incautaciones de cocaína en toda España. Más de 140 toneladas, según los datos que aportó Seguridad Nacional en su momento. Sin embargo, los precios siguieron bajando. Algo no cuadraba. La Policía localizó el mayor laboratorio para la producción de droga colombiana jamás hallado en Europa –en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra)– pero, al mismo tiempo, los narcos estaban colando por las costas gallegas 5.000 kilos de cocaína en un narcosubmarino. El año se cerró con aprehensiones descomunales en contenedores, tanto en Algeciras (9,5 toneladas) como en A Coruña (7,5 toneladas). En las mesas de negociación de los grandes capos, sin embargo, el precio de la reina de las drogas seguía a la baja.

En 2024, los datos de decomisos bajaron, sin dejar de ser muy elevados. Las autoridades lograban llegar a algunos de los presuntos capos invisibles en Galicia y en otros puntos de España en operaciones que, sin embargo, se quedaban a medias. Imágenes de millones de euros en manos de los narcos llamaron la atención, primero en las Rías Baixas y después, con mucha más fuerza, en Madrid. Los 20 millones emparedados en la vivienda de un policía que colaboraba con los narcos podrían haber sido una llamada de atención, lo mismo que los 13.000 kilos de cocaína intervenidos en noviembre en el mayor cargamento de droga nunca visto en España. Pero no fue así.

Los narcos siguen trabajando, y lo hacen en todas partes. La descarga de droga a plena luz del día asegurada por sicarios armados con Kalashnikov en pleno muelle de Las Carabelas, en Huelva, fue el más claro ejemplo de ello. Las fuerzas de seguridad siguen obteniendo resultados, algunos narcos acaban en prisión, pero los grandes negocios siguen fluyendo, tal vez más fuerte que nunca.

Delincuentes de cuello blanco

Para saber las causas de lo que está ocurriendo, más allá de la ya manida sobreproducción en América Latina y la fortísima demanda en Europa, debe analizarse un nuevo escenario, revelado en buena parte por la desencriptación de las comunicaciones de los grandes narcotraficantes a través de las plataformas Sky-ECC, Encrochat y Anom y, más recientemente, de otras como Ghost. En el mundo del crimen organizado han proliferado delincuentes de cuello blanco con un papel trascendental para mantener vivo el negocio y hacer crecer sus propios bolsillos: aquellos que se dedican al engaño, a la corrupción y a la estafa, cobrándose víctimas allá por donde pasan, tanto entre los buenos como entre los propios narcotraficantes.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Fiscalía, que han tomado conciencia de lo que sucede, han establecido mecanismos de alerta para lidiar contra un enemigo que muchas veces no muestra su rostro, o tiene muchos rostros distintos. Algunos de ellos son abogados, según explican fuentes policiales de la máxima solvencia, aunque en otras ocasiones son solo personas que ofrecen sus servicios a distintas organizaciones criminales. Aseguran seguridad y solvencia a los narcos, incluso tratos con las autoridades judiciales que supondrían rebajas de condena. Y ponen como ejemplo situaciones que se viven en Galicia y en Andalucía, principalmente, pero también en Madrid, en Levante o en Cataluña: se hacen detenciones y se realizan decomisos, pero grandes capos de la droga (algunos de ellos nunca condenados, otros sí) siguen introduciendo cocaína o hachís en cantidades nunca vistas. Y parecen intocables.

En 2025, en Galicia, personas cercanas a capos del narcotráfico ofrecen la entrega de un narcosubmarino a cambio de favores en la fase procesal de otras causas. En Andalucía, el caso del exjefe del OCON Sur, la unidad de élite de la Guardia Civil, sigue enturbiando el escenario. Lo cierto es que los ríos Guadiana y Guadalquivir se han convertido en una gran autopista de la cocaína y que Sergio Mora Carrasco, Yeyo, presunto responsable de buena parte de las entradas de droga por esta vía, sigue libre. Su nombre aparece en la primera página de los objetivos de las fuerzas antidroga. Distintas fuentes señalan que descargas como la del muelle de Las Carabelas llevan su sello. Antiguo piloto de poweboat, los Fórmula 1 del mar, habría aprovechado esas aptitudes para ganarse un nombre, primero como lanchero y ahora como presunto jefe. En un segundo plano también aparece Abdellah El Haj, El Messi del hachís, al que se ubica en Tánger moviendo los hilos. Se dice que entregó al autor del crimen de Barbate a cambio de que le dejen tranquilo. Y no se descarta. Y después está Dubái. Los vuelos de ida y vuelta desde Barajas a los Emiratos Árabes reciben un goteo constante de personas que ofrecen servicios que benefician a unos pocos y perjudican a otros muchos. Buscan llegar lo más alto posible, a la cúpula de las organizaciones internacionales, para venderles una inmunidad que ya tienen de facto. En esos tratos suelen salir mal parados otros criminales de menor nivel, que son los que acaban detenidos. Y, mientras, ellos obtienen beneficios en distintos escenarios.

Detrás del tráfico internacional de drogas hay un único elemento que importa a las grandes mafias: el dinero que puedan obtener. Es por ello que no dudan en emplear todos los medios que tienen a su alcance para mantener su negocio a flote y, si es posible, para hacerlo crecer cada día que pasa. Un ejemplo muy ilustrativo de hasta qué punto ha llegado esa red de engaños a influir en la escalada de alijos de cocaína que se vive no solo en España, sino en todo el mundo occidental, se vio con la caída del inspector responsable de Blanqueo de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. El arresto de Óscar Sánchez Gil, en una operación conjunta entre Asuntos Internos y la Brigada Central de Estupefacientes de la Udyco Central, se produjo a raíz de la incautación de los 13.000 kilos de droga colombiana en un contenedor en el puerto de Algeciras, el mayor cargamento intervenido en toda la historia en suelo español hasta la fecha.

El policía, que ocultaba los famosos 20 millones de euros en la pared de su domicilio, llevaba tiempo a sueldo de distintas organizaciones criminales. El engaño impulsaba un sistema que permitía la entrada de esos alijos en el país. 

Los expertos: "Es un juego de puertas que se abren y se cierran y de vuelos de ida y vuelta"

Puestos en contacto con especialistas en la materia de las fuerzas de seguridad, reconocen la capacidad que tienen distintos actores para intentar manejar hilos en la sombra que, en la mayor parte de las ocasiones, acaban en engaño a las autoridades, cárcel para algunos traficantes e impunidad para otros. "Pocas veces aportan información sobre drogas. Todo se queda en un juego de puertas que se abren y se cierran y de vuelos de ida y vuelta", explican los expertos.

Los narcos redibujan el mapa de la coca: la producción sale de los Andes y se amplía a Europa y Centroamérica

Los narcos redibujan el mapa de la coca: la producción sale de los Andes y se amplía a Europa y Centroamérica

Reuniones presenciales en Madrid, en Marbella, en Galicia y, sobre todo, en Dubái, son parte de la rutina de personas relacionadas con el narcotráfico. En algunos casos se trata de abogados o profesionales que, de forma lícita, acuden a uno u otro punto a ejercer su profesión con arreglo al marco legal vigente. Otros operan en la delgada línea que separa el bien del mal, siempre en beneficio de quienes más dinero manejan: los grandes capos, esos que siguen operando en los citados puntos sin ofrecer ninguna grieta a las fuerzas de seguridad.

"Muchas veces no son más que mentiras que los fiscales y la policía no suelen comprar", subrayan voces autorizadas, que advierten de que "suele haber adelantos de dinero que no llegan a ningún punto concreto. El narcotraficante que no quiere entrar en prisión paga por esperanza, aunque sea esperanza de cristal".

En todo este escenario, el negocio de la cocaína sigue avanzando con muy poco control. Los narcosubmarinos llegan a Galicia y descargan de forma impune, las narcolanchas remontan el Guadiana y el Guadalquivir y toda esa droga acaba en lugares tan distantes como Murcia, Madrid, Hendaya o Roma en pocas horas.

Más sobre este tema
stats