Pobreza
España es el tercer país de la UE en el que más ha aumentado la pobreza desde el inicio de la crisis
Por mucho que las variables macroeconómicas mejoren trimestre a trimestre, las graves secuelas de la crisis financiera siguen siendo estando patentes. Así lo constatan los nuevos datos [consultar PDF] difundidos este lunes por Eurostat, la agencia estadística de la Unión Europea, que revelan que, en 2015, 119 millones de personas residentes en Europa –prácticamente el equivalente a toda la población de Francia y España– no tenían apenas recursos con los que pagar las necesidades básicas.
Eurostat constata también que las grandes cifras de la recuperación macroeconómica siguen sin llegar especialmente a los países del Mediterráneo. De hecho, España es el tercer país de los Veintiocho en el que, entre 2008 y 2015, más ha aumentado la tasa de pobreza o exclusión social –ha pasado del 23,8% al 28,6%, es decir, ha aumentado un 20,2%– sólo por detrás de Grecia (+27%) y Chipre (+24%). Por el contrario, Polonia (-23%) y Rumanía (-16%) son los países que presentan las mayores tasas de reducción.
Para obtener estas cifras los analistas de Eurostat calculan el porcentaje de personas cuyos ingresos –después de impuestos o transferencias sociales– se sitúan por debajo del 60% de la mediana nacional. Es decir, ese indicador ofrece una medida en comparación con el resto de habitantes del país, no una medida de pobreza absoluta. Por ejemplo, en el caso de España, la agencia pone el umbral de ingresos en 16.823 euros anuales en hogares con dos adultos y dos menores y en 8.011 euros para una persona que viva sola.
El detalle de las cifras es llamativo. En números absolutos, los datos de la agencia estadística de la UE suponen que en España en 2015 había 13,3 millones de personas que estaban en riesgo de pobreza o exclusión social (algo más que toda la población de Bélgica). La evolución también es significativa, pues el número de españoles que en 2008 no tenían casi recursos con los que pagar las necesidades básicas eran 10,9 millones. Es decir, desde el inicio de la crisis hay 2,4 millones de españoles más en esta situación.
Dos años después de la salida oficial de la recesión el deterioro del mercado laboral sigue siendo evidente en España. De hecho, es el segundo país –sólo por detrás de Chipre– en el que más ha aumentado el porcentaje de españoles que viven en hogares con baja intensidad de empleo. Ha pasado del 6,6% en 2008 al 15,4% en 2015. Es decir, el aumento es del 133%.
Los hogares con baja intensidad de empleo son en los que sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos del 20% de su potencial durante el año de referencia. A modo de ejemplo de este indicador, en un hogar con dos adultos en el que solo trabaja un adulto a jornada completa, la intensidad de trabajo sería del 50%; si trabajan los dos a jornada completa la intensidad sería del 100%; si uno de los adultos trabaja a media jornada y el otro a jornada completa, la intensidad de trabajo sería del 75%.
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Pobreza extrema
En los niveles de pobreza extrema España sí está lejos de otros países como Rumanía, Grecia o Hungría, donde una de cada cinco personas es incapaz de pagar sus facturas a tiempo (alquiler, hipoteca, recibos relacionados con la vivienda o compras a plazos...), de poner la calefacción, hacer frente a gastos imprevistos o de irse una semana de vacaciones, entre otras variables. El índice de carencia material severa de toda la UE lo ostenta Bulgaria, donde el 34,2% de su población está en esta situación, según Eurostat.
En España, el porcentaje de población que vive en hogares donde no hay útiles tales como coche o lavadora o no se puede hacer frente a imprevistos era del 3,6% en 2008 y ha pasado al 6,4% en 2015. Es decir, el aumento es del 77,8%. En números absolutos, el número de personas que están en esta situación ha pasado de 1,64 millones en 2008 a 2,97 en el año pasado. Es decir, la crisis casi ha multiplicado por dos la cifra de españoles en situación de carencia material severa.