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Sanidad pública

Un estudio de Harvard demuestra que la sanidad universal aumenta la productividad y reduce la desigualdad

Una enfermera realiza una extracción de sangre a una paciente.

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La asistencia sanitaria universal, recuperada hace apenas unas semanas en España, tiene beneficios que van más allá de mejorar la salud: aumenta la productividad y reduce las desigualdades económicas y sociales. Estas son las conclusiones de un nuevo análisis dirigido por la Harvard T.H. Chan School of Public Health (Estados Unidos), que ha sido publicado en la revista Science.

Si bien la idea de la atención médica universal está ganando amplio apoyo y es un imperativo central para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Naciones Unidas (ONU), los investigadores enfatizan que los países deben lograr un equilibrio entre ampliar la cobertura médica y garantizar la calidad de la atención que se brinda.

"Es difícil pensar en una aspiración que refleje y contribuya al progreso humano más que la sanidad universal. El desafío es la distribución y el reparto, que requieren una fuerza política y financiera sostenida, además de tecnologías e instituciones innovadoras. Lo más importante es que no debemos centrarnos solo en la atención primaria ni las intervenciones que promueven la prevención de enfermedades y la detección temprana, sino también en la equidad social y económica, y la cooperación internacional", asegura David Bloom, autor principal del estudio.

Hace cuarenta años, los líderes mundiales de salud emitieron la Declaración de Alma-Ata, que elevó la conciencia mundial de la salud para todos como un derecho humano universal y enfatizó la importancia de la atención primaria de la salud. "Los beneficios son abundantes y van más allá de mejorar la salud. Puede generar ganancias económicas al aumentar la productividad, y puede mejorar la estabilidad social y política a la vez que reduce las disparidades de salud y las desigualdades económicas y sociales", detallan los investigadores.

Además, explican que los países en los que la mayor parte del gasto en atención médica se paga con financiación del estado tienen tasas más bajas "del tipo de gastos de salud que pueden llevar a la bancarrota a las familias", en comparación con los países que dependen en mayor medida de seguros privados.

"Escaso"  progreso en países de ingresos bajos

Desde la Declaración de Alma-Ata, los países desarrollados han logrado "grandes avances" hacia la cobertura universal de salud. Hoy en día, de acuerdo con los investigadores, Estados Unidos es el único país de este tipo en el mundo que no proporciona explícitamente sanidad universal a sus ciudadanos, "a pesar de gastar significativamente más en atención médica que otros países económicamente avanzados".

El progreso hacia la cobertura universal de salud en los países de ingresos bajos y medianos, no obstante, no ha sido tan rápido, especialmente entre los países ubicados en el África subsahariana y el sur de Asia. Además, el estudio constata que existen "grandes disparidades" en la atención entre países con ingresos similares.

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Por ejemplo, los investigadores señalan que Vietnam obtuvo 34 puntos más que Nigeria en el índice de la OMS y el Banco Mundial que mide la cobertura de sanidad universal, a pesar de que ambos países tienen un PIB per cápita de alrededor de 1.900 euros. Vietnam superó a Nigeria en varias áreas clave de indicadores, incluida la cobertura de vacunación infantil, los partos atendidos por profesionales calificados y las casas con acceso a saneamiento básico.

Otro de los mayores desafíos que apuntan los investigadores es la necesidad de aumentar "rápidamente" la financiación de la atención médica en los países de ingresos bajos y medianos, donde las poblaciones crecen simultáneamente en tamaño y envejecen. En las regiones menos desarrolladas del mundo, se espera que la población crezca en mil millones de personas entre 2018 y 2030, mientras que se espera que el porcentaje de personas mayores de 60 años crezca del 10,6 al 14,2 por ciento.

"Lograr la cobertura universal de salud en entornos de bajos recursos probablemente requerirá una transformación radical en la forma en que se prestan los servicios de salud. Tener personal debidamente capacitado podría ser un paso importante. Además, la adopción de tecnologías innovadoras, como registros médicos electrónicos, telemedicina e inteligencia artificial para la interpretación de radiografías y electrocardiogramas, también podría ayudar", exponen.

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