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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

La estrategia del PP

Feijóo se ofrece a negociar con Sánchez pero le reprocha que su palabra "no vale nada"

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

El palo y la zanahoria. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ofrece pactos al Gobierno, promete paciencia y constancia para negociar y, a renglón seguido, afirma que la palabra del presidente Pedro Sánchez “no vale nada”.

Esa combinación entre el perfil más propositivo, que le sirve además para marcar distancias con la etapa de intransigencia de Pablo Casado, y los mensajes que tratan de describir un Gobierno superado por la situación económica, preocupado exclusivamente por su propia supervivencia e instalado en una “realidad paralela” mientras “exprime a los ciudadanos” con impuestos, recuerda vivamente la estrategia de oposición que el todavía presidente de la Xunta planteó en Galicia contra el Gobierno del socialista Emilio Pérez Taurino entre los años 2006 y 2009.

A lo largo de aquellos años, Feijóo ofreció pactos en materias tan diversas como la justicia, el tren de alta velocidad, la financiación autonómica o la reforma de la ley electoral para acabar con el voto rogado. Ninguno llegó a buen puerto. Y las que planteó el Gobierno de la Xunta, compartido entonces por el PSOE y el BNG, entraron en vía muerta tan pronto como el hoy ahora líder del PP decidió que las negociaciones se habían terminado.

Ocurrió, por ejemplo, con la reforma del Estatuto de Galicia, que Feijóo se mostró dispuesto a respaldar hasta que se negó a aceptar que en el preámbulo se hiciese referencia a uno de los versos del himno de Galicia en el que se habla de la “nazón de Breogán”. También con la unanimidad política construida en torno al Plan de Normalización Lingüística heredado de la etapa de Manuel Fraga, que Feijóo ordenó dinamitar a pesar de que inicialmente había suscitado el apoyo de su grupo parlamentario.

Este miércoles, en la rueda de prensa posterior a la segunda reunión que celebra su Comité Ejecutivo, Feijóo volvió a combinar los dos elementos que alimentan su estrategia. El PP, defendió, ha puesto en marcha en apenas tres semanas un cambio “tranquilo, sereno y razonable”. “Los españoles han empezado a percibir que vuelve a haber un proyecto centrado en la recuperación económica, en la creación de empleo, en la lucha contra la inflación, que vuelve a haber un proyecto que se ocupa y se preocupa de lo que ocupa y preocupa a la mayoría de los españoles”. 

Feijóo quiere que, a diferencia de lo que pasaba con Casado, el PP se muestre como un partido volcado en hacer “propuestas” con las que probar que tiene “una alternativa a la política que no funciona”. “No nos vamos a resignar. Podíamos reducirnos a la crítica objetiva y ya haríamos más que el Gobierno; podríamos cruzarnos de brazos y esperar a nuestro turno” para llegar a la Moncloa, argumentó. “Pero nuestra responsabilidad es aportar sumar y construir. Nadie está legitimado a no hacer nada” y lo razonable, subrayó, es que “ante una situación crítica los dos grandes partidos puedan compartir propuestas” porque “nada hay que preocupe más a las familias”.

Al Gobierno no le interesa la economía

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Esta actitud propositiva es, según Feijóo, lo que más molesta al Gobierno, pero su intención es mantenerla. A pesar de que, según él, Sánchez “sólo quiere acordar el gobierno de los jueces y no medidas de choque” para afrontar la situación económica. “No se puede imponer de qué hablar por una de las dos partes”, se quejó. Este es un “Gobierno cuya palabra no vale nada”, añadió en referencia al supuesto compromiso para bajar impuestos suscrito por el presidente en la Conferencia de Presidentes de La Palma. 

Ese Ejecutivo con el que Feijóo quiere pactar, en una estrategia opuesta a la de su socio preferente, la ultraderecha de Vox, es según él un Gobierno “paralizado” que inventa problemas “para no hablar realmente de los que no es capaz de solucionar”. Que “falla en su diagnóstico” o, lo que sería aún peor, “prefiere ocultarlo”. Que “se ha acostumbrado a vivir en una realidad paralela por encima de la posibilidades de España y mejor que las familias españolas”. Que vive gracias “a un déficit desbocado”, con “cuadros macro que no se cree nadie” y con “una política fiscal que consiste en exprimir al máximo a los ciudadanos”.

Con la política de Sánchez, aseguró el líder del PP, “el único que gana es el Gobierno, que está cargando el coste de la crisis a los bolsillos de las familias” para mantener “una estructura ineficiente y desproporcionada”. Por eso, remachó, el PSOE “quiere hablar de cualquier tema salvo de la economía. Porque cuando hablamos de economía los españoles son conscientes de que la alternativa del PP es mucho más sólida que el desbarajuste del Partido Socialista”. Lo único que les preocupa es “simplemente estar en el Gobierno unos meses más”.

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