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El fuego reduce a cenizas las Fallas del coronavirus, año y medio después

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El fuego "purificador" para el mundo fallero ha puesto fin este domingo, un año y medio después, a las Fallas del coronavirus, con la cremà del monumento principal de la Plaza del Ayuntamiento de València, el último en acabar bajo las llamas en la ciudad. La icónica Meditadora ha pasado a la historia en una plaza cerrada al público y sin su calor, pero con la misma emoción de siempre, que ha exhibido la Fallera Mayor, Consuelo Llobell y su corte, tras un cielo iluminado por un castillo de fuegos artificiales. Informa Europa Press.

Las llamas colocan así el broche a las históricas fiestas josefinas de 2020, que fueron suspendidas por la pandemia y que, finalmente, la evolución de la crisis sanitaria han hecho que puedan celebrarse un año y medio después, en este mes de septiembre en lugar del tradicional marzo. De esta forma, y con permiso de una dana que se sumó al inicio del calendario festivo oficial, las comisiones han podido cerrar el ciclo 541 días después, con los monumentos reducidos a ceniza.

El monumento que es de todos los valencianos, con el lema Açò també passarà! (Esto también pasará), que ha acabado siendo calificado de "premonitorio", ha comenzado a arder a las 23.00 horas, en una cremà adelantada para cumplir con el toque de queda aún vigente en València y que empieza a la 1.00. En 20 minutos, apenas quedaba ya nada del monumento.

De esta forma, la cabeza de la Meditadora, la figura que se ha convertido en símbolo de la pandemia en la ciudad, ha ardido año y medio después de que su cuerpo y parte principal del monumento desaparecieran en una cremà también sin públicocremà, el 17 de marzo de 2020, sin ser anunciada y en las primeras fiestas de España suspendidas por la covid-19, con el país bajo el estado de alarma.

Con el mensaje de esperanza que lleva por lema y como símbolo de "resistencia", la cabeza del monumento diseñado por el artista Escif y obra de los artistas Manuel Martín y José Ramón Espuig, ha sido el último en arder en las Fallas de la "nostalgia", o "actos falleros", como ha insistido en llamar el alcalde, Joan Ribó, con lo que se ha cerrado un ciclo para abrir otro. En estas fiestas han salido a la calle 390 monumentos infantiles y otros tantos grandes.

La última falla infantil en arder ha sido también la de la Plaza del Ayuntamiento, Saps qui sóc?, en medio de una intensa emoción y un incontenible llanto de la Fallera Mayor Infantil, Carla García, y de toda su corte, que han visto como en apenas 20 minutos el fuego consumía su fallita. Con las manos entrelazadas, y delante del alcalde y el edil de Cultura Festiva y presidente de Junta Central Fallera, todas ellas han dicho adiós al monumento obra de Ceballos & Sanabria.

Y es que, según han insistido en estos días desde el colectivo fallero, las Fallas solo tienen su sentido si se queman para dar paso a un nuevo comienzo. Y este comienzo empieza con la Nit de la Cremà, que da la bienvenida a las fiestas de 2022, con la fecha de marzo en el horizonte.

"Han sido mis fallas"

Consuelo Llobell, que ha presenciado la cremà, flanqueada por Ribó y el 'president' de la Generalitat, Ximo Puig, y al lado de su corte, ha subrayado que, con este acto, "comenzamos a quemar todo lo malo que nos ha hecho pasar" el año del coronavirus "que ha sido mucho", y ha calificado las Fallas de "raras, atípicas, diferentes pero han sido mis fallas y las voy a recordar toda la vida".

"Las cosas vienen como vienen", ha admitido en declaraciones a À Punt, recogidas por Europa Press, y ha dado las gracias a los valencianos "por su responsabilidad, ejemplaridad y ser ejemplo de que, con medidas de seguridad adecuadas, las fiestas se pueden celebrar".

Por su parte, el alcalde de València ha destacado que este día de cremà, que no es San José, "lo disfrutamos de manera importante, ordenada y siendo conscientes de que somos la primera ciudad europea que hacemos unas fiestas grandes". Con ellas, ha dicho en declaraciones a À Punt recogidas por Europa Press, "acabamos un ciclo" y es "fundamental" para que las Fallas de 2022 sean "normales" y se ha mostrado confiado en tenerlas en marzo.

"A los valencianos no gusta la fiesta pero también somos responsables", ha dicho, y ha expresado su alegría por que "si ha habido problemas de orden público, no ha sido en València sino en otros lugares de España" y por el hecho de que "no ha habido más botellones que en un fin de semana normal". "Los casales han querido dar una lección de civismo y lo han trasladado a la sociedad de una manera muy clara", ha incidido el primer edil.

Dana en la 'plantà'

Pero no solo el coronavirus ha afectado a las Fallas atípicas de septiembre ya que el paso de una dana en la misma noche de la plantà, con precipitaciones que superaron los 50 litros por metro cuadrado en un corto espacio de tiempo sobre València, afectó a muchos monumentos. La Meditadora no fue la excepción y presentó desperfectos visibles en la barbilla. No obstante, los artistas optaron por no reparar los de los elementos superiores de lo que quedaba del monumento por la imposibilidad de que se secaran a tiempo.

Pese a todo, el también alabado "espíritu de superación" de los falleros salió adelante y completar el ciclo. Así, la cabeza de la Meditadora, que quedó retirada a una de las antiguas bases de La Marina en marzo de 2020 y volvió a su lugar el pasado 25 de agosto, ha pasado a la historia sin llevar la mascarilla que se le colocó en marzo de 2020.

Y es que, durante estos días, se ha debatido si había que volvérsela a poner. Los artistas decidieron que no, al considerar que hubiera tenido sentido colocársela si se la hubieran podido quitar, algo que no se puede hacer porque no se puede dar la pandemia por superada y porque los valencianos debían disfrutarla ahora sin el cubrebocas. Y así se ha quemado.

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Con este acto "purificador" acaban las Fallas del coronavirus, que se han celebrado bajo especiales medidas de seguridad, con los actos principales sin público y con una Plaza del Ayuntamiento cerrada desde las 19.00 horas para evitar concentración de personas; con actos adelantados, para cumplir con toque de queda; con mascarilla obligatoria de los participantes; con casales abiertos, grupos burbuja en mesas de diez y coordinador covid en cada comisión y con mascletaes fuera de la Plaza del Ayuntamiento y distribuidas por barrios, con disparos que no se han comunicado oficialmente.

Las Fallas de 2020 celebradas en septiembre de 2021 dicen adiós con dobletes –los de Almirante Cadarso-Conde Altea, que ha librado del fuego a sus dos Ninots, el infantil y de la falla grande– y los primeros premios que se ha llevado la comisión de Convento Jerusalén-Matemático Marzal, que se llevó el 'oro' de la sección especial con con su monumento Desemmascarats, de los artistas Pere Baenas y Carlos Corredera en la grande, y GER-Mans, de José Gallego en la fallita.

Precisamente, unas declaraciones de este artista, tras conocer que su obra era la ganadora de estas atípicas fallas, resume este año y medio de fiesta: "El primer premio para todos ha sido poder plantar".

El fuego "purificador" para el mundo fallero ha puesto fin este domingo, un año y medio después, a las Fallas del coronavirus, con la cremà del monumento principal de la Plaza del Ayuntamiento de València, el último en acabar bajo las llamas en la ciudad. La icónica Meditadora ha pasado a la historia en una plaza cerrada al público y sin su calor, pero con la misma emoción de siempre, que ha exhibido la Fallera Mayor, Consuelo Llobell y su corte, tras un cielo iluminado por un castillo de fuegos artificiales. Informa Europa Press.

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