Política exterior
El Gobierno fía en Guindos la solución al escaso peso de España en Europa
Una de las críticas más socorridas del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a José Luis Rodríguez Zapatero durante la campaña electoral de 2011 fue que los socialistas habían tirado por tierra la posición de España en el exterior. Sobre todo, en la Unión Europea. Y el actual inquilino de La Moncloa se comprometió a devolver a España al sitio que le corresponde. Dos años y medio después, lejos de ganar poder en la UE, España lo ha perdido al quedarse fuera del Banco Central Europeo. Y todas las oportunidades que han existido para situar a un español en un puesto relevante –relevos en el BCE, en el Comité Económico y Social, en el Defensor del Pueblo y en el Tribunal de Justicia– han pasado de largo. En el Partido Popular y en el Gobierno admiten que sigue siendo una asignatura pendiente. Otra promesa incumplida.
El próximo 25 de mayo, se celebran elecciones europeas. Rajoy y su equipo tienen la vista puesta en esta cita. Confían en que sea un punto de inflexión en lo que a la representación de España en las instituciones europeas se refiere. ¿Cuáles son las demandas?
Las fuentes consultadas en el Gobierno y en el partido coinciden en que los principales objetivos, los más a corto plazo, son los de lograr una vicepresidencia en la Comisión Europea, una comisaría potente dentro de esta institución y la presidencia del Eurogrupo.
A día hoy, el primero de los objetivos, el de una vicepresidencia y una comisaría potente, es ya una realidad. El socialista Joaquín Almunia reúne ambos cargos –es uno de los ocho vicepresidentes de la Comisión y además ostenta la cartera de Competencia–. En este caso, pues, lo que pretenden desde el Gobierno es mantener esa cuota. Ello implica que la demanda más inmediata del Ejecutivo del Partido Popular es la de la presidencia del Eurogrupo. Una silla para la que hay candidato desde hace meses: el ministro de Economía. Rajoy, pues, fía la nueva etapa que España quiere inaugurar dentro de las instituciones europeas a Luis de Guindos.
Para conseguirlo, el Gobierno lleva meses manteniendo contactos de alto nivel en las instituciones europeas y con otros países. Así se puso recientemente de manifiesto en el congreso que el PP Europeo (PPE) celebró en Dublín (Irlanda) los pasados 6 y 7 de marzo.
Los miembros de la delegación española asistieron sorprendidos a la forma en la que Mariano Rajoy jugó sus cartas a la hora de desvelar el voto de su formación al candidato del PPE a presidir la Comisión. Fue ya en plena votación cuando los dirigentes conservadores recibieron un aviso de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, instándoles a apostar por el luxemburgués Jean-Claude Juncker frente al francés Michel Barnier.
La decisión adoptada por el PP fue fruto de largas horas de negociación con los líderes de las formaciones de la familia del PPE, sobre todo con la todopoderosa alemana Angela Merkel. Rajoy quiso jugar su baza viajando a Dublín con el escenario totalmente abierto.
De hecho, el partido llevaba días cuidando mucho sus declaraciones públicas sin decantarse por ninguno de los dos candidatos. Y dejando la puerta abierta a la posibilidad de que España presentase a su propio candidato: Íñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado para la Unión Europea. En privado, los dirigentes conservadores admitían que era una forma de presionar y volver de Irlanda con algunos acuerdos cerrados de cara a la configuración del mapa de poder de las instituciones europeas una vez celebradas las elecciones del 25-M.
Rajoy se decantó por el candidato apoyado por Angela Merkel. Sus demandas de una comisaría potente que se sume a una vicepresidencia de la Comisión y la presidencia del Eurogrupo estuvieron sobre la mesa, según coinciden las fuentes consultadas.
Ya a finales de enero, el ministro de Economía fue elegido coordinador del Eurogrupo para la zona euro del PPE. Su nombramiento fue acordado por la presidencia del PPE y el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble. Este episodio, subrayan en la formación que preside Mariano Rajoy, es una muestra del respaldo que concita la operación De Guindos.operación De Guindos
Guindos y la infrarrepresentación
Precisamente, Guindos ha sido uno de los miembros del Gobierno más insistentes a la hora de denunciar la infrarrepresentación de España en los órganos de Gobierno de la UE. En enero de 2013 fue muy sonado el portazo de España en la votación al holandés Jeroen Dijsselbloem como presidente del Eurogrupo. España fue el único país de la Eurozona que no respaldó el nombramiento del ministro holandés de Finanzas para sustituir a Jean-Claude Juncker.
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"El planteamiento de España es simple: se considera que está infrarrepresentada en las instituciones comunitarias e, igual que ocurrió con el consejero del Banco Central Europeo (el luxemburgués Yves Mersch), lo que ha hecho España es no apoyar el nombramiento del presidente del Eurogrupo", sostuvo el ministro. Ahora él es uno de los candidatos. Desde que Guindos hizo estas declaraciones, España ha tenido la oportunidad de incrementar su peso en los relevos que se han producido en el Defensor del Pueblo y en el Comité Económico y Social. Pero no ha sido así. Estamos, cuentan las fuentes consultadas, en el momento más bajo de presencia en los órganos que toman decisiones en la UE desde la incorporación de España en 1986.
Uno de los momentos decisivos fue también la renovación en el Banco Central Europeo a finales de 2012, cuando Mariano Rajoy llevaba ya un año en La Moncloa. El presidente del Gobierno Rajoy apoyó a Antonio Sáinz de Vicuña para relevar a José Manuel González-Páramo, que finalizaba mandato tras ocho años en la cúpula, pero la Comisión apostó por Ives Mersch. Las fuentes conocedoras del proceso subrayan que el error del Gobierno fue rechazar la candidatura del exsecretario de Estado con Zapatero, José Manuel Campa. Este gozaba del visto bueno de Mario Draghi, presidente de la institución. Este episodio llevó a España a estar fuera de la cúpula del BCE por primera vez desde 1999. Hasta mayo de 2018 no habrá ninguna vacante, por lo que no será hasta esta fecha cuando pueda solucionarse este desequilibrio.
El actual jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tiene mandato hasta verano de 2015, pero éste podría verse reducido si finalmente se crea el puesto de presidente a tiempo completo, cargo en el que el actual titular no está interesado. El nuevo puesto podría decidirse en junio, cuando se negocie el reparto de los altos cargos en las instituciones comunitarias tras las elecciones europeas. Si el presidente del Gobierno decide apostar por Miguel Arias Cañete como candidato a las europeas, la marcha de De Guindos abriría la segunda crisis de Gobierno de esta legislatura. "Yo estaré donde me diga el presidente del Gobierno", ha señalado el ministro sobre su posible candidatura al Eurogrupo.