El bloque de investidura se ha metido en un callejón de casi imposible salida con el nuevo paquete fiscal. Líneas rojas, propuestas irreconciliables y un ambiente de suspicacia. En estos momentos parece muy difícil llegar a la cuadratura del círculo para la votación del próximo jueves en la Comisión de Hacienda del Congreso en un test con la negociación de presupuestos latente en el ambiente.
Además, el paquete fiscal está evidenciando las dos fuertes pulsiones dentro del bloque de investidura: el PNV y Junts presionan para eliminar el impuesto a las energéticas de la mano del PSOE mientras que ERC, EH Bildu, Podemos y el BNG siguen exigiendo que ese gravamen permanezca. Y en mitad del río navega Sumar, que en su acuerdo con los socialistas dejó fuera ese tipo impositivo pero ahora defiende que peleará hasta el final para que se mantenga.
Los socialistas habían ido labrando el acuerdo de cara a la reunión inicial del pasado lunes, pero tuvieron que aplazar la convocatoria de la comisión en el Congreso al próximo jueves al estallar el incendio interno en el bloque. La titular de Hacienda, María Jesús Montero, logró la semana pasada un pacto tanto con el PNV como con Junts con la idea de eliminar el impuesto a las energéticas pero mantener el correspondiente a las entidades financieras. De esta manera se allanaba supuestamente el camino de cara a las votaciones con el paraguas del debate sobre la ley para establecer un impuesto complementario para un mínimo global de imposición de grupos multinacionales.
Dentro de esa ley, el PSOE quiere incluir esta demanda para acabar con el impuesto temporal que se creó sobre las energéticas que llevan tiempo reclamando tanto el PNV como Junts. Estos dos partidos se han convertido de forma discreta en los transmisores principales de las grandes empresas para influir en el Gobierno de coalición. Los nacionalistas vascos mantienen conversaciones permanentes con empresarios y directivos como Josu Jon Imaz (Repsol) y los posconvergentes están también recuperando el antiguo espíritu de CiU de influencia económica, una de las señales que salió del pasado congreso que encumbró a Carles Puigdemot.
"Pase lo que pase, se intentarán sacar los presupuestos"
Pero esa pulsión hacia la derecha del PNV y de Junts se han encontrado con el marmóreo muro de Esquerra, Podemos, Eh Bildu y el BNG. Y son necesarios todos los votos para poder sacar adelante tanto en la Comisión de Hacienda como en el Pleno ese paquete fiscal. Deben ir todos a una, como reconocen en el núcleo duro del socialismo. En público se mantiene cierto optimismo, pero fuentes del Gobierno admiten en privado que es “complicado” lograr ese gran pacto de cara al jueves. “Veremos”, señalan.
En lo que se afana el Gobierno es en desligar lo que suceda en la votación del jueves de los presupuestos generales del Estado. “Pase lo que pase, se intentarán sacar igualmente las cuentas públicas”, remarcan fuentes del Ejecutivo. Montero y los suyos llevan tiempo de manera discreta tratando de avanzar en los presupuestos con varios de los grupos y creen que son dos planos diferentes. Asimismo, en La Moncloa dan máxima importancia a ese proyecto de ley de cuentas especialmente después de la dana.
Las negociaciones de cara a la Comisión de Hacienda se alargarán hasta el último minuto, según reconocen personas involucradas en las conversaciones. Incluso no se descarta, según algunos de los actores implicados, en que se termine por renunciar a las enmiendas y se limite la votación al objeto principal de la ley del impuesto mínimo a las multinacionales. Otra de las posibilidades es volver a aplazar la cita del órgano parlamentario para ganar tiempo si hay visos de un acuerdo.
El enfado es mayúsculo por parte del PNV, que ve peligrar ese pacto con el PSOE, al que da un importante valor político. Aitor Esteban lamentó a lo largo del martes que las propuestas de ERC y de EH Bildu son “imposibles” y alertó de que si se tumba la ley, se va a conseguir lo contrario a lo que propugnan desde el flanco más izquierdo. Los peneuvistas llaman a un “acuerdo mínimo”, pero reprochan a esas formaciones que digan que “por ahí no pasan”.
Para el PNV, el error es que el resto de fuerzas tratan de utilizar esta ley para hacer una reforma fiscal “con una mezcolanza de cuestiones ideológicas”. “Estoy sorprendido porque creía que la política se trata de hacer acuerdos alcanzables. Todo el mundo tiene que ceder en estos momentos”, lanzó Esteban. Los jeltzales tampoco vinculan una votación fallida a que no haya presupuestos, pero sí alertan de que debe cambiar el tono de todos los actores del bloque de investidura y alejan ya ese proyecto a después de las vacaciones de Navidad.
Negociaciones 'in extremis'
Gabriel Rufián (ERC) y Oskar Matute (EH Bildu) se han convertido en las dos caras más visibles frente al acuerdo del PSOE con el PNV y con Junts. Además, el republicano trasladó su malestar con la forma de negociación de los socialistas. Para estos grupos, además, se envía una mala señal con ese acuerdo al electorado progresista en un momento en el que avanza la ultraderecha y en el que exigen medidas de izquierdas a la coalición.
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A pesar del choque, en los dos partidos apelan a negociar para alcanzar un pacto. Fuentes de EH Bildu trasladan: “Vamos a intentar por todas las vías y hasta el último minuto que haya un acuerdo amplio, equilibrado y global viable para todos los grupos, que contemple el mantenimiento de los impuestos a las energéticas y la banca junto a otras propuestas. Los gravámenes a las energéticas y la banca llevan dos años en vigor con buenos resultados, y no hay motivos para retirarlos”. También presiona junto a ellos el BNG para hacerlos permanentes. Lo que sí trasladan estos partidos es que el paquete fiscal y los presupuestos generales “son planos diferentes”. Es decir, “hay que ir por partes”.
Podemos también está en el bloque que presiona al PSOE para deshacer los acuerdos con el PNV y con Junts. La líder morada, Ione Belarra, mantuvo un encuentro en el Congreso con María Jesús Montero. Su propuesta pasa por prorrogar durante seis meses el actual gravamen extraordinario a las energéticas, “de modo que haya más tiempo para negociar un acuerdo definitivo que satisfaga también a los grupos de izquierdas, cuyos votos valen lo mismo que los de PNV y Junts”.
“Dicha prórroga puede incluirse en cualquiera de los reales decretos de ayuda a las personas afectadas por la DANA”, según fuentes de Podemos. Sobre los presupuestos, los de Belarra no se pronuncian porque recuerdan que ni siquiera el PSOE se ha sentado con ellos todavía para negociarlos.
El bloque de investidura se ha metido en un callejón de casi imposible salida con el nuevo paquete fiscal. Líneas rojas, propuestas irreconciliables y un ambiente de suspicacia. En estos momentos parece muy difícil llegar a la cuadratura del círculo para la votación del próximo jueves en la Comisión de Hacienda del Congreso en un test con la negociación de presupuestos latente en el ambiente.