El futuro de Cataluña
Illa ya es president: Cataluña abre nueva etapa mientras Puigdemont reaparece y desaparece
En primera votación y sin ningún contratiempo, más allá de la vuelta —y posterior desaparición—de Carles Puigdemont, el socialista Salvador Illa fue elegido este jueves como president de la Generalitat con 68 votos gracias al apoyo de su formación, los comuns y Esquerra Republicana. El socialista logró su objetivo sin que se tuviera que aplazar el pleno, como muchos temían, aunque la aparición de Puigdemont a primera hora de la mañana parecía indicar lo contrario. El expresident catalán reapareció en Barcelona tras siete años en Bélgica, donde se marchó, al igual que ahora sin ser detectado por las autoridades policiales, para evitar ser juzgado por su participación en la organización del referéndum ilegal del 1-O y la posterior declaración unilateral de independencia.
Puigdemont había prometido estar presente en la investidura de Illa y por ese motivo la policía catalana había blindado el Parlament con la intención de detenerlo en cuanto lo intentara. Previamente, arropado por la plana mayor de su partido, aparecía en un escenario improvisado en el Arco del Triunfo, situado a pocos metros de la Cámara, en el que lanzaba un breve discurso ante sus simpatizantes: "He venido para recordarles que todavía estamos aquí porque no tenemos derecho a renunciar", dijo, presentándose como la víctima de "una durísima represión" que todavía sufre en sus carnes.
Tras finalizar su intervención, el expresident bajó del escenario y desapareció rápidamente, mientras la comitiva de Junts avanzaba hacia el Parlament. En un primer momento se dio por hecho que recorría el mismo camino que sus compañeros de partido, pero cuando tanto los medios como sobre todo los Mossos d'Esquadra comprobaron que no fue así, ya fue demasiado tarde. Le perdieron la pista e iniciaron la 'Operación Jaula' para tratar de encontrarle, pero fue en balde. Sin embargo, su desaparición no alteró los planes en el Parlament aunque su partido sí trató de aplazar la sesión de investidura hasta en dos ocasiones.
Illa promete "una nueva etapa de consenso" que deje atrás el procés
La sesión, pese a la tensión inicial y el intento de Junts de aplazar el pleno, transcurrió con normalidad en un Parlament cuyas intervenciones han pasado de hablar sobre cómo lograr la independencia a hacerlo sobre cómo mejorar los servicios públicos de Cataluña. Ese fue el hilo conductor del discurso de investidura Illa. En apenas cuarenta minutos de intervención íntegramente en catalán, dibujó algunos de sus planes para Cataluña reivindicando la necesidad de "abrir una etapa de consenso" tras los convulsos años del procés. Con la tesis de la desjudicialización de la política presente, demandó que la la ley de amnistía se aplique "íntegramente": "Pido respeto a la esfera de decisión, al poder legislativo y la aplicación ágil, rápida y sin subterfugios de las disposiciones de esta ley", afirmó.
El socialista prometió no "desmontar nada" y reivindicó el legado recibido. "Yo vengo a construir y aprovecharé todo lo que pueda de los gobiernos precedentes", manifestó. En esa línea agradeció al actual president, Pere Aragonès, su trabajo en los últimos años. "Me encuentro un país mejor que el que usted heredó al principio de su mandato", afirmó Illa, en un tono conciliador con los republicanos que mantuvo a lo largo de toda la jornada.
También defendió el acuerdo de financiación singular para Cataluña alcanzado con Esquerra —pese al silencio que ha imperado tanto en su organización como en el seno del Gobierno hasta la fecha—como condición para contar con su apoyo en la investidura. Illa definió el acuerdo como "un paso adelante sustancial y necesario para nuestro autogobierno", al igual que agradeció los esfuerzos de la formación de Jéssica Albiach y destacó las políticas de vivienda acordadas.
ERC y comuns defienden el acuerdo pero ponen condiciones al socialista
Todos los diputados de Esquerra Republicana dieron su 'sí' a Illa ignorando la presión ejercida por Junts, que buscaba un 'verso suelto' que se rebelara contra su organización. El portavoz de ERC en el Parlament, Josep Maria Jové, defendió el acuerdo alcanzado y, en un claro mensaje a Junts, sostuvo que "ningún independentista puede votar en contra" al incluir el concierto catalán.
Aunque las relaciones con su antiguo socio no pasan por su mejor momento, pidió también que el independentismo deje de estar "fragmentado" para que Cataluña "pueda volver a votar en un referéndum". Para el portavoz de Junts, Albert Batet, los republicanos cometen "un error histórico invistiendo a un presidente españolista, sucursalista y poco fiable". "Nos hubiera gustado explorar otras alternativas, nada fáciles, pero ustedes no han querido", le reprochó al president Aragonès, al tiempo que acusaba a su partido de "poner la alfombra roja" a Illa.
La portavoz de los comunes, Jéssica Albiach, también reivindicó el pacto con los socialistas: "Es una oportunidad para que Cataluña pueda avanzar en resolver los retos cotidianos que tiene la ciudadanía", afirmó, e insistió en que el eje de la legislatura y de las políticas del nuevo Govern debe ser el de la vivienda. "En esta legislatura tiene que haber un antes y un después en las políticas de vivienda. Es uno de los factores no solo de desigualdad sino de pobreza", señaló.
Con todo, tanto Jové como Albiach dejaron claro que la legislatura no será fácil. "Nuestro sí es en guardia, es vigilante, tiene muchos noes, muchas preocupaciones”, afirmó el republicano, que también señaló que "los incumplimientos tendrán consecuencias". Por su parte, Albiach subrayó que hay materias en las que están abiertamente en contra como la ampliación del aeropuerto de El Prat. "Haremos una oposición directa y decidida contra la ampliación", prometió.
El PP acusa a Illa de "resucitar" a Puigdemont mientras Vox y Ripoll recurren a su argumentario racista
Illa pide abrir "una etapa de consenso" en Cataluña y que la ley de amnistía se aplique "íntegramente"
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El portavoz del PP catalán, Alejandro Fernández, acusó a los socialistas de decidir "resucitar" a Puigdemont y de ser "los únicos responsables" de lo que calificó como un "humillante esperpento", en referencia a la reaparición de Puigdemont. Además, el conservador recordó a Illa que, con 68 votos en el Parlament, no "se puede siquiera modificar el Estatuto de autonomía".
Por su parte, el portavoz de Vox, Ignacio Garriga, tiró del manual habitual de la extrema derecha en un discurso en el que relacionó inmigración y delincuencia con la migración: “El islamismo es incompatible con occidente. Dicen defender la identidad y las tradiciones de Cataluña, pero importan culturas que no respetan y arrasan con todo. Su lealtad está más hacia la media luna que a nuestra señera”, dijo.
Un discurso en el que encontró como aliada a la diputada de Alianza Catalana, Silvia Orriols, que puso el foco en las "mezquitas abiertas" que amenazan la convivencia pacífica de Cataluña. Desde el primer momento Illa subrayó que desea "extender la mano" a todos los grupos, incluido Junts, la CUP o el PP, pero que mantendrá un veto a aquellos que, en sus palabras, utilizan un "discurso de odio", en referencia a Vox y Alianza Catalana.