Educación
La incidencia en jóvenes, la variante delta y la relajación de medidas amenazan una vuelta al cole (a priori) más sencilla
Las aulas pasaron la prueba de fuego de permanecer abiertas y convivir con el virus con nota en su curso más difícil. Un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destacó que España fue uno de los países que consiguió no perder la presencialidad durante el año pasado. Entonces los objetivos de vacunación estaban lejos y la lucha contra el virus se antojaba muy complicada tras un verano de aumento sostenido de contagios. Ahora, con más de un 70% de la población diana con la pauta completa administrada y con la incidencia en caída, parece que el nuevo curso será coser y cantar. Pero hay dudas. La incidencia en los más jóvenes continúa siendo muy elevada y entre ellos hay muy pocas personas que hayan recibido ya las dos dosis de la vacuna. Eso, sumado al avance imparable de la variante delta y a la relajación de las medidas de protección acordada por los ministerios de Educación y Sanidad y las comunidades autónomas complica una vuelta al cole que, una vez más, será mirada con lupa.
Cuando apenas quedaban semanas para el inicio del curso 2020-2021, las medidas que se aplicarían en los centros escolares todavía no estaban claras. Los planes se fueron aprobando a toda prisa y las escuelas fueron adaptándose para cumplir con ellas como pudieron. La situación caótica preveía un curso difícil, con los colegios como focos de contagio y con la presencialidad como utopía complicada de alcanzar. Pero no fue así. Durante el curso se confinaron algunas aulas, pero la presencialidad, el objetivo fundamental de todas las administraciones, no se perdió. Para continuar así, la ministra de Educación, Pilar Alegría, se reunirá este miércoles 25 de agosto con los consejeros autonómicos del ramo para repasar el protocolo aprobado el pasado mes de mayo que, según recuerdan fuentes de su departamento, es de obligado cumplimiento.
"Todos los estudios e informes hablan de garantizar la presencialidad de todos los estudiantes y esa es nuestra apuesta en todas las etapas", dijo, en declaraciones a la Cadena Ser, el pasado 9 de mayo. Y se apoyó en la experiencia positiva del curso anterior, dando un mensaje de "tranquilidad y seguridad" de cara al mes de septiembre.
El problema es que ese plan aprobado en mayo no es tan positivo. Al menos así lo entienden los sindicatos UGT y CCOO, que critican en conversación con infoLibre que este documento haya relajado unas medidas que se habían demostrado como eficaces. El principal problema, afirman, tiene que ver con las ratios. Todos los responsables educativos acordaron que las aulas volverían a tener los mismos alumnos que en la época prepandemia: hasta 25 en la etapa de Infantil (cinco más que el año pasado) y 30 en Primaria (otros cinco niños más). Concretamente, en el documento consensuado se afirma que "el tamaño máximo de las clases será acorde a las ratios establecidas en la normativa aplicable".
No solo eso. La distancia mínima entre los alumnos de Secundaria se reduce de 1,5 a 1,2 metros, una medida que solicitaron las autonomías.
Ambas medidas tienen el mismo efecto final: no es necesario que las comunidades mantengan el refuerzo en el profesorado que hicieron el año pasado y que, según critican los sindicatos, era insuficiente. "Dijimos que había que contratar por lo menos a 70.000 docentes y se quedó en alrededor de 39.000", lamenta Maribel Loranca, responsable de Enseñanza de FeSP-UGT. En verano cesaron sus contratos y ahora, aunque algunas comunidades como Castilla y León o Andalucía, según informan a infoLibre, contratarán más plantilla, en la práctica esos refuerzos se verán mermados. "Sin ellos, ¿cómo se garantiza la presencialidad en todas las etapas educativas?", se pregunta Loranca. Aun así, recuerdan fuentes del Ministerio de Educación, la recomendación a las autonomías continúa siendo mantener a todos los profesores de refuerzo. Pero se han quedado en eso, en una recomendación.
Además de estas medidas, las administraciones decretaron que tanto en Infantil como en Primaria seguirán funcionando los grupos burbuja grupos burbujao grupos de convivencia estable para que los alumnos de unas aulas no se junten con los de otras. Por su parte, las mascarillas continuarán siendo obligatorias para profesores y alumnos, se mantendrá la ventilación de las aulas y las entradas y salidas seguirán haciéndose de manera escalonada para evitar aglomeraciones.
"Hicimos las cosas bien. Retroceder no parece una buena apuesta"
Pero esas son las únicas medidas que se mantendrán. Las más importantes, según los sindicatos, que son las medidas de distanciamiento social que obligan a bajar las ratios, complicarán la vuelta. Sobre todo, dicen, porque las escuelas están actuando como si la pandemia hubiera acabado, y nada más lejos de la realidad. "Es verdad que la evolución de la pandemia es positiva y que se está vacunando ya a los más jóvenes, pero vamos a tener que ver el impacto del verano en la pandemia. Si ya las ratios nos parecen elevadas sin ella, pues ahora más", critica Loranca, que incide también en la necesidad de que los alumnos más desfavorecidos recuperen lo perdido durante los dos cursos más difíciles que se recuerdan.
Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, tampoco es optimista. Recuerda que esta quinta ola está teniendo como diana principal a los jóvenes, así que se muestra preocupado por cómo podría afectar eso a la escuela con medidas más laxas que hace un año. Por eso le gustaría que las autoridades fueran más prudentes. "La vuelta al curso va a estar marcada por la evolución de la pandemia, que ahora se está cebando con los adolescentes. Eso aconseja prudencia, pero lo que se aprobó en mayo fue flexibilizar el escenario para que pueda haber una vuelta al cole normal", critica. Y pide volver al escenario de hace un año: "Hicimos las cosas bien y eso nos hizo ser un país donde la educación no estuvo confinada. Retroceder sobre lo que nos permitió eso no parece una buena apuesta", insiste.
La variante delta y una vacunación a bajo ritmo
Para el exdirector de acción sanitaria en situaciones de crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Daniel López-Acuña, la flexibilización de las medidas de seguridad de cara a la vuelta al cole tampoco es un acierto. Influyen, según explica, tres motivos: la alta incidencia en los más jóvenes —como apunta también García—, el escaso porcentaje de vacunación de este grupo de edad y la variante delta, ya disparada en España.
"La incidencia en estos momentos en los jóvenes de entre 12 y 19 años es elevadísima, mucho más que hace un año. Yo creo que esto es más que suficiente para no flexibilizar las medidas de la vuelta al cole, sino mantener las mismas o, incluso, considerar algunas adicionales", dice. Según el informe publicado este jueves por el Ministerio de Sanidad —el último antes de cerrar esta información—, la incidencia a 14 días en este grupo de población era de 762,29 casos por cada 100.000 habitantes, una cifra muy alejada de los 368,55 del grupo entre 30 y 39 años o de los 273,11 de los comprendidos entre 40 y 49.
Por otro lado, y también según las cifras publicadas por el departamento de Carolina Darias este jueves, tan solo un 10,6% de las personas entre 12 y 19 años han recibido la pauta completa de vacunación. En términos absolutos, se trata de 411.284 personas. "Es decir, regresa un grupo con alta incidencia y desprotegido. Es verdad que la vacunación se ha ralentizado en agosto por las vacaciones, pero es necesario que se recupere el buen ritmo y que no se deje caer la curva de inmunización", dice López-Acuña.
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Por eso propone, por ejemplo, realizar "cribados focalizados" de los estudiantes y convertir los centros escolares en centros de vacunación, "de modo que septiembre acabe con el 100% de los más pequeños vacunados". También porque la variante delta, "más contagiosa y severa", acecha.
Y porque los efectos de que las escuelas se conviertan en focos de contagio también podrían traspasar sus puertas. "Todavía hay un sector importante de la población entre 20 y 29 años sin vacunar y también hay personas más mayores sin la pauta completa administrada. Una explosión de contagios ligada a la vuelta al cole puede afectarles y provocar una sexta ola iniciada en las escuelas con los jóvenes como vectores", advierte, aunque destaca que la peor de las consecuencias sería, como dicen los sindicatos y el Ministerio, perder la tan ansiada presencialidad.