Movimientos sociales

Las otras 'ingobernables': los espacios autogestionados surgidos con el espíritu del 15M

Patio del antiguo palacio donde se encuentra La Invisible (Málaga).

Estela Bango

Tras el 15 de marzo de 2011, el movimiento social emplazado en Sol (Madrid) se fue trasladando del centro a la periferia. Algunas actividades se desplazaron de las instituciones a las calles, dando lugar a formas de política no convencionales: entre ellas los espacios autogestionados que desempeñan funciones sociales, culturales y políticas participativas. Muchos de estos espacios se encuentran en riesgo de desalojo, como el simbólico espacio madrileño situado junto al Paseo del Prado, La Ingobernable, que el pasado 29 de agosto recibió la notificación de desalojo por parte del Ayuntamiento que dirige José Luis Martínez-Almeida.

Aunque este tipo de movimientos surgieron en la década de los 80 y en algunos lugares ha permanecido esa "cultura" prácticamente intacta hasta nuestros días, durante los 90 y primeros 2000 sufrieron una decadencia pero, con el resurgir de las luchas sociales con el espíritu del 15M se han rescatado estos movimientos ciudadanos.

El EKO de Carabanchel: un espacio que "construye barrio"

"No solamente en el centro pueden existir centros sociales de referencia. En los barrios son necesarios. En economías más limitadas comprarse un abono para ir y venir del centro para cualquier curso o taller es complicado. ¿Por qué no tenerlo al lado de tu casa? En tu barrio. Nosotros usamos mucho el término barrionalismo, potenciar el barrio para no depender del centro", afirma uno de los portavoces del EKO.

En el espacio sociocultural liberado autogestionado EKO del barrio madrileño de Carabanchel se desarrollan diversas actividades como teatro, música, tai chí, clases de apoyo escolar… Forman parte dos grupos de consumo, la Asamblea Libertaria de Aluche y Carabanchel, 15M, el Grupo de Vivienda de Carabanchel, Horda Feminista o el Grupo de autodefensa laboral (ADELA), entre otros. Llegando a sumar hasta 15 grupos de distinta índole, repercusión, fines y temáticas.

Todas estas actividades, políticas, sociales y culturales, responden a un mismo fin. mejorar el barrio. Estos grupos no son estancos, sino que colaboran entre ellos. "La colaboración entre grupos es esencial y es el espíritu de un espacio social cultural okupado como este –afirma un miembro del espacio–, la intención es coordinarnos en el trabajo, cuando hay que apoyar una iniciativa en el barrio sea social, política o cultural estamos comunicados". "Lo importante es que se comparta, se divulgue y se actúe", destacan desde el EKO.

"Nace a partir del 15M –nos cuentan desde el espacio–, en verano el movimiento se desplaza de Sol a las plazas de los pueblos y los barrios. Se crean comisiones y se alarga hasta invierno. Llega el frío y la lluvia a un barrio donde hay infinidad de edificios cerrados y especulando con ellos. Viendo que existe la necesidad de seguir reuniéndose se decide abrir este espacio".

La okupación del antiguo economato de la calle Ánade 10 tiene lugar a finales de 2011. Tras rehabilitarlo, ya que llevaba abandonado 14 años, abrió sus puertas a principios de 2012. "Una de las cuestiones esenciales es que esto era para el barrio", subrayan desde el EKO.

Los gastos de luz y de agua no son un problema ya para este espacio. Este mismo año mediante un crowdfunding bajo el lema #LuzparaelEKO reunieron 15.400 euros para la instalación de paneles de energía solar fotovoltaica. En cuanto al agua se abastecen mediante el agua de lluvia, ya que disponen de seis depósitos de 1.000 litros, que aunque no es potable, para las labores de limpieza y los baños es suficiente. Como nos recuerda uno de los integrantes del EKO: "Como es un centro social, no es un espacio okupado donde vive gente, la demanda de agua y energía no es abismal". Esto hace que este inmueble se abastezca "al cien por cien con energía renovable e independiente del oligopolio".

 

Aunque desde EKO reconocen que principalmente se centran en las acciones de Carabanchel, también colaboran con otras de carácter global. Como por ejemplo las marchas del 15M con la columna que llegaba desde Extremadura, iniciativas como la de 'Alfon libertad' o con los refugiados "se han hecho multitud de cosas. Desde conciertos para recaudar fondos o utilizar el EKO como almacén para recoger alimentos y víveres para mandar a campos de refugiados en Grecia".

Carabanchel, como la mayoría de barrios, tienen una situación muy específica que estos espacios pueden solventar con gran eficacia y es la falta de espacios culturales. Lugares donde compartir conocimientos, desarrollar talentos, aprender nuevas facultades… "Aparte de la lucha política desempeñamos una función en el barrio", afirma un portavoz del espacio.

La zona sur de Madrid, en la que está emplazada Carabanchel, es la más perjudicada por los desahucios. De manera que trabajan para detener esos desalojos desde la gestión previa y el asesoramiento, hasta acciones de calle. "Gracias al grupo de vivienda todos los jueves a las 19.00 horas se exponen los casos y se analizan de forma individual o conjunta", explica uno de los miembros del EKO.

La Invisible: el palacio sui generissui generis

Este antiguo palacio de más de 2.000 metros cuadrados situado en el centro de Málaga de titularidad municipal se okupó en marzo de 2007. "Era un momento en el que el centro de Málaga estaba abandonado. Sin espacios culturales y unos niveles de desigualdad social importantes. Apostamos por otro tipo de ciudad, una ciudad no mercantilizada", declara uno de los miembros del centro. Los colectivos que tomaron este espacio partían desde diferentes ámbitos, desde la militancia política hasta el ámbito cultural o universitario, pero todos con un objetivo común: reivindicarlo para la ciudadanía.

Tras el primer intento de desalojo en 2009 que no pudo llevarse a cabo por el movimiento ciudadano, se abrió un proceso de negociación con el Ayuntamiento de Málaga, presidido por Francisco de la Torre (PP), la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la Diputación de Málaga. Este proceso finaliza con la firma de un protocolo de intenciones en 2011, si se cumplían una serie de condiciones se haría efectiva la cesión de forma revisable.

"Aunque se cumplieron todos los requisitos por parte de La Invisible, el Ayuntamiento se negó a firmar la cesión −declaran desde el espacio−, así que ahora nos encontramos en una especie de limbo, en una cesión en precario". Al existir una firmas previas no se puede actuar tal y como si estuviera okupado, pero tampoco tiene la legalidad de una cesión.

En 2014, tuvo lugar otro intento de desalojo que volvió a paralizarse gracias a las manifestaciones. Esto conllevó otro avance más en las negociaciones. "El Ayuntamiento vuelve a la mesa de negociación cuando ve respuesta ciudadana y cuando el ambiente está tranquilo intenta desalojar", afirma un miembro de La Invisible.

El último intento de desalojo tuvo lugar en julio de 2018, pero la aglomeración de más de un millar de manifestantes que terminó con la lectura de un manifiesto frente al Ayuntamiento consiguió paralizar de nuevo la expulsión. "Con la entrada de Ciudadanos, se inició un proceso mucho más duro por parte del Ayuntamiento", declara uno de los miembros, aunque reconoce que desde la última manifestación "no se han pronunciado".

Dentro de La Invisible hay multitud de grupos como la PAH, asambleas feministas, Extinction Rebellion, pensionistas, Sindicato de Inquilinos, Fridays for Future… Pero lo que más destaca de este espacio es la cultura. Dentro de sus actividades, además de las comunes de estos espacios (danza, taller de lectura, teatro…), destaca el circo, contando con un Premio Nacional de Circo entre sus miembros.

"Tenemos un proyecto de economía social, cultura libre y de radicalidad democrática que es sostenible", afirman desde La Invisible.

Muchos son los personajes reconocidos del ámbito de la cultura que han pasado y defienden este espacio situado en Calle Nosquera 9 y 11. Entre ellos, la escritora Chantal Maillard (Premio Nacional de Poesía 2004), los actores Salva Reina y Dani Rovira o el músico asturiano Nacho Vegas.

 

Málaga no se vende y #LaInviSeQueda ✊@LaCasaInvisible pic.twitter.com/X6B6oCfQT8

— Nacho Vegas (@NachoVegasTwit) 19 de julio de 2018

Desde este longevo espacio intentan romper la barrera de la okupación y, aunque si está marcado políticamente, huyen del identitarismo. "La Invisible es un laboratorio de experimentación, es otra forma de relacionarse que se convierte en un modo de vida", declaran desde el espacio.

Txantxarreka Gaztetxea: un espacio alternativo de ocio y lucha social

Los espacios autogestionados en Euskadi tienen una larga tradición y una mayor influencia en los jóvenes vascos en comparación con otros territorios. Por este motivo suelen tener una mejor acogida por las Administraciones públicas y la ciudadanía.

 

Fachada del gaztetxe situado en el barrio del Antiguo (Donostia)

Txantxarreka Gaztetxea es un espacio ubicado en el barrio del Antiguo en Donostia, de propiedad municipal. Tras un tiempo desocupado un grupo de jóvenes del barrio hicieron una petición formal al Ayuntamiento para darle un uso de carácter social.

Este proyecto nace como una herramienta al servicio del barrio, por lo que la recepción en el Antiguo ha sido siempre positiva, incluso entre quienes no participan activamente. "El barrio ha ayudado cada vez que se les ha necesitado: en movilizaciones, en colectas de alimentos, ropa y dinero, prestándonos infraestructuras...", afirman desde el gaztetxe.

A pesar de esta favorable recepción y sin ninguna amenaza explícita de desalojo, desde este espacio cuentan que "hay gente en el ayuntamiento que cuenta los días para que nos vayamos de aquí. Ofrecemos un espacio alternativo de ocio y de lucha social que, por supuesto, se contrapone al modelo de ciudad capitalista turística que se promueve desde otros entornos, políticos y privados".

En septiembre de 2017, varios padres y madres del Antiguo denunciaron que la ikastola del barrio no abriría sus puertas el día que estaba previsto. El Ayuntamiento no les ofreció ninguna alternativa de guardería. Txantxarreka decidió colaborar y se organizaron para acoger a más de 100 niños de primaria e infantil mientras el colegio permaneciese cerrado. "En resumidas cuentas, hicimos todo tipo de actividades con los pequeños, que se lo pasaron en grande y sus padres y madres pudieron salir del apuro. Aquel fue un gran ejemplo de la importancia de crear una comunidad en torno al barrio, la cual sirva para que podamos ayudarnos los unos a los otros sin depender de terceros".

Otro caso destacable es el del verano de 2018, cuando cientos de migrantes provenientes de África comenzaron a llegar a Euskadi. La llegada de gente a partir de junio fue continua. "Las instituciones vascas y el ayuntamiento de Donostia, en particular, no tuvieron la más mínima intención de asumir sus responsabilidades y garantizar una acogida digna a estas personas –nos cuentan desde el gaztetxe– en agosto la Harrera Sarea (red de acogida) de Donostia se puso en contacto con nosotras para ver si estábamos dispuestas a acoger a personas migrantes que estuvieran en situación de calle". Txantxarreka aceptó y acogió a veinte personas. A partir de ese momento se construyó una comunidad en torno al gaztetxe y han tenido oportunidad de integrarse, conocer gente, aprender euskera y castellano, regular su situación y buscar trabajo.

CSC Luis Buñuel: el instituto de "democracia profunda"

Este antiguo Instituto de Educación Secundaria ubicado en la Plaza Santo Domingo de Zaragoza se reconvirtió en el Centro Social Comunitario Luis Buñuel a raíz de las acampadas y las asambleas del 15M. Con la llegada de esta movilización ciudadana se gesta una asamblea que pretende dar acogida a las necesidades del barrio de San Pablo. "Al principio se hizo un diagnóstico de barrio participativo. Una de ellas fue la necesidad de un centro cívico o un espacio de encuentros vecinales que no existían en el casco histórico", afirma una portavoz del espacio.

Actividades en el patio del centro social Luis Buñuel

Así nace el proyecto Dale vida al Luis Buñuel,que será el germen de este centro social zaragozano. "A raíz de que la acogida en el barrio fue positiva y que participaban diferentes personas en estos foros fue cuando nos decidimos a presentar un proyecto a la Administración", recuerda una de las colaboradoras del Luis Buñuel.

Aunque ahora mismo se encuentra cedido durante cinco años por el Ayuntamiento de Zaragoza a los miembros del Luis Buñuel, esto no fue así en un principio, hasta el verano pasado se encontraban en una situación de alegalidad. Cuando se presentó el proyecto de cesión al Ayuntamiento de Zaragoza liderado por el PSOE "la relación fue positiva, pero no fácil –admiten desde el espacio–. Aunque la acogida fue buena, fue más de palabra que de acto". Actualmente, la situación es diferente. El Ayuntamiento ahora está a cargo del Partido Popular y, como confirman desde el centro social, "no hemos conseguido reunirnos con ellos. La relación con la administración es nula". Se encuentran en un momento de incertidumbre, ya que el acuerdo de cesión está denunciado.

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En el Centro Social Luis Buñuel se encuentran colectivos como la PAH, asesoramiento socio-jurídico, artistas en acción solidaria, trabajadoras del hogar, sindicato de inquilinos, trabajadores en lucha… Y se realizan actividades de toda índole: teatro para mujeres, arte como herramienta de transformación política, propuestas recibidas por las vecinas del barrio como sevillanas o gimnasia para mayores. "Es un espacio al servicio de la gente", afirman desde el Buñuel.

Una particularidad de este centro social zaragozano es su comisión de cuidados, que trata de buscar las necesidades que tiene el barrio del Gancho para ntentar subsanarlas y "poner en valor las labores que sostienen el barrio y están invisibilizadas", subraya una de las portavoces del espacio.

La importancia de este tipo de espacios ya sea en Zaragoza, Málaga, Donostia, Madrid… radica en hacer comunidad, crear sujeto político. La participación ciudadana es la base de todos ellos. Estas comunidades ofrecen la posibilidad de colaborar en política activamente. Como afirman desde el Luis Buñuel: "La política no solo es a lo grande, también es la política de barrio".

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