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Galicia

La Justicia descabeza a los socialistas gallegos a unos meses de las elecciones

José Ramón Gómez Besteiro, tras renunciar a las primarias para elegir al candidato socialista a la Presidencia de la Xunta.

Los problemas judiciales de José Ramón Gómez Besteiro no sólo han puesto punto final a su sueño de convertirse en el candidato de los socialistas gallegos a la Presidencia de la Xunta sino que también han descabezado el liderazgo del partido en pleno año electoral.

Desde que la jueza Pilar de Lara le imputó la comisión de cuatro graves delitos de corrupción relacionados con su etapa de concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Lugo, Besteiro ha intentado en varias ocasiones liberarse de esa losa intentando conseguir un escaño en el Senado que le permitiese forzar un cambio de juzgado haciendo valer el aforamiento del que se benefician los políticos con asiento en la Cámara alta.

No sólo no lo consiguió sino que su inclusión como investigado (lo que antes se conocía como imputado) en otro sumario, el derivado de la Operación Pulpo que instruye la misma jueza, ha terminado con su sueño de convertirse en el cabeza de cartel del Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE) en la batalla electoral que se avecina en Galicia y que, según todas las encuestas, va a ser una de las más abiertas de la última década.

Hace sólo una semana que los socialistas gallegos decidieron en su comité nacional (el equivalente del comité federal del PSOE) aplazar las elecciones primarias que deben nombrar a su candidato en las elecciones, en el enésimo intento de Besteiro de ganar tiempo a la espera de que se aclarase su negro panorama judicial. Así que ahora el PSdeG debe reiniciar el proceso sin ningún aspirante claro y teniendo que conducirlo con un timonel que acumula imputaciones por hasta diez delitos de corrupción (cuatro por el caso Garañón y seis por la Operación Pulpo). Y debe hacerlo, además, en uno de sus momentos de mayor debilidad histórica, pocos meses después de verse superado por el tsunami de las mareas, primero en las municipales y después en las elecciones generales del 20 de diciembre.

Así que, a partir de este domingo, y a falta de otros referentes, todas las miradas se dirigirán al dirigente socialista gallego de mayor rango: el alcalde de Vigo y presidente de la Federación de Municipios, Abel Caballero, a la sazón uno de los políticos del PSdeG en activo más veteranos. Caballero consiguió en las últimas elecciones municipales una sólida mayoría absoluta, una rareza no sólo para el PSOE en pleno retroceso del bipartidismo.

Si Caballero se decidiese a dar el paso, posibilidad que muchos en el partido descartan, sería la segunda vez que intentase convertirse en presidente de Galicia. Y la primera no salió bien: en 1997 el PSOE gallego obtuvo uno de sus peores resultados electorales en Galicia, hasta el punto de que se vio superado por el BNG de Xosé Manuel Beiras.

De Abel Caballero a José Blanco

Otro dirigente al que muchos mirarán a partir de este momento es el ex ministro y actual eurodiputado José Blanco, que mantiene una gran influencia en muchas agrupaciones del PSdeG. Hace una semana Blanco descartó tajantemente cualquier posibilidad de presentarse a las primarias para elegir candidato a la Presidencia de la Xunta. Claro que eso fue antes de que Gómez Besteiro se viese obligado a renunciar. Las circunstancias han cambiado radialmente.

De lo que no hay duda es de que, pase lo que pase en el PSdeG en los próximos meses, tanto Caballero como Blanco tendrán mucho que decir sobre la identidad del candidato socialista a la Presidencia de la Xunta.

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Una dificultad añadida es que quien se convierta en candidato deberá además convivir, al menos durante un tiempo, con Gómez Besteiro en la secretaría general, lo que añade un plus de complicación a todo el procedimiento de elaboración del programa, confección de las listas y, en última instancia la negociacion de pactos si, después de las elecciones, el PP no tiene mayoría absioluta y el PSOE debe ponerse de acuerdo con En Marea (y con el BNG) para formar gobierno.

Claro que la situación sería igualmente complicada si Gómez Besteiro tirase también la toalla en el partido y dimitiese como secretario general. En ese supuesto, el PSdeG debería convocar inmediatamente un congreso extraordinario muy difícil de gestionar de forma pacífica a menos de seis meses de las elecciones.

El único consuelo que le queda al PSOE gallego es que sus rivales tampoco tienen candidato. Alberto Núñez Feijóo sigue sin aclarar sus intenciones, pendiente como está de lo que ocurra en el PP nacional, y En Marea ni siquera ha despejado la duda de si reeditará la coalición. Sólo el BNG, que lucha por su supervivencia en plena transformación del escenario político, parece tener resuelta esa decisión; su candidata será, casi con toda seguridad, su recién elegida portavoz nacional, Ana Pontón.

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