Pactos políticos
Malestar en el PSOE por el pacto y su puesta en escena
La foto de Alfredo Pérez Rubalcaba con Mariano Rajoy no gusta a todo el PSOE. Como tampoco ha satisfecho a todo el PSOE la firma del pacto europeo con el PP, y menos aún la forma, la "escenificación", sin la compañía de más grupos parlamentarios. El malestar por cómo se ha gestionado el acuerdo bilateral está recorriendo el partido en los últimos días, y la desazón se hizo aún más patente ayer, con la entrevista en la Moncloa.
La semana pasada, a juicio de varios dirigentes socialistas consultados por infoLibre –diputados, barones territoriales e importantes cuadros orgánicos–, concluyó con el principal pecado: que Rajoy y Rubalcaba rubricaran por teléfono su pacto, invitaran al resto de grupos y estos se descolgaran horas antes de la reunión programada con ellos. El remate de aquel jueves de desconcierto en el Congreso, de idas y venidas, fue el registro de la proposición no de ley en la Cámara por los portavoces de los dos grandes partidos, Soraya Rodríguez y Alfonso Alonso. La moción busca defender una posición común ante el Consejo Europeo del 27 y 28 de junio, y comprendía ocho puntos de redacción muy genérica. Sintéticamente, PP y PSOE piden a la UE que garantice los progresos hacia la unión bancaria, que agilice la puesta en marcha del plan de empleo juvenil y que apruebe medidas de impulso a la economía real –en especial una línea de crédito para pymes del Banco Europeo de Inversiones (BEI)–.
Rubalcaba y el resto de la dirección federal han defendido que con el pacto se defienden los "intereses de España", que lo importante es aprovechar el giro dado por la UE dejando atrás la austeridad a ultranza. Con el acuerdo, dijo ayer mismo el secretario general, tras su reunión de dos horas y media con Rajoy, "gana España y gana el conjunto de los ciudadanos españoles", porque ofrece más fiabilidad, crédito y confianza en el país. "Lo que el PSOE defiende en Europa coincide cabalmente con lo que España necesita", abundó, alegando que su partido siempre ha entendido la política europea como una cuestión de Estado.
"Nadie me ha cuestionado la oportunidad del acuerdo". Rubalcaba intentaba aplacar así el runrún de los últimos días. Públicamente, recordaban en su equipo, sólo se quejaron el martes, en la reunión del Grupo Socialista, los diputados José María Barreda y Odón Elorza. Y no lo hicieron ante la prensa, añadían. Tampoco se oyeron quejas en la ejecutiva federal, el día anterior. Cierto. Pero en distintos rincones del partido, siempre en privado, y siempre pidiendo confidencialidad, se podía testar el malestar interno, según pudo constatar este periódico.
El episodio de Madina
La inquietud asomó ayer en las cámaras de televisión. Captaron una conversación en el patio del Congreso entre Eduardo Madina –uno de los dirigentes que no se descarta para la sucesión de Rubalcaba– y sus jefas directas, Elena Valenciano y Soraya Rodríguez. Cerraba el círculo la exministra Trinidad Jiménez. El diputado vasco negó airado ante ellas una información de Vozpópuli del pasado lunes, que lo pintaba como cabecilla del sector crítico con el pacto europeo y aseguraba que si discrepara, lo contaría en la ejecutiva federal, a la que pertenece. Todas las fuentes consultadas confirmaron que Madina no "lidera" ningún grupo y que está comportándose con "total lealtad" con la dirección. Desde su entorno apuntaron que lo que hay que poner en valor es la "rectificación" de Rajoy y trabajar para que la semana próxima, cuando la moción se discuta en el pleno de la Cámara, se sumen más grupos, especialmente CiU y PNV.
Las mayores críticas internas se dirigen, sobre todo, a las formas, máxime cuando la sensibilidad en la calle contra los dos grandes partidos está a flor de piel. "Es verdad que ha habido un déficit de información, que no se ha explicado bien el pacto, y hay que explicarlo y defenderlo", sentenciaba anoche un barón territorial de una federación con mucho peso orgánico. Este responsable se manifestaba, como otros, a favor del fondo: "Ha habido un cambio de posición del PP, y Rajoy se ha ido acercando a lo que nosotros decíamos hace meses sobre la importancia de relajar la reducción del déficit, el introducir medidas de estímulo... Nosotros no podemos estar en el frente del no siempre, a la contra de todono . Es más fácil decir que no, pero esa es la diferencia entre un partido de Gobierno y uno de oposición. No podemos caer en la demagogia de IU. Además, los ciudadanos piden pactos, entendimientos". La queja también viene por la soledad, por la sensación de que habría sido "mejor" haber cerrado el pacto con más grupos.
Otro alto cargo interno, en este caso de la influyente federación andaluza, y muy próximo al presidente José Antonio Griñán, se mostraba asimismo favorable al acuerdo, porque las circunstancias mandan, porque hace falta "echar una mano al país". "Pero tenemos que ser capaces de explicarlo, y no se está haciendo. Hay que reprochar a Alfredo las prisas, la rapidez con la que se remató todo. Se podía haber representado mejor. Haber intentado sumar a los demás partidos o haber puesto más énfasis en que los demás no firman porque no quieren". A su vez, esta fuente consideraba que la foto Rubalcaba-Rajoy "no hacía falta", porque el acuerdo estaba sellado y la entrevista en la Moncloa sólo servía para ahondar en la "imagen de soledad" de las dos grandes fuerzas. "Es la foto de la desafección, la de los dos líderes que generan más desafecto de toda la historia de la democracia. Los dos representan el 100% de la desafección. ¡Qué poca vista!", opinaba un cargo de la federación gallega.
Rubalcaba, durante su comparecencia en la Moncloa, mostró de nuevo su voluntad de que se sumen "cuantos más grupos, mejor" y se dijo "bien dispuesto" a aceptar las propuestas de otras formaciones. "Tratamos de unir fuerzas para que España gane en el Consejo Europeo". De hecho, en la dirección del Grupo Socialista se ve "factible" que CiU y PNV apoyen la moción. Ambos partidos presentarán enmiendas conjuntas, según anunciaron ayer.
Preocupación por si los pactos se repiten
Otros dirigentes sí se manifiestan más contrarios con el fondo, y no ven tal "rectificación" en el presidente del Gobierno. "Yo creo que la escenificación no la entiende nadie, el quererlo hacer de forma bilateral. Todos podemos entender que el PSOE, que es un partido de Estado, pueda hacer pactos, pero el momento ahora es distinto, el país es distinto. Y el PP es el partido que está recortando todo. Cuestionamos todo el tiempo a la derecha europea y pactamos con el partido que está más a la derecha de la derecha europea. Eso hay que explicarlo mucho y no se ha hecho. Por eso todo el mundo está en estado de shock", indicaba una diputada. Otra parlamentaria, que ocupa también silla en la dirección del Partido Socialista de Madrid (PSM), coincidía en señalar el "malestar por la foto en la Moncloa" y por el pacto a dos, pero diluía la importancia del acuerdo: "Es realmente una estupidez, porque no valdrá para nada y no tiene casi contenido". Aunque advertía: "El mosqueo está con que la cosa continúe, con que haya más pactos. Ahí la brecha sí se agrandaría".
Desde el sector más próximo a Carme Chacón, rival de Rubalcaba en el congreso de Sevilla de 2012, el grado de crítica es aún mayor: "El PP es un socio poco recomendable. Y no ha rectificado. Encima ahora se quiere coger el brazo, empezar a hablar de pensiones, de reforma de la Administración. Luego decimos que queremos aislar al PP. Pero esa imagen de los dos pulveriza el resto de mensajes que lancemos. Es que el pacto por el pacto no vale. ¿Con quién pactamos? ¿Qué otros no pactan? ¿Qué situación tiene el Gobierno? Este Ejecutivo tiene mayoría absoluta y a Europa, a Angela Merkel, poco le importa que Rajoy vaya con más diputados a presionar".
Otra parlamentaria en el Congreso negaba que faltasen explicaciones: "Quien diga que no las ha habido, miente. No ha habido impedimento para pedirlas, y se han dado". Desde otra federación, la extremeña, un hombre muy cercano al secretario general, Guillermo Fernández Vara, se apuntaba a esa tesis: "Sí se ha explicado que estamos defendiendo una posición de país. Si fuera para hablar de recortes en sanidad, nos correrían a gorrazos, pero en este punto, sobre Europa, es natural".
"Estamos haciendo un servicio a los españoles"
¿Por qué Rubalcaba ha decidido rubricar el acuerdo, incluso sin lograr la adhesión de otros grupos (por el momento)? El líder de los socialistas ha puesto en estos días el ejemplo del Madrid y el Barcelona, que compiten todos los días pero sus jugadores, cuando toca ponerse la camiseta de la selección, reman juntos a favor de España. "No regalamos nada al Gobierno, estamos haciendo un servicio a los españoles", dijo ayer en Cuatro. Un "esfuerzo de responsabilidad".
"Lo cierto es que a Alfredo los pactos le gustan, los disfruta, es lo que ha defendido toda su vida. Procede de una tradición pactista grande, de la Transición. Pero hoy la militancia y la gente no lo entiende", sentenciaban desde Andalucía. "Tiene una mentalidad que no se corresponde con la del momento de hoy", indicaba un diputado, desde una posición distinta a la de Griñán. Un barón territorial, que también se declaraba perplejo por la rúbrica del pacto, lo interpretaba como el oxígeno que Rubalcaba necesitaba para ganar "proyección" en el establishment europeo.
Preocupa asimismo el día después. Qué pasará con el Consejo Europeo. Algunos dirigentes recordaban que los pactos, si salen bien, los suele capitalizar el Gobierno, y si salen mal, los que suscriben pagan la ronda. Otros apuntaban que esa regla no siempre se da, pero que en cualquier caso "los pactos siempre suponen riesgos". "El desastre no nos va bien a los dos grandes en términos electorales. Y nos va bien si se ve que salimos de esta", analizaba un barón con cierto optimismo.
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El recuerdo del Pacto Antiterrorista de 2000
De la regla, en efecto, se escapa el Pacto Antiterrorista que el PSOE propuso en la segunda legislatura de José María Aznar, y que pudo rentabilizar más que el Gobierno. "Pero aquello era otra época, otra materia, otro momento, otro país", terciaba el cargo gallego citado. "Al PP no le resta pactar con nosotros. A nosotros sí, porque está la sensación extendida de que somos lo mismo que el PP. Y las hemos hecho muy gordas, como cambiar la Constitución por la puerta de atrás".
Los que defienden las tesis de la dirección federal piden a sus compañeros abandonar las lecturas "tacticistas". Reclaman altura de miras, pensar "en el país" y no tanto en intereses electorales. "Se trata de hacer fuerza por todos los mecanismos posibles para que Europa cambie. Se trata de hacer política, no de atender a la efectividad electoral. Además, no estamos rebajando la línea de oposición ni tragando con los recortes". "El que no arriesgue, que no se dedique a esto. Y ahora hay que correr el riesgo por los ciudadanos", remachaba un responsable extremeño.