Dependencia
El número de mayores dependientes se duplicará hasta llegar a 1,6 millones
El Gobierno prevé que, en las próximas tres décadas, el número de personas mayores de 65 años beneficiarias de ayudas a la dependencia en España podría duplicarse, pasando de las 806.963 actuales a más de 1.600.000 en 2050, según informa Europa Press.
Así lo pone de manifiesto el documento España 2050 presentado este jueves 20 de mayo por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que cree que el escenario más plausible de gasto en cuidados para mitad de siglo estará entre el 2,2% y el 3% del PIB.
De este modo, cree que el sistema de cuidados cambiará "drásticamente en las próximas décadas". En este sentido, señala que la pandemia del coronavirus ha puesto en evidencia la "enorme importancia" de los cuidados y el "margen de mejora" que presenta el modelo de atención en residencias.
"Lo más probable es que las residencias se transformen, evolucionando del modelo "institucional" actual a un modelo "hogar". En paralelo, emergerán nuevas opciones, como las fórmulas de autocuidado basadas en innovaciones tecnológicas (telemedicina, apps, supervisión por Internet, adaptaciones domóticas), la cohabitación con apoyo intergeneracional entre miembros que no sean de la familia, el denominado senior cohousing en sus múltiples formas (viviendas colaborativas, cooperativas, colectivas), o los bancos de tiempo o voluntariado de acompañamiento orientados a evitar la soledad no deseada y fomentar la participación de estas personas en la sociedad", prevé.
El Ejecutivo entiende que el "reto notable" del incremento de cuidados es también una "oportunidad magnífica" para la creación de empresas y empleo, cuyo ámbito podría extenderse "incluso más allá del de la población nacional". "Nuestro país podría convertirse en un referente europeo y mundial en la prestación de servicios a personas
mayores y generar en torno a ella una actividad económica notable", asegura.
2,5% del PIB de gasto en 2050
Por ello, entre los objetivos del plan recoge ampliar la cobertura y mejorar la calidad del sistema de cuidados de larga duración, elevando su financiación hasta cotas próximas al 2,5% del PIB en 2050, y prestando especial atención a su coordinación con el sistema sanitario, así como reducir el tiempo de espera que existe entre el reconocimiento de la situación de dependencia en el marco del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia y la concesión de las prestaciones.
Por ello, plantea avanzar hacia una mayor profesionalización y calidad de los CLD, con una Estrategia Nacional de Formación en materia de CLD; el incremento del peso de las prestaciones en especie (centros de día, centros de noche, teleasistencia, servicio de ayuda a domicilio, centros residenciales), y un acuerdo para establecer un porcentaje mínimo de las prestaciones totales destinadas a servicios de promoción de la autonomía.
Asimismo, considera que habrá que establecer condiciones claras para acceder a prestaciones económicas asociadas al cuidado en el hogar (presupuestos, inspección de la atención), y priorizar los servicios en especie.
Igualmente, plantea eliminar barreras de acceso a los servicios de CLD, a través del establecimiento de plazos máximos explícitos para la evaluación y prestación del servicio requerido, y la transmisión a la ciudadanía de información que les permita elegir el proveedor de cuidados, en función de la calidad asistencial, los servicios ofrecidos y el precio.
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A la vez, propone una mejora de la coordinación entre el Sistema Nacional de Salud y los CLD, a través de un desarrollo organizativo adecuado y con miras en modelos de atención a la cronicidad y centrados en la persona.
Por otro lado, plantea cuidar a las personas que cuidan, dedicando un porcentaje de los recursos del sistema a su formación, impulsando servicios de "respiro y apoyo a las personas cuidadoras", creando programas de apoyo psicológico y revisando la normativa laboral para proteger a las personas cuidadoras, entre otras medidas.
Además, ve necesario impulsar cambios en las formas de cuidados favoreciendo la elección de la ciudadanía sobre el lugar idóneo de cuidado (domicilio, institución, formas mixtas), fomentando la inclusión de nuevas tecnologías en el hogar de personas con limitaciones en su autonomía, impulsando el desarrollo de nuevas formas de vivienda (tuteladas, viviendas colectivas autogestionadas) y reinventando la atención residencial a modelos más pequeños y modulares, como las unidades de convivencia, con ambientes y entornos más hogareños y personalizados.