Más Orgullo que nunca: PSOE y Sumar buscan recuperar la calle y los tres millones de votos LGTBI
A las puertas del Orgullo, Vox quiere tirar a la basura al colectivo LGBTI. Así aparece en la lona, ya retirada a instancias de la Junta Electoral Central, que el partido ultra colgó en el corazón del madrileño barrio de Goya, donde están representados diversos símbolos depositados en una papelera. Entre ellos, la bandera que representa al colectivo de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales. Lejos de ser una anécdota de cara a la campaña del 23J, se trata de una regresión generalizada allá donde Vox ha arañado poder tras los comicios autonómicos y municipales del pasado mes de mayo.
Los pactos del PP y Vox en más de un centenar de ayuntamientos y en cuatro autonomías son testigo de un retroceso sin precedentes en las últimas décadas. Además de dinamitar concejalías acabando con departamentos de igualdad, feminismo y LGTBI, para sustituirlos por otros relativos a la familia, la ultraderecha ha podido llevar a la práctica en los últimos días uno de sus principales empeños: la retirada de la bandera arcoíris de las instituciones. En Náquera (València), el acuerdo ratificado por Vox y PP prohíbe directamente colocar este símbolo en los edificios municipales. El pretexto: cumplir la "ley de las banderas" para promocionar "los valores constitucionales". Por este motivo, razonan las dos partes del acuerdo, no se colocarán "banderas LGTBI en balcones y fachadas de instalaciones municipales".
En este contexto, la izquierda se lanza a la calle para reivindicar al colectivo, que según datos del CIS representa a entre un 7% y un 8% de la población, lo que se traduce en tres millones de votantes, cruzando los datos con la información que proviene del censo. Según ha podido saber infoLibre, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz acudirá a la manifestación que se celebrará el próximo sábado en Madrid. Fuentes del Gobierno también garantizan que habrá presencia de ministros del ala socialista aunque todavía no concretan los nombres, pero es más que probable que algunas de estas figuras serán el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, la de Educación, Pilar Alegría, y el de Cultura y Deporte, Miquel Iceta.
Por primera vez Sumar tendrá su propia carroza —que realizará un recorrido por el centro de la capital acompañada de música y en un ambiente festivo—, a la que acudirán candidatos, personas de la organización y afines al proyecto que encabeza Díaz, que ahora mismo se debate entre aparecer tras las pancartas —en una posición más institucional— o subida en el autobús. Algunas de las formaciones que integran Sumar como Podemos, Más Madrid o Izquierda Unida tendrán las suyas propias, al igual que en años anteriores.
Radiografía del votante LGTBI: de izquierdas pero no mucho
A juicio de Ignacio Paredero, sociólogo y secretario de Organización de la FELGTBI, la comunidad está "politizada y movilizada" por lo que "cuestionar" sus derechos tiene "un coste electoral claro". Paredero vaticina que se va a producir una movilización del voto progresista al hilo de los pactos entre la derecha y la ultraderecha y asegura que "la participación" del colectivo está aumentando en ciudades como València o Toledo.
Según una encuesta publicada en el mes de febrero realizada entre la organización a la que pertenece Paredero y la agencia 40DB, con una muestra de 800 personas del colectivo mayores de edad, más de la mitad de los encuestados se inclina por los partidos de izquierda: un 56,5% prefiere las opciones progresistas. Concretamente, un 27,8% se inclinaba por las siglas del PSOE, un 22,6% optaba por Unidas Podemos —Sumar todavía no se había conformado como coalición— y un 6,1% de la intención de voto iría a parar a Más País. "El colectivo LGTBI vota a los partidos que defienden sus derechos", analiza Paredero.
Sin embargo, un nada desdeñable 31,5% de los encuestados mostró su preferencia por las opciones de la derecha. Un 19,6% eligió la papeleta del PP, un 7,1% la de Vox y un 4,8% a Ciudadanos. Paredero, no obstante, matiza esos datos de cara a las elecciones del 23J. En ese sentido asegura que la encuesta indica que una parte del electorado de derechas que vota a alguna de las opciones de ese espectro en comicios autonómicos y municipales, se decanta por opciones de izquierdas en las generales, mayoritariamente por el PSOE. "Hay electores que se ubican en la escala ideológica entre el 6 y el 8 que votarían a Pedro Sánchez", analiza.
La diferencia, además, respecto a la población general es notable: la estimación de voto entre el electorado en términos generales situó al PP en la cima (28,6%), seguido del PSOE (26,4%), a Vox en tercer lugar (14,1%) y a Unidas Podemos después (12,3%). Los datos relativos a la población general provienen del barómetro mensual confeccionado por 40DB para la cadena Ser y El País, correspondiente al mes de marzo.
En esta autoubicación ideológica, el electorado huía de las posiciones más radicales. Ni muy de izquierdas, ni muy de derechas. La mayoría de los encuestados, un 26,1%, se ubicó en el centro: en una escala en la que cero es "extrema izquierda" y diez "extrema derecha", una mayoría que se situó ideológicamente en el cinco. Eso sí, esta realidad convive con una tendencia a desplazarse ligeramente hacia el espectro izquierdo, ya que la media del electorado LGTBI se encuentra ideológicamente en un 4,6. Es decir, un poquito más a la izquierda del estricto centro. Por norma general, hay más personas LGTBI que población general en la izquierda, si bien es cierto que en ambos casos se sienten más cómodos en posiciones moderadas.
Eso sí, las personas LGTBI son conscientes de cuáles son los partidos que defienden sus intereses como colectivo. Y por eso, el 65% de los encuestados creía que Vox no tiene ningún compromiso a la hora de batallar por sus derechos, mientras que el 19,4% estimó que el compromiso de la formación ultra es poco. El 39,5% consideró que el PP no está nada comprometido con sus derechos y el 37,9% señaló que el compromiso es bajo. En el caso de Ciudadanos, el 30,5% el compromiso es nulo y el 38,9% de escaso. "Nosotros no pedimos el voto para ningún partido, sino para los partidos que defienden nuestros derechos. Y ninguna de las formaciones de la derecha lo hace", resume Paredero.
Vox, la familia tradicional y el auge de Hazte Oír
La recuperación de la familia como institución inmutable e incuestionable por parte de Vox, acompañada de apellidos como natural o tradicional, tiene como efecto directo el cuestionamiento de modelos alternativos basados en la diversidad y la exclusión de quienes no encajen en la norma. No es casualidad que en aquellos territorios donde tiene poder, el partido ultra haya decidido mover ficha para fulminar las concejalías de Igualdad y sustituirlas por las de Familia. El objetivo: "Fomentar la natalidad y proteger el derecho a la vida".
Quién es quién en el nuevo poder institucional copado por la caverna ideológica de Vox
Ver más
El colectivo LGTBI lo entiende como una ofensiva de la ultraderecha no sólo contra sus conquistas, sino contra su forma de vida. No es simplemente una batalla simbólica ni un debate semántico, lo que está en juego tiene que ver con el acceso a derechos. El sociólogo explica que, a diferencia de la extrema derecha europea cuyo elemento central es la cuestión migratoria, en Vox "hay personas que provienen de Hazte Oír", una organización que "lucha directamente para acabar con nuestros derechos", señala. A su juicio, no se trata de un "posicionamiento estratégico" porque España es uno de los países que más apoya al colectivo, sino "una condición ideológica" que están imponiendo en todos sus pactos con el PP.
El poder de esta asociación ultracatólica y su fundación CitizenGo, antiabortistas, homófobas y vinculadas a la oscura organización mexicana El Yunque, se ha situado bajo el foco tras el ascenso político que los pactos municipales y autonómicos. Son perfiles como el de la recién elegida presidenta de Les Corts Llanos Massó, que fue delegada de Hazte Oír en Castelló, al igual que su compañero de filas José María Llanos Pitarch, que también perteneció a la asociación.
Dirigida por Ignacio Arsuaga y con el soporte financiero de la red ultraconservadora Atlas Network, Hazte Oír y su fundación CitizenGo llevan años caracterizándose por una estrategia de acoso y derribo contra clínicas donde se practica la interrupción del embarazo así como por su rechazo visceral a cualquier iniciativa favorable al colectivo LGTBI.