“Los países europeos se están descojonando de nosotros”

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"Mi empleo está ligado a los mercados financieros, pero tranquila, que no trabajo en bolsa ni para Wall Street. No soy un tipo de esos…” Así se presenta para infoLibre Nacho Vigón, un licenciado en Administración y Dirección de Empresas de 31 años que se marchó a Ámsterdam hace ya tres para escapar, como explica, del enturbiado ambiente del sector bancario español.

Consciente de la mala fama que ha adquirido su ámbito de trabajo desde el estallido de la crisis, y sobre todo, desde que comenzaran a aplicarse unas políticas de austeridad con las que se muestra abiertamente crítico, este joven asturiano ha encontrado en Holanda la posibilidad de desarrollar su carrera profesional sin tener que participar en las prácticas que tanto rechazo suscitan en una población extenuada por un rosario de recortes. Con la crisis griega llamando a las puertas de una Europa que, tras años de crisis, se empecina en las mismas recetas, Nacho es de esos profesionales que se empeñan en pensar y demostrar que otra economía es posible.

Hizo las maletas en 2012, cuando los efectos de la crisis y las recetas para paliarla eran ya muy visibles. Sin embargo, su marcha “no se debió a la desesperación, sino a un interés por no trabajar en banca y conocer otros sectores profesionales”, explica Nacho, que ahora trabaja para una empresa holandesa que asegura los créditos comerciales entre multinacionales. Una experiencia que se prolonga ya por casi tres años y que no solo le ha permitido valorar las diferencias más que notables entre el saturado y rígido mercado laboral español y el holandés, sino conocer de cerca a una sociedad que mira a España con los tópicos de una Europa del norte, pretendidamente austera, frente a un sur derrochador y perezoso al que han tenido que rescatar.

“Hay mucho ignorante que piensa que nos han salvado la vida prestándonos dinero”, asegura pocos días después de que miles de alemanes expresaran en las calles de Berlín su rechazo a las políticas propugnadas por el Gobierno de Angela Merkel, en solidaridad con una Grecia que comprueba desesperada como la Unión Europea y el FMI se niegan a levantar el pie del acelerador de las reformas. “Esa implicación yo no la veo aquí. Esta es una cuestión que en Holanda importa menos”, explica. Sin embargo, indica, “trascienden nuestros escándalos de corrupción y la idea de que España es un país de siesta y fiesta”. Una concepción de su país natal que, según señala, es acogida entre un “ignorante” sector minoritario de la ciudadanía holandesa. “Luego hay gente que nos conoce un poco más y que sí tiene la sensación de que en España se hacen un poco mal las cosas, y entonces se descojonan entre comillas, porque saben que Europa se aprovecha de nuestra situación”.

Con la cabeza puesta en la Holanda, el país en el que probablemente permanecerá algunos años más, y el corazón depositado en la España que aún siente como su casa, Nacho ve con preocupación e indignación las “soluciones” que se le han impuesto desde Bruselas. “Creo que cuando la economía se contrae hay que inyectar dinero para reactivarla. Al final, la austeridad se ha convertido en una excusa más para estrangularnos”, asevera.

Una excusa, que como indica, ha permitido que se devaluara el mercado laboral español. “La famosa frase que se fraguó en el 15-M de ‘no es una crisis, es una estafa’ es muy acertada”, indica. “Hubo empresas a las que no les quedó más remedio que recortar, pero hay otras muchas que han querido sacarle partido a la situación, es decir, que han tenido una actitud un poco pirata”, protesta. Y este es el motivo, según apunta, por la que el fenómeno de la emigración se ha acentuado en los últimos años. “Al final te podemos contar mil historias y lo mucho que mola trabajar fuera, pero hay una razón muy básica en la fuga de talento, y que es que nos pagan mejor”, señala. 

Nacho ve la degradación del mercado laboral español entre la tristeza y la indignación. “Ahora todos los países europeos se están descojonando de nosotros”, sentencia. “Los alemanes contratan ingenieros, científicos o arquitectos baratos, bien preparados y competentes”, agrega Una muestra clara que evidencia la “ridícula gestión de los gobiernos españoles, que han invertido gran parte de sus recursos económicos en la formación de estas personas para que al final su esfuerzo revierta en otros países”.

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Tras tres años observando la crisis española, Nacho extrae una conclusión tan sencilla como tajante: "Si quieres saber realmente cómo va un país, que se presume de desarrollado, mira su inversión en I+D, lo que invierte en ciencia, cómo apoya a sus científicos. Y creo que en España tenemos un veredicto claro”. Un veredicto cuya responsabilidad no solo recae en aquellos que gestaron un modelo insostenible de desarrollo basado en el ladrillo y la especulación, sino en quienes desde Europa, financiaron al mismo sin mecanismos de vigilancia: “Nadie controló nunca que esa inversión se hiciera de manera correcta y se tradujera en unos buenos resultados de aquí a 20 años, y cuando digo nadie, también me refiero a Europa. Y eso es algo que debe hacernos pensar”, reflexiona.

“Nos daban dinero sin preguntar para qué y finalmente no se invirtió en nada real. Ahora tenemos impuestos a nivel europeo, precios a nivel europeo, un IVA a nivel europeo, pero los salarios a la mitad”, protesta. Unas exigencias que vienen impuestas desde la Unión Europea y que serán llevadas a referéndum el próximo 5 de julio en Grecia: “Admiro la valentía de los griegos, aunque estén cometiendo un posible suicidio”.

Mientras Grecia ve cómo los recortes y la austeridad le abren la puerta de salida de Europa, Nacho pertenece a una creciente comunidad de jóvenes españoles a la que no le ha quedado más remedio que emprender también una nueva vida lejos de sus fronteras. Unas fronteras que la crisis económica les ha cerrado y a las que sueñan con volver un día para cambiar el país del que decidieron marcharse: “Ayer hablaba con mi jefe sobre la situación de mejoría de España, hablábamos también de ese cambio que se está produciendo, de las alcaldías de Ada Colau en Barcelona y de Manuela Carmena en Madrid, y nos planteábamos si estaban cambiando las cosas. Y mi jefe me decía con muy buen criterio: 'Yo la única manera que veo de que tu país mejore es que todos los chavales que os habéis ido ahora por ahí, volváis algún día y arregléis las cosas'”.

"Mi empleo está ligado a los mercados financieros, pero tranquila, que no trabajo en bolsa ni para Wall Street. No soy un tipo de esos…” Así se presenta para infoLibre Nacho Vigón, un licenciado en Administración y Dirección de Empresas de 31 años que se marchó a Ámsterdam hace ya tres para escapar, como explica, del enturbiado ambiente del sector bancario español.

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