Pedir clemencia al rey Maha e intentar un difícil traslado a España, la única salida para Daniel Sancho

Daniel Sancho, condenado por el asesinato de Edwin Arrieta, junto a la policía de Tailandia, en una imagen de archivo.

El abanico de escenarios que Daniel Sancho tenía en frente cuando la justicia tailandesa empezó a leer su sentencia era amplio. Podía ser condenado a ocho años de prisión o a pena de muerte, pero finalmente el Tribunal Provincial de Koh Samui optó por condenarle a su segunda peor opción: la cadena perpetua. Lejos de la versión mantenida por su defensa, el fallo ha considerado finalmente que el chef mató de forma planificada al cirujano colombiano Edwin Arrieta. Más tarde, le descuartizó y ocultó su cadáver, además de deshacerse de su pasaporte. No fue en defensa propia. Fue un asesinato premeditado por el que también tendrá que indemnizar a la familia de su víctima con 106.000 euros.

En España eran las 5.00 horas de la madrugada de este jueves y en Tailandia, las diez de la mañana. La reacción de sus abogados llegó poco después. "Vamos a recurrir la sentencia. No nos la esperábamos pero hay que asumir lo que ha dicho la justicia. Siempre la hemos respetado", señaló la letrada Carmen Balgafón. Marcos García Montes, su otro abogado, insistió tan sólo unas horas más tarde en una entrevista. "Nosotros seguimos pensando que no hubo premeditación", señaló.

Eso es lo que ha marcado todo. Para entenderlo hay que retrotraerse al 5 de agosto de 2023. Ese día, el hijo del actor Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo era detenido en el país asiático por, supuestamente entonces, haber asesinado y descuartizado a un cirujano colombiano en la isla de Koh Phangan, al sudeste del país, en el que ambos habían acordado verse aunque llegaron de forma separada. Unas cámaras de seguridad grabaron al español de 30 años comprando una sierra, cuchillos y detergente y, tan sólo un día después, Edwin Arrieta desapareció. Sancho lo denunció, pero más tarde confesó: le mató, dijo, tras una pelea en la que intentó defenderse de una agresión sexual.

El Código Penal tailandés contempla, para casos como este y siempre que quede demostrada —como así ha sido— la premeditación, la pena de muerte, aunque suele aplicarse en casos en los que las víctimas son funcionarios del Estado o miembros de las fuerzas de seguridad. Hay un precedente, no obstante, que parece la excepción a esta norma no escrita: el de Artur Segarra, otro español condenado en 2017 por el asesinato premeditado de su compatriota David Bernat, un empresario al que descuartizó y arrojó al Chao Phraya, el río más importante del país.

Descartada en este caso esa opción, y ya con una sentencia, ¿cuál es el futuro de Daniel Sancho?

Empecemos por lo inmediato. ¿Cuál es el objetivo del recurso que ya ha anunciado su defensa? Según Javier Casado, director de la Fundación +34, que asiste a presos españoles en el extranjero —excepto si son condenados por delitos de sangre o sexuales—, es imposible que esta herramienta funcione, puesto que no hay pruebas nuevas, así que lo que buscan sus abogados es mantener a Sancho el máximo tiempo posible en la cárcel en la que está actualmente, la de Koh Samui, una de las que ofrecen un trato más digno a los presos. El motivo está muy claro: cuando haya sentencia firme será trasladado a Bang Kwang, la prisión de Bangkok conocida como El Tigre y famosa por sus pésimas condiciones.

Pero, ¿por qué será esa la prisión? "Hay un acuerdo no escrito que establece que los condenados extranjeros ingresen en prisiones cercanas a las embajadas y consulados de su país. Por otro pado, en Tailandia las cárceles se determinan en función del tiempo de condena, y esta es la que en Bangkok interna a los condenados a más de 15 años de cárcel", señala Casado.

Como recuerda Amnistía Internacional, el Comité de Derechos Humanos de la ONU, en su Informe Periódico Universal de 2021, denunció los altos niveles de hacinamiento y las malas condiciones de las cárceles de Tailandia, además de las deficientes condiciones de saneamiento e higiene, la falta de acceso a la atención médica, la falta de alimentos y agua adecuados y la estigmatización de algunos detenidos.

Con este complejo escenario en el horizonte, ¿podría ser trasladado a España? La cuestión es complicada, pero no imposible. España y Tailandia firmaron en 1983 un acuerdo bilateral en materia de ejecución de sentencias que permite que un español condenado en el país asiático pueda terminar de cumplir la pena impuesta en nuestro país. Para ello, no obstante, ha tenido que cumplir el mínimo que exige el Código Penal de Tailandia, explica Casado desde el otro lado del teléfono. Es decir, Sancho, como mínimo, pasará ocho años en la prisión de Bangkok.

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En ese momento, será el propio Sancho el que pueda decidir si quiere o no ser trasladado. En caso afirmativo, tendría que elevar la petición a la Audiencia Nacional, que lo rechazaría. "Nuestro orden jurídico no tiene cadena perpetua", señala el director de la Fundación +34. Sin embargo, ese no sería el fin de la historia. El 28 de julio es el cumpleaños del rey tailandés, Maha Vajiralongkorn, que aprovecha el día para, entre otras cosas, conmutar penas o rebajar condenas. Y el chef español podría ser uno de los beneficiados. Segarra ya lo hizo antes: inicialmente fue condenado a pena de muerte, pero la clemencia del rey rebajó el castigo a la perpetua.

De aceptar, la sentencia de Sancho se transformaría en unos años de prisión. "29, 43, los que sean. Sería cualquier número redondo", explica Casado. En ese momento sí podría volver a solicitar su traslado a la Audiencia, que adaptaría no obstante la condena del asesino de Arrieta al máximo posible contemplado en nuestro Código Penal. "Y Tailandia lo aceptaría, el país no puede mantener a tantos presos", explica el jurista.

¿Qué dice, mientras tanto, la acusación de la familia de Arrieta? Su abogado, Juango Ospina, ha asegurado que no se opondrían al traslado, pero siempre que se cumplan los requisitos legales y que Sancho pida un "perdón" que "todavía no ha llegado". En cuanto a la sentencia, ha señalado que los familiares del cirujano colombiano están "muy satisfechos". "Para nosotros es muy importante", ha dicho el letrado. El fallo, sentenció, es "justo y proporcional".

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