El canario Alberto Rodríguez quiere seguir en política, pero sin la marca de Podemos detrás. El exnúmero tres del partido morado ha anunciado que concurrirá a las elecciones de 2023 en un proyecto político "de obediencia canaria": "Es un camino de largo recorrido. ¿Pero qué hay más ilusionante que apostar por una Canarias llena de dignidad, oportunidades y autoestima?", ha manifestado en un texto publicado en redes sociales. El día anterior, en declaraciones a la Cadena Ser, abogó por construir un proyecto formado por nacionalistas, personas del ámbito de la sociedad civil y del movimiento obrero.
En ese sentido, lamentó que su antigua formación se haya olvidado de la "plurinacionalidad" y el "respeto a los territorios" que forman parte del ADN del partido desde sus inicios. "Sentí que nuestra voz no era escuchada", señaló. "En una estructura estatal siempre va a ser imposible que nos escuchen. Siempre va a haber un tema más importante dentro de la M-30", manifestó. Rodríguez puso de ejemplo a la extinta Unión del Pueblo Canario (UPC), una coalición de ámbito autonómico que existió entre finales de los años 70 y principios de los 80.
En UPC cohabitaron personas de distintas tradiciones políticas, desde comunistas a cristianas, socialistas y defensores de la autonomía canaria que en el año 1979 logró un diputado en el Congreso, Fernando Sagaseta, y la Alcaldía del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria con Manuel Bermejo y 10 concejales. Sin embargo las disputas internas fueron uno de los motivos de la desaparición de esta coalición, tal y como explica el periodista Enrique Bethencourt en su libro La Unión del Pueblo Canario. Luces y sombras del nacionalismo autodeterminista de los 70-80.
El exdirigente de Podemos sigue así la senda de otros dirigentes vinculados al grupo confederal como la andaluza Teresa Rodríguez, que se presenta en estos comicios autonómicos bajo la marca de Adelante Andalucía, un espacio situado la izquierda en un punto intermedio entre el soberanismo y el nacionalismo, sobre la base de que la comunidad del sur "es una nación" y el andaluz "un pueblo soberano" con "derecho a autogobernarse". La obsesión de ambos exdirigentes de Podemos es que su nuevo partido no esté sujeto a las directrices de ninguna formación "de Madrid”.
La crítica del canario al centralismo de Podemos contrasta con su papel dentro de la formación. En junio de 2019 Rodríguez fue nombrado secretario de organización, un cargo con un peso destacado dentro de toda formación política en el que permaneció dos años. La suya fue una apuesta de Pablo Iglesias con el objetivo de articular la estructura territorial del partido, después de que en los comicios autonómicos de ese mismo año perdieran todas las alcaldías del cambio, a excepción de Barcelona, y su peso se diluyera también a nivel autonómico.
Sin embargo, la pandemia modificó todos sus planes, tal y como él ha admitido en diferentes ocasiones, ya que le impidió viajar de manera habitual para reunirse con dirigentes y afiliados de toda España. "Intenté hacerlo lo mejor posible, con mis aciertos y mis errores, en plena pandemia, y me lo tome que comer todo" explicó. Con la salida de Iglesias de la dirección del partido y la llegada de Ione Belarra a la secretaría general, Rodríguez dejó también su cargo, actualmente ocupado por Lilith Verstrynge. "Yo venía de un proceso en el que las diferencias y la constatación de que la plurinacionalidad y el respeto a las tomas de decisiones de los territorios no se estaba cumpliendo y venía de un proceso de desencanto", confiesa ahora Rodríguez.
Decepción con Podemos tras perder su escaño: "Se pudo haber hecho más"
El 24 de octubre de 2021, la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, comunicó a Rodríguez que perdía su escaño en el Congreso con efecto inmediato. Sobre él pesaba la condena del Tribunal Supremo que comportaba su inhabilitación —para el ejercicio del sufragio pasivo— durante un mes y una pena de prisión de un mes y quince días —sustituible por una multa de 540 euros— por un delito de atentado contra un agente de la autoridad. El canario acató, pero prometió dar una batalla —política, comunicativa y judicial— que continúa más de medio año después.
Rodríguez quiso dejar su escaño vacío a modo de protesta simbólica. La comprensión inicial que mostró entonces la dirección de Podemos y que más adelante dio paso al nerviosismo tras la ajustada votación de la reforma laboral (que salió adelante por la equivocación de un parlamentario del Partido Popular), se ha convertido ahora en resignación por parte de la formación morada. Esto molesta especialmente al PSOE, que presiona a los morados para recuperar ese escaño, aunque la batalla parece perdida. La sustituta de Rodríguez y amiga personal del exdiputado, Patricia Mesa, no acepta el acta pero tampoco renuncia a ella.
Los morados se han dirigido en varias ocasiones a la Junta Electoral Central (JEC) para conocer la evolución del caso e informarse sobre si Mesa tiene algún límite temporal para tomar la decisión de aceptar o rechazar el acta. No lo hay, según ha podido saber este periódico. Por su parte, la coordinadora general de Podemos Canarias, Laura Fuentes, ha abogado en diversas ocasiones por dejar vacío el escaño hasta que se resuelvan los recursos de amparo al Tribunal Constitucional, aunque eso signifique quedarse sin ese diputado adicional lo que resta de legislatura. Es la misma tesis que sostiene el exdiputado canario.
A juicio de Rodríguez, la formación morada pudo "haber hecho más" por él y por los 60.000 canarios que votaron por la lista que él encabezó en 2019. "Si yo no hubiera sido un diputado canario y obrero industrial ahora mismo yo seguiría en el Congreso. Si yo hubiera tenido un apellido compuesto o fuera diputado por la comunidad de Madrid o tuviera amistades más poderosas, esto no hubiera ocurrido", lamentó.
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En un directo de Twitch, el canal que utiliza ahora para dar a conocer sus opiniones, el exnúmero tres de Podemos no dudó en criticar las presiones recibidas por sus excompañeros de partido. “Atacan y presionan a la víctima de la infamia en vez de a los verdugos”, dijo, en referencia a las declaraciones de Enrique Santiago, portavoz adjunto de Unidas Podemos, en las que apremiaba a ocupar ese escaño. Por ello, se mostró "más convencido que nunca" de haber abandonado la militancia en la formación.
¿Sumar con Yolanda Díaz?
El canario abre la puerta a integrarse en el proyecto que prepara la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. El exdiputado asegura que aquellos que vayan "a pactar y debatir" serán "bienvenidos" mientras “respeten que las decisiones, las votaciones, los recursos y altavoces son de Canarias". "Si viene Díaz y quiere hablar de tú a tú… Encantados siempre que cumpla esta premisa", defendió en la entrevista radiofónica. "Hay posibilidades de que esto sea muy grande y sume a mucha gente", prosiguió.
La líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo tiene previsto comenzar su "proceso de escucha" tras las elecciones andaluzas del 19 de junio. Se trata de la fase inicial de la construcción de un "proyecto de país" que aspira a valerse de una plataforma plural de fuerzas sociales y políticas para sostener una candidatura en las elecciones generales previstas para 2023. Tal y como ha expuesto la vicepresidenta, habrá espacio para los partidos políticos en su proyecto, aunque deberán quedarse en segundo plano. "Los partidos han de estar, pero no ser", es uno de los mantras repetidos por la gallega.
El canario Alberto Rodríguez quiere seguir en política, pero sin la marca de Podemos detrás. El exnúmero tres del partido morado ha anunciado que concurrirá a las elecciones de 2023 en un proyecto político "de obediencia canaria": "Es un camino de largo recorrido. ¿Pero qué hay más ilusionante que apostar por una Canarias llena de dignidad, oportunidades y autoestima?", ha manifestado en un texto publicado en redes sociales. El día anterior, en declaraciones a la Cadena Ser, abogó por construir un proyecto formado por nacionalistas, personas del ámbito de la sociedad civil y del movimiento obrero.