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PP y Cs se apoyan en la derecha nacionalista vasca y catalana para sacar adelante el CETA sin la ayuda del PSOE

Vista general del hemicíclo del Congreso de los Diputados.

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El pleno del Congreso de los Diputados ratificó finalmente este jueves el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA, por sus siglas en inglés). El acuerdo, muy criticado por diferentes colectivos a ambos lados del Atlántico, salió adelante en la Cámara baja con los votos a favor de PP, Ciudadanos, PNV, PDeCAT, Coalición Canaria, Foro y UPN. Un total de 179 síes frente a los 79 noes síesnoes de Unidos Podemos, Compromís, EH Bildu, ERC y Nueva Canarias y las 81 abstenciones del PSOE, informa Europa Press.

El texto fue firmado por la Unión Europea y Canadá hace ahora ocho meses. Sin embargo, al ser considerado un tratado mixto es necesario que los Parlamentos nacionales den luz verde. Tras el respaldo del Congreso, que se ha producido una semana después de que el PSOE decidiese cambiar el voto favorable que siempre ha mantenido por lo que calificaron como "abstención motivada", el CETA debe pasar ahora el visto bueno del Senado, donde el PP goza de mayoría absoluta.

Pese a que la ratificación del CETA estaba asegurada gracias al respaldo de Ciudadanos, PNV, PDeCAT y CC, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aprovechó el debate de este jueves en el pleno para acusar al PSOE de "hacerse oposición a sí mismo" por haber cambiado su postura y advertirle de de que cuando un partido no se define "en lo imprescindible" acaba convirtiéndose en "irrelevante".

Además, recordó a los socialistas que es un tratado comercial que no ha cambiado desde que se negoció. "Lo único que ha cambiado es la posición de algunos, que en su afán por liderar la oposición no dudan en hacerse oposición a sí mismos", apuntó, añadiendo a renglón seguido que "la UE nació como antídoto al extremismo" y pidiendo al partido liderado por Pedro Sánchez que no permita que "las ideas más extremas acaben con la idea de Europa".

A su modo de ver, el PSOE tendrá que explicarse ante sus votantes, porque se presentó a la elecciones con un "programa europeista" y porque "no hay nada menos progresista que votar contra el progreso y votar contra la esencia misma de Europa".

"Un avance" en el proyecto europeo

Y es que, además de recordar que España es un país que se beneficia de la apertura comercial, recalcó que el CETA es "un avance" en el proyecto europeo y un "paso adelante hacia la creación de un espacio de reglas de ámbito internacional", con un socio con el que la UE comparte valores y principios democráticos.

Por eso, defendió que apostar por el CETA es apostar por crecimiento y creación de empleo, y por un modelo de globalización equilibrado y con reglas justas, y le dijo al PSOE de que "no se puede ser equidistante entre más Europa y más populismo". En este sentido, hay división de opiniones. Mientras que algunos estudios calculan un aumento del PIB europeo del 0,5%, además de una subida de los salarios del 5% y del número de puestos de trabajo de "varios millones", otros pronostican la destrucción de 230.000 empleos.

El portavoz del PP, José Ramón García Hernandez, fue un paso más allá y acusó al PSOE –cuyos eurodiputados siempre han respaldado en Bruselas el acuerdo– de "veleta", emplazando a no "hacerle el favor a Podemos" de dividir a los demás "como hicieron en Venezuela". "No les sirvan en bandeja de plata no sea que sea demasiado tarde como lo es hoy en Caracas", dijo. A su juicio, Sánchez quiere hacer pagar a los españoles "un precio excesivo por sus ansias de ser presidente del Gobierno".

"Toque de atención"

La posición del PSOE la defendió el nuevo adjunto del Grupo Socialista Pere Joan Pons, quien justificó la decisión de abstenerse como un "toque de atención" porque considera que si Europa pretende "refundarse" tiene que empezar por revisar sus tratados comerciales para "humanizar el comercio internacional" y apostar por una globalización más justa.

Es más, pidió a los defensores del acuerdo comercial que, en lugar de hacer "discursos autocomplacientes", escuchen a los ciudadanos y vean lo que están votando. A su modo de ver, en Europa muchos ciudadanos sienten "un déficit de dignidad" que "ha mutado en insurrección global", en Estados Unidos con Donald Trump y en Europa con el Brexit y con los partidos xenófobos. "¿Es que no ha pasado nada en estos años?", preguntó.

Comisión de estudios

Pons recalcó que tanto los sindicatos europeos como los canadienses consideran el CETA una "amenaza" y avanzó que el PSOE propondrá crear una comisión de estudio para debatir con los agentes sociales el impacto de los tratados comerciales.

Al PSOE le interpeló también Unidos Podemos, cuyo portavoz de Exteriores, Pablo Bustinduy, le pidió que se sume a su grupo en el Senado, donde volverán a pedir el control de constitucionalidad, que reclamarán el informe preceptivo del CGPJ y lo recurrirán al Tribunal Constitucional cuando esté aprobado.

En este sentido, Bustinduy le dijo a la nueva portavoz socialista, la magistrada en excedencia Margarita Robles, que ella que es una "reputada jurista" que si lo lee en detalle estará de acuerdo con la inconstucionalidad del tratado.

Además, subrayó que el Tratado lo apoyan "la gran patronal europea, los lobbies financieros" y el PP y Ciudadanos, y lo rechazan los sindicatos y las organizaciones de productores. "Con esto votan ustedes otro artículo 135, legislan contra la soberanía popular y contra los intereses de su pueblo", dijo dirigiéndose también a los nacionalistas de PNV y PDeCAT.

Nacionalistas y soberanía

A los nacionalistas se dirigió también el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que afeó al PDeCAT que apoye un tratado de libre comercio mientras ellos quieren poner "fronteras y aranceles", e ironizó con que ERC haya defendido la soberanía española en su rechazo al acuerdo.

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Rivera defendió el fondo del texto, recalcando que precisamente que a quien beneficia es a las pymes, para que "puedan ser más fuertes". "Quien tiene miedo a competir es quien no cree en sí mismo, en su país, en sus empresas y en su capital humano", dijo, añadiendo que más bien "si alguien tiene que tener miedo es quien compite con España". Aunque en España casi 5.500 empresas españolas llevan sus productos al mercado canadiense, los detractores del CETA aseguran que el 99% de pequeñas y medianas no exportan al otro lado del Atlántico.

El líder de Ciudadanos se felicitó de que, en esta ocasión, la llave esté en manos de su partido y no del PSOE porque, con su cambio de posición, "España protagonizaría hoy un ridículo espantoso al votar sí al CETA en el Parlamento Europeo y tumbarlo en el nacional".

Rivera, igual que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, y el del PDeCAT, Carles Campuzano, remarcó que Canadá es un país con estándares parecidos a los europeos. Es más, opinó que "ojalá" el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, fuese como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, "y defendiera las políticas medioambientales que él defiende".

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