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El futuro de Cataluña

El PP se queda sin discurso en Cataluña y con su dirección instalada en la provisionalidad

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo  y el líder del PP de Cataluña, Alejandro Fernández

"En Cataluña sigue habiendo un presidente independentista". Es la tesis que tratan de alimentar desde hace semanas los dirigentes del Partido Popular. La dirección de Alberto Núñez Feijóo ha llegado afirmar que el socialista Salvador Illa es el líder con la "agenda más independentista de todos los presidentes de la Generalitat de la democracia", por delante de figuras como Carles Puigdemont, Quim Torra o Pere Aragonès y que el objetivo del PSC es "crear un Estado nuevo".

Esta semana, a través de su vicesecretario de coordinación autonómica y local, Elías Bendodo, el PP acusó a Illa de ir a visitar a los Mossos —en su primer acto oficial como president de la Generalitat— para felicitarles por no detener a Carles Puigdemont en su fugaz visita a Barcelona el pasado jueves 8 de agosto. "Supongo que Illa ha ido al cuartel de los Mossos a darles las gracias por no cumplir la ley", señaló el dirigente andaluz. "Tenemos una nueva versión del independentismo en el sanchismo", añadió, situando a los socialistas fuera de la Constitución.

La estrategia de los conservadores se basa en tratar de revivir el procés por todos los medios y utilizar a Cataluña para forzar el choque con el resto de autonomías tras el acuerdo entre Esquerra Republicana y los socialistas catalanes para que la Generalitat recaude todos los impuestos que se pagan en Cataluña, a imagen y semejanza del País Vasco y Navarra. Aunque el propio PP defendió, con Alicia Sánchez-Camacho a la cabeza, "mejorar la financiación singular para Cataluña" y el propio Feijóo coqueteó con esa posibilidad en 2016, ahora han anunciado que darán la batalla por todos los frentes para impedir que se haga realidad.

Es más, en campaña electoral el PP se mostró "totalmente a favor de mejorar la financiación de Cataluña" en un acto organizado por Pimec, la principal patronal catalana de microempresas, pymes y autónomos. La mejora de la financiación autonómica es desde hace muchos años una de las piezas más preciadas para los empresarios en Cataluña y en la formación de Feijóo han tratado de seducirlos por esa vía. El pasado mes de marzo, una veintena de organizaciones económicas y empresariales, se unieron para exigir "una reforma ambiciosa" y marcaron como ejemplo el pacto fiscal del que disfrutan País Vasco y Navarra.

Tanto es así que el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, ha evitado criticar el fondo de la medida, argumentando que Esquerra Republicana "no quiere la Hacienda catalana para financiar mejor los servicios públicos" e incluso reconociendo que "hay gente de buena fe que puede pensar que esto traerá más dinero a Cataluña y eso será bueno". Es más, en diversas entrevistas se ha mostrado convencido de que el concierto catalán no llegará a aplicarse, a diferencia de lo que defiende tanto Génova como los presidentes autonómicos del partido.

Génova mantiene viva la pugna con su líder en Cataluña, Alejandro Fernández

Feijóo avanzó el lunes una entrevista en la cadena Cope que convocará a los líderes territoriales en septiembre para dar respuesta al "desafío histórico nacional" que, a su juicio, se está perpetrando en Cataluña. Sin embargo, el hecho de esperar hasta septiembre parece indicar que no el "desafío" no es tan urgente, lo que ha encendido los ánimos dentro del partido. Fernández ha pedido "no perder ni medio segundo en otra cosa" aunque ha admitido que él no cree que el objetivo de Illa sea la independencia, sino "una España confederal asimétrica y plurinacional".

No es la primera vez que Fernández y la dirección nacional del PP discrepan en sus diagnósticos. En una reunión del comité Ejecutivo nacional del partido celebrada en el mes de mayo, Feijóo aseguró que el procés no había muerto porque "el sanchismo" lo necesitaba para "subsistir en Moncloa" pese a que Fernández había asegurado minutos antes que el veredicto de las urnas era "inapelable" y que los catalanes habían trasladado el mensaje de que "el procés se acabó". Ante la insistencia de Génova, lo que ahora defiende el presidente del PP catalán es que va a haber un "nuevo procés" pero que tendrá lugar en toda España con ese proyecto federalista.

El objetivo de Feijóo es devolver al PP catalán a los años dorados de Sánchez-Camacho, en los que llegaron a obtener 19 escaños lo que les permitió, incluso, pactar los presupuestos con el ejecutivo de Artur Mas. Fue precisamente la posibilidad de negociar con Junts lo que hizo estallar las discrepancias internas con Fernández, que se mostró abiertamente en contra de cualquier acercamiento con el partido de Carles Puigdemont después de que la dirección del PP admitiera, a principios de año, que se reunió con representantes de Junts para tantear su apoyo de cara a la investidura de Feijóo y que sopesó durante 24 horas concederles la amnistía.

Lo que subyace es la pugna por la estrategia que deben seguir en Cataluña. Aunque Fernández salió reforzado tras las últimas autonómicas, en las que el PP quintuplicó el resultado obtenido tres años antes, Génova mantiene sus recelos sobre el político catalán, al que Feijóo no quería como candidato. Sin embargo, el adelanto electoral precipitó su elección ya que el líder del PP quería evitar la imagen de división. El plan de la cúpula antes de las elecciones era situar como líder del partido a Dolors Montserrat, pero tras el buen resultado cosechado por Fernández, ahora Génova teme que quiera dar la batalla para liderar el partido.

Una dirección instalada en la provisionalidad desde 2022

Lo cierto es que la dirección nacional del PP no tiene ninguna prisa para celebrar el congreso del PP de Cataluña, pese a que se trata del único que sigue pendiente desde que Feijóo llegó hace dos años y medio a la presidencia del partido. En el entorno del presidente conservador también evitan confirmar a Fernández como el próximo líder y el catalán tampoco ha desvelado si dará esa batalla. Aunque en un primer momento Génova apuntó a que se abordaría tras las europeas, ahora evitan fijar plazos pese a que la dirección está en interinidad desde hace más de dos años.

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El actual presidente del PPC llegó al mando a finales de 2018 amparado por la dirección de Pablo Casado y con cierto recelo entre algunos sectores del partido. "Sin tutelas" y "sin titubeos" con el independentismo: así se ha reivindicado siempre Fernández en un movimiento que la dirección del PP siempre ha interpretado como una maniobra para marcar perfil propio. Especialmente de cara a un congreso alrededor del cual crecen las voces que abogan por un cambio de liderazgo. 

La dirección de Feijóo ya trató, sin éxito, de solventar la situación antes de la celebración de las elecciones generales. Génova ofreció a Fernández ser el cabeza de la lista por Tarragona el 23J, una salida que el líder del PP catalán rechazó. "Tras el 23-J, vamos a volver a vivir episodios en Cataluña que exigirán una voz fuerte que defienda los derechos y libertades de los catalanes no nacionalistas (...). Yo no os voy a abandonar", escribió en sus redes, en un claro aviso navegantes hacia la cúpula de Madrid.

Además del de Montserrat, hay otros nombres que Génova maneja para relevar a Fernández como el de Manu Reyes. Presidente provincial del PP de Barcelona, su éxito electoral en las municipales del pasado año —en las que quedó a un concejal de la mayoría absoluta—le han hecho ganar puntos de cara a un futuro cónclave, aunque la fórmula empleada para arrasar en los comicios ha sido similar a la de García Albiol en Badalona: esquivar las siglas del partido.  Y en este escenario aún hay cabida para un nombre más, el de Daniel Sirera, actual líder del partido en el Ayuntamiento de Barcelona. De perfil moderado, cercano a Feijóo y con larga trayectoria en el partido, ha llegado a admitir que tanteó a Junts de cara a la investidura. 

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