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PP y Vox fracasan en su plan de hacer ruido en Europa con la amnistía: Reynders lo ve como “un asunto interno”

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Las derechas españolas tuvieron este miércoles en la sede de Estrasburgo del Parlamento Europeo su espectáculo europeo sobre la ley de amnistía. En un debate bronco y esencialmente español (casi la mitad de los participantes eran españoles), las derechas acusaron al Gobierno español de traer la peste y el cólera, de acabar con la democracia y el Estado de derecho mientras las izquierdas defendían la futura ley de amnistía.

El cariz del debate se vio desde que se conoció la lista de oradores. De los 33 diputados que habían pedido la palabra, 15 eran españoles. De los otros 18, ocho eran de partidos de extrema derecha, seis populares, tres socialistas y un liberal. Ningún ecologista y ninguno del partido de la izquierda unitaria. Varios de los ocho ultraderechistas no participaron para defender a sus compañeros de Vox sino para exigir que la Comisión Europea no se meta en debates nacionales. Es un discurso que mantienen siempre porque para ellos cualquier intervención de Bruselas es una violación de las soberanías nacionales, la permitan o no los tratados europeos.

El debate empezó con Ángeles Moreno Bau, secretaria de Estado de Exteriores. Recordó que “apenas hay precedentes de organizar un debate sobre una ley todavía no aprobada” en un Parlamento nacional. “Es inequívocamente una ley constitucional española que debe debatirse en el Parlamento español”. Y recordó que después la estudiaría el Constitucional y la aplicarían en España los jueces nacionales. “En interés de los valores europeos creemos necesario dar a cada debate una dimensión adecuada”, dijo Moreno Bau, criticando que se use un debate nacional en las instituciones europeas sólo con fines partidistas nacionales.

A Moreno Bau le siguió el comisario europeo de Justicia, el liberal belga Didier Reynders. Haciendo equilibrios, Reynders empezó recordando las recomendaciones de la Comisión Europea a los 27 y en especial en España. El comisario repitió las “grandes preocupaciones” por el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial y porque coincide el mandato del fiscal general con el de otras instituciones. Son las críticas europeas repetidas desde hace años.

Cuando entró en materia sobre la ley de amnistía, Reynders fue mucho más breve de lo esperado. Recordó que envió una carta al ministro Bolaños, que este le contestó, que hay muchas quejas y que Cataluña sigue siendo una cuestión interna de España y la Comisión estudia de forma independiente el texto de la ley de amnistía. Reynders no puede ir más allá mientras la ley no sea ley. Reynders ha dicho que la Comisión "se mantendrá al tanto de este asunto interno" y seguirá el desarrollo de la tramitación de la ley, también para preparar su próximo informe del Estado de derecho en la Unión Europea que se publicará en el verano del 2024. Ha repasado además las advertencias que Bruselas ya transmitió a España en julio en su informe del Estado de derecho, especialmente sobre la situación del Consejo General del Poder Judicial y el mandato del Fiscal General del Estado. Pero respecto a la ley de amnistía solo ha indicado que "la Comisión está actualmente analizando el borrador y sigue en contacto con las autoridades españolas. Llevaremos ese análisis cuidadosamente, independientemente y objetivamente para determinar su cumplimiento de las leyes de la Unión Europea, incluyendo los valores fundamentales consagrados en los tratados".

Y ahí empezó la bronca. El líder del Partido Popular Europeo, fiel defensor del argumentario de los populares españoles y de los pactos de los conservadores con la extrema derecha, repitió la falsedad de que se amnistían delitos de terrorismo. Weber fue a la crítica de brocha gorda. Repitió las críticas a la supuesta ilegalidad de la ley de amnistía y las mezcló con críticas políticas, alegando que mientras Alberto Núñez Feijóo quiere unir a los españoles, Sánchez quiere dividirlos.

Le contestó la jefa de los socialistas europeos, la española Iratxe García. “Por respeto a esta cámara apelo a quienes van a intervenir a hacerlo con serenidad”. Pocos le hicieron caso. García dijo que “la mayor amenaza a la democracia española es no asumir los resultados electorales del pasado mes de julio”. García recordó que el PP bloquea la renovación del Partido Popular, recordó la creación de la “policía patriótica” por el Gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy y que fue durante los años de Rajoy cuando se organizó el referéndum de independencia en Cataluña. García acusó a Weber de mentir porque dijo que se amnistían delitos de terrorismo, algo falso.

Tras ella fueron hablando el secretario general de Ciudadanos, Adrián Vázquez, Jordi Solé por ERC y Jorge Buxadé por Vox. Vázquez criticó la ley de amnistía y sobre todo los pactos con los nacionalistas. Y se dirigió directamente a los socialistas europeos, afeándoles que no actúen ahora como actuaron cuando respondieron a la deriva húngara y polaca. Vázquez equipara ambas situaciones.

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Solé defendió la ley de amnistía y Buxadé se dedicó a insultar al presidente Sánchez. Según pasaba la hora se veía que más que un debate europeo era un debate español trasladado a Bruselas.

Y así fueron tomando la palabra otros españoles, como Eugenia Rodríguez Palop (Sumar), Toni Comín (Junts), Dolors Montserrat (PP), Izaskun Bilbao (PNV), Diana Riba (ERC), Hermann Tertsch (Vox), Manu Pineda (Unidas Podemos), Javi López (PSOE), Mazaly Aguilar (Vox), Juan Fernando López Aguilar (PSOE) y Javier Zarzalejos (PP).

El resto de eurodiputados no españoles seguían la misma tónica. Los populares y un liberal criticaron la ley de amnistía y los socialistas la defendieron. Y es que el debate europarlamentario en asuntos en los que la institución no tiene competencias, como en este, no parece tener mucho sentido.

Las derechas españolas tuvieron este miércoles en la sede de Estrasburgo del Parlamento Europeo su espectáculo europeo sobre la ley de amnistía. En un debate bronco y esencialmente español (casi la mitad de los participantes eran españoles), las derechas acusaron al Gobierno español de traer la peste y el cólera, de acabar con la democracia y el Estado de derecho mientras las izquierdas defendían la futura ley de amnistía.

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