La situación en el PP
Las primarias se vuelven en contra del PP de Aguirre
El pasado fin de semana, las Nuevas Generaciones del PP de Madrid celebraron su congreso para elegir al sustituto de Pablo Casado como presidente. El método elegido fue el de primarias, una demanda clásica de la formación que a nivel regional preside Esperanza Aguirre y que abre las puertas, en teoría, a que los cónclaves de los mayores del partido adopten la misma fórmula.
Transcurrida una semana, dirigentes del partido consultados por infoLibre hacen balance de la cita y coinciden en que el proceso, lejos de manifestarse como una forma de dotar de mayor democracia interna al partido, ha conseguido justo lo contrario: evidenciar la brecha abierta entre dos sectores de los jóvenes de Aguirre y lanzar un mensaje contrario a la regeneración política por la que apostaban los tres candidatos que concurrieron inicialmente a la cita. Las mismas fuentes consideran que ha faltado el "juego limpio" con continuas "filtraciones interesadas".
Antecedentes
Para enteder la apuesta de los conservadores madrileños por las primarias hay que remontarse unos años atrás. El PP celebró su XVI Congreso Nacional en el mes de junio de 2008. La cita, que coronó de nuevo a Mariano Rajoy como presidente nacional del partido, no había estado exenta de polémica. El ahora presidente del Gobierno llegaba a la Feria de Muestras de Valencia, sede del cónclave, fuertemente tocado y cuestionado internamente. De hecho, algunos de sus compañeros habían amagado con presentar candidaturas alternativas a la suya. Por el camino, también había visto cómo referentes para un sector de su electorado como la expresidenta del PP vasco, María San Gil, o José Antonio Ortega Lara, víctima de ETA, le daban la espalda.
Uno de los principales frentes de oposición interna tenía su sede a sólo seis plantas de su despacho en la madrileña calle de Génova. Concretamente, en la primera planta, cuartel general del PP de Madrid, presidido por Esperanza Aguirre. La por entonces presidenta de la Comunidad y sus hombres de confianza, Ignacio González y Francisco Granados, aprovechaban sus apariciones públicas para exponer sus dudas sobre la capacidad de que Rajoy fuese el hombre adecuado para una nueva etapa en las filas conservadoras.
También de Madrid partió una de las enmiendas más polémicas que habría de debatirse en el Congreso: la de la elección de los candidatos por primarias. "Un militante, un voto", insistía por entonces Íñigo Henríquez de Luna. En 2008 era el presidente del PP del madrileño distrito de Salamanca; hoy es portavoz del partido en la Asamblea de Madrid.
Aguirre siempre dijo ver con "simpatía" la propuesta de Henríquez de Luna. Un debate que ha agitado desde entonces en varias ocasiones, si bien es cierto que ha sido más insistente en el último año hasta el punto de que el último Congreso de las Nuevas Generaciones (NNGG) del PP de Madrid se ha celebrado bajo este proceso con su visto bueno.
Estatutariamente, el partido que preside Mariano Rajoy no contempla este procedimiento, pero las normas internas dan cierta flexibilidad para permitirlo siempre y cuando no lo frene la dirección nacional. Y así ocurrió en esta ocasión como previamente había ocurrido en los cónclaves de NNGG de otras comunidades e incluso en el que eligió a José Ramón Bauzá como presidente del PP de Baleares en plena ebullición del caso Matas.
¿Por qué Génova entonces optó por dar un perfil bajo a lo que ocurría en Madrid? La dirección nacional del partido consideraba que el resultado de esta cita podría servir para que Esperanza Aguirre demandara similares condiciones, es decir: primarias, para el próximo congreso regional.
Hasta la fecha, Aguirre siempre ha jugado al despiste sobre sus planes. Pero no descarta nada, por lo que tampoco puede descartarse que quiera volver a repetir como presidenta del PP de Madrid. Ante la posibilidad de que el PP nacional quisiera apadrinar un candidato diferente a ella, siempre podría guardar el as en la manga de demandar primarias. Sus fieles siempre han creído que si la formación regional se decanta por el "un militante, un voto", ella gana de calle.
Pero ahora, lo que tampoco niegan sus fieles es que en el caso de la renovación de las NNGG de Madrid el proceso de primarias no ha servido para que sea reivindicado como ejemplo de lo que debe ser esta demanda clásica de un sector próximo a Aguirre.
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¿Por qué? El pasado sábado, Ana Isabel Pérez, integrante del PP de Torrejón, era proclamada presidenta de NNGG de Madrid en sustitución de Pablo Casado tras vencer a Antonio José Mesa. En concreto, el 55,2% de los votos frente al 43,32% de las 715 votaciones. En un principio, fueron tres los candidatos. Pero David Álvaro –el tercero de ellos–, decidió renunciar horas antes y sumarse a la de Mesa. Precisamente este hecho incendió el Congreso, que transcurrió con cruces de acusaciones de pactos ocultos y falta de juego limpio entre las diferentes candidaturas.
Pero el broche a este congreso llegó el lunes, cuando Pérez presentó en la sede del partido a su nuevo Comité Ejecutivo y se confirmó lo que no pocos habían ya vaticinado. Ángel Carromero –que cumple tercer grado controlado por una pulsera telemática, tras ser condenado en Cuba por la muerte en accidente de tráfico de los disidentes Harold Cepeda y Oswaldo Payá– fue nombrado secretario general.
Los más críticos insisten en que Pérez no ha creado un equipo de integración y que tiene muy difícil quitarse la fama de ser "la tapada" de Carromero. "Va a tener que hacer muchos esfuerzos para crearse un perfil de presidenta", asegura un destacado dirigente regional.