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Terrorismo

Las principales vías de financiación de un Dáesh acorralado

Un taxi pasa junto a los mensajes de apoyo escritos con tiza en una acera de Las Ramblas de Barcelona.

El atentado doble  de este jueves en Barcelona y Cambrils recupera uno de los muchos interrogantes abiertos en torno a la organización terrorista que ha reivindicado el ataque, Estado Islámico. Se trata de las vías de financiación que en el año 2014 auparon al grupo terrorista como el más rico de todo el planeta, según la lista elaborada por la edición israelí de la revista Forbes. Sin embargo, y aunque se sigue nutriendo de los mismos mecanismos de financiación, Estado Islámico ha ido perdiendo su vigor económico con el tiempo. Tal y como señala la consultora IHS Markit, el grupo terrorista ha perdido aproximadamente el 60% de su territorio en los últimos tres años, lo que ha derivado en una pérdida de alrededor del 80% de los ingresos.

Según la consultora, Estado Islámico controlaba 90.800 quilómetros cuadrados en Irak y Siria en el año 2015, mientras que el último balance –junio de 2017– sitúa sus dominios en 36.200 quilómetros cuadrados. A medida que disminuye el califato, los ingresos mensuales medios de Estado Islámico han caído drásticamente de 81 millones de dólares en el segundo trimestre de 2015 a 16 millones de dólares en el segundo trimestre de 2017.

Manuel Gazapo, director del Observatorio de Seguridad Internacional, explica que el grupo terrorista "empezó muy fuerte" y en ese momento "a la comunidad internacional, como siempre, le pilla a contrapié". Estado Islámico comienza en 2014 a "tener un presupuesto de millones de dólares al día", de modo que "podían tener unos ingresos superiores al PIB de algunos países". De un tiempo a esta parte, continúa Gazapo, "se ha empezado a reducir drásticamente desde que la coalición empezó a actuar como coalición y como internacional, mediante los bombardeos y no sólo a través de comunicados". La coalición, liderada por EEUU y de la que España forma parte, "ha bombardeado pozos de petróleo o ha recuperado el control del territorio gracias a los efectivos militares, por lo que toda su fortaleza económica para mantener el pseudocalifato, las agencias de comunicación y pagar a los combatientes, se tambaleó". 

La dinámica de las pérdidas responde a una estructura circular: "El haber perdido petróleo les hace perder capacidad económica para mantener su territorio, y si no mantienen su territorio tampoco pueden mantener su fuente de financiación principal, que es el petróleo", expone Gazapo.

En este sentido, advierte que, pese a contar con "menores vías de financiación y menores posibilidades de mantener el pseudocalifato, eso no significa que tengan menor capacidad de atentar" en suelo europeo. Gazapo habla de "terrorismo low cost o doméstico low cost", es decir, aquel cuyo coste es "muy bajo" y que con "un razonamiento logístico mínimo se resuelve". Pone un ejemplo claro: el coste del 11S –alrededor de 450.000 dólares– fue muy superior al del 11M –cerca de 100.000 dólares–, y éste, a su vez, supera con creces a lo que se estima pudieron costar los ataques de Barcelona.

El director y fundador del Observatorio de Seguridad Internacional repasa junto a infoLibre las principales vías de financiación de las que se ha nutrido Estado Islámico y que continúan siendo importantes fuentes económicas para el grupo terrorista. La mayor diferencia respecto a organizaciones terroristas como Al Qaeda, es que ésta última obtenía los ingresos de las aportaciones que realizaban sus propios miembros y "particulares multimillonarios como Osama Bin Laden", mientras que Estado Islámico se beneficia, esencialmente, de los recursos obtenidos en los territorios ocupados.

1. Banco Central de Mosul

La primera fuente de financiación con la que se topa Estado Islámico tras dar sus primeros pasos en 2014 es aquella que proviene de "todas las reservas de oro, dólares y otras divisas que tenía el Banco Central de Mosul". La organización se hace de esta forma con una cifra que los expertos sitúan en 400 millones de dólares, "una cuantía bastante considerable" de cara a las posibilidades de actuación de un grupo terrorista recién nacido.

Se hicieron con todo ello y eso les permitió obtener "una cantidad de dinero absolutamente ingente" que, de hecho, precedió al paso clave de autoproclamarse califato.

2. Petróleo

Si hay una fuente de financiación absolutamente imprescindible para el grupo terrorista, ésa es el petróleo. La zona de Siria e Irak es productora de petróleo y cuenta con la ventaja de tener "un crudo muy refinado, no hay que pasarlo por máquinas ni industrias que lo refinen, con lo cual venderlo directamente es muy fácil". 

Con el precio del petróleo a la baja desde la caída registrada a partir de junio de 2014 –de los más de 110 dólares que valía por aquel entonces el barril de Brent, su cotización ha descendido hasta los 50 dólares actuales–, la venta de crudo en los mercados locales y regionales, así como el contrabando de este carburante hacia zonas del país que no están bajo su control, se ha convertido en la fuente de financiación más potente para el grupo terrorista.

"La cantidad de pozos de petróleo facilita su venta al mejor postor porque lo van a poner a un precio muy barato para venderlo constantemente", asevera Gazapo. La lógica del grupo terrorista es sencilla: "Si el barril de Brent está a X dinero, vamos a rebajarlo a la mitad", de modo que "el que lo compra lo hace a bajo precio y no tiene prácticamente que refinarlo".

Precisamente esta realidad ha sido clave en los ataques de la coalición internacional, que ha apuntado a los focos de petróleo como principal objetivo a abatir. Según la consultora IHS Markit, "perder el control de la ciudad iraquí de Mosul y las áreas ricas en petróleo en las provincias sirias de Raqqa y Homs, ha tenido un impacto particularmente significativo en la capacidad del grupo para generar beneficios". Concretamente, prosigue, "los ingresos mensuales promedio del petróleo han descendido un 88%" en relación a las estimaciones de 2015.

3. Agricultura

En tercer lugar, y como uno "de los puntos más olvidados", Gazapo señala la importancia de la agricultura y las diferentes plantaciones de las que sacar provecho. "Igual que en Afganistán teníamos también el opio, en toda esta parte hay una gran venta y contrabando" en materias primas de "algodón y producción agrícola", que además "salen por diferentes fronteras".

La materia prima y la mano de obra para cultivar "cereales y algodón" son "mucho más baratas", por lo que se consiguen "cantidades ingentes" con las que comerciar, subraya Gazapo.

4. Minas y fosfatos

El fosfato constituye un material de una utilidad importante para la construcción, la tecnología y la industria, y en el que Estado Islámico también ha encontrado una fuente para su financiación. Antes de iniciarse el conflicto armado en 2011, Siria era el quinto exportador mundial de fosfatos, hecho que no ha pasado desapercibido para los yihadistas. Estado Islámico tomó en 2015 el control de las minas públicas de Al Sharqiya y de Kneifess durante su ofensiva contra la ciudad de Palmira, según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), alcanzando así una importante conquista en la materia.

A principios de agosto del presente año, la Policía Federal iraquí descubrió una fábrica con agentes químicos perteneciente al grupo terrorista en Mosul. El comandante de la Policía Federal iraquí, Raid Shaker Yaudat, detalló en un comunicado que las autoridades hallaron en el lugar grandes cantidades de fosfato, cloro y soda cáustica, entre otros materiales.

5. Crimen organizado

Una de las caras más visibles y escabrosas del terrorismo yihadista es aquella que apunta al contrabando y al crimen organizado. Esta fuente de financiación engloba cuatro variables. Por un lado, el tráfico de drogas supuso según el instituto IHS Country Risk menos del 7% de sus ingresos a finales de 2015. En segundo lugar, el tráfico de armas también se presenta como una vía importante de financiación, algo que "siempre ha estado vigente en el continente africano" y que se suma "al flujo de armas procedentes de la guerra afgano-soviética, con los AK-47".

El tráfico de seres humanos supone otra de las formas de crimen organizado de las que se sirve Estado Islámico, mediante el secuestro de "periodistas, turistas, personas que no les han apoyado o líderes políticos". La crisis migratoria, además, ha significado un importante punto de inflexión para los terroristas. Según publicó el diario El País en base a informes de Inteligencia occidentales, Estado Islámico "impuso peajes por valor de hasta un 30% de los casi 300 millones de euros que el tráfico de migrantes generó" en Libia durante el año 2015.

Finalmente, la organización terrorista pasó a incluir en 2016 el tráfico de órganos como otra fuente de financiación después de haber perdido parte de sus fuentes de riqueza.

6. Tráfico de arte

Mención aparte merece, por su peso y relevancia, la venta en el mercado negro de obras de arte y antigüedades de los yacimientos arqueológicos bajo control del grupo terrorista. "Les ha aportado desde el primer día una financiación constante", relata Gazapo, quien insiste en la existencia de "un gran mercado negro e importantes rutas a través de las cuales se exporta arte robado" perteneciente "al expolio en Mosul y otras ciudades".

En este sentido, el experto subraya que "la destrucción de obras artísticas para hacer vídeos de propaganda supone el menor de los casos", mientras que "en el 90% de ellos lo que hacen es venderlas al mercado negro". Existe además "una gran ruta de tráfico hacia coleccionistas asiáticos, muy fuerte también la ruta hacia coleccionistas europeos privados, y menos intensa hacia EEUU".

En agosto de 2015, el FBI puso en alerta a comerciantes y coleccionistas estadounidenses, asegurando que tenían "información creíble" que indicaba que se estaban vendiendo reliquias saqueadas en Siria e Irak. Por este motivo, las autoridades americanas elaboraron entonces una lista de recomendaciones para evitar que estas joyas históricas robadas fueran adquiridas.

7. Donaciones

El séptimo lugar revela la importancia de las donaciones por parte de individuos de forma directa, algo que "cada vez se está controlando más por parte de instituciones como el GAFI o el FATF". Este tipo de donaciones, expone Gazapo, emplean "plataformas de envío doméstico de dinero" para realizar las transferencias. El uso de bitcoins y monedas virtuales constituye también una ventana de oportunidad para este tipo de donaciones.  

"Nos guste o no", continúa el experto, parte de la financiación proviene de "monarquías del Golfo", cuyas autoridades "han estado involucradas de forma directa o indirecta y lo siguen estando ahora". Aunque resulta complejo hacer un seguimiento de estos donativos, países como Arabia Saudí, Kuwait, Catar e, incluso, Emiratos Árabes Unidos están en el punto de mira. En junio de 2014, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos se mostró contundente al respecto: "Jahbat Al Nusra –filial de Al Qaeda en Siria– y el Estado Islámico continúan recibiendo donaciones de ciudadanos privados ubicados en la Península Arábiga para financiar sus operaciones". 

Esta primera advertencia quedó reforzada en octubre de 2016 por la plataforma Wikileaks, que publicó entonces un correo electrónico firmado por la ex secretaria de Estado Hillary Clinton en el que afirmaba que Arabia Saudí y Catar "dan apoyo financiero y logístico de forma clandestina" al grupo yihadista. En el correo, fechado a 17 de agosto y enviado a su jefe de campaña, John Podesta, pedía"usar herramientas diplomáticas y de Inteligencia tradicionales para presionar" a los dos países.

Esta cuestión ha sido especialmente criticada en España por fuerzas de la oposición como Unidos Podemos, quien se ha mostrado partidaria de "cortar las vías de financiación y abastecimiento logístico" de los yihadistas. La formación morada ha reiterado en diversas ocasiones que "la mayor parte del material militar que emplean es de fabricación occidental: armas europeas vendidas a Arabia Saudí, o armas norteamericanas distribuidas en un principio al Ejército Sirio Libre, que acaban en manos del Estado Islámico", de modo que considera fundamental fijar medidas claras en esa dirección.

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8. Impuestos y extorsiones

El octavo y último punto recae sobre el entramado de los impuestos. "Establecieron su Hacienda, sus ministerios, y cobraban impuestos a los ciudadanos y a los comerciantes", relata Gazapo. "Había una mezcla de impuestos y extorsión", matiza, "hacia las sociedades que supuestamente protegían pero que en realidad estaban reteniendo" y hacia los comerciantes que quisieran circular por las zonas que estaban bajo su dominio.

La organización terrorista incluía entre ellos "una tasa de circulación de 200 dólares en el norte de Irak y una tasa aduanera de 800 dólares para los camiones que entraban en suelo iraquí a través de la frontera siria y jordana". Actualmente, y según IHS Markit, "los ingresos por impuestos y confiscación han disminuido en un 79%, en comparación con la estimación inicial de 2015".

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