10N | Elecciones Generales
El PSOE endurece su discurso sobre Cataluña para atraer a los descontentos de Rivera y anticiparse a la sentencia del 'procés'
El PSOE otorga una importancia capital al debate territorial en la campaña electoral que se avecina para reafirmar su posición central en el tablero político español. La semana que viene se cumplirán dos años del referéndum del 1 de octubre y, tres semanas después, ya muy cerca de las elecciones generales, hará 24 meses de la intervención de la autonomía catalana, la destitución del Govern de la Generalitat y la aplicación por primera vez del artículo 155 de la Constitución.
Para caldear más el ambiente, todo indica que en esas fechas será cuando el Tribunal Supremo haga pública la sentencia del juicio del procésprocés, en el que los acusados, con Oriol Junqueras a la cabeza, se enfrentan a peticiones de condena por parte de la Fiscalía que oscilan entre los 7 y los 25 años de prisión por delitos de rebelión y malversación de caudales públicos. Junqueras sigue siendo el presidente de Esquerra y la fortaleza de su partido —el más votado en las generales de abril en Cataluña— le convierte en una pieza clave de cualquier hipótesis de solución al conflicto catalán.
El Gobierno de Pedro Sánchez lleva meses advirtiendo del riesgo de que Junts per Catalunya, la organización que dirige Carles Puigdemont desde Bélgica y de la que forma parte el actual president de la Generalitat, Quim Torra, utilice la sentencia para poner en marcha un movimiento de desobediencia civil impulsado por las instituciones autonómicas que, como ya ocurrió el 1 de octubre de 2017, desafíe la autoridad del Estado en Cataluña. Y presiona para que el independentismo entienda que, si quiere buscar una solución negociada, primero debe renunciar expresamente a la vía unilateral y después abrir un diálogo con los catalanes no independentistas.
El soberanismo catalán, especialmente Junts, la CUP y las organizaciones sociales, ya se mira abiertamente en el espejo de la desobediencia civil que en Hong Kong desafía desde hace semanas al Gobierno chino. En esa línea, y en el transcurso de una sesión tormentosa, este mismo jueves han aprobado en el Parlament una resolución según la cual “Cataluña se reafirma en su carácter plenamente soberano, rechazando las imposiciones antidemocráticas de las instituciones del Estado español, y en especial, de su Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo. Como consecuencia, el Parlament de Cataluña afirma la legitimidad de la desobediencia civil e institucional, como instrumentos en defensa de aquellos derechos civiles, políticos y sociales”. Un documento sin fuerza legal, pero que en sí mismo constituye ya un desafío.
La aprobación de esta resolución tuvo lugar además en un contexto en el que la tensión política en Cataluña se ha incrementado en las últimas horas tras la operación policial que, según las autoridades judiciales y policiales encargadas del caso, ha desarticulado el nacimiento de un incipiente grupo de soberanistas vinculados a los Comités de Defensa de la República (CDR) que supuestamente planeaba acciones violentas en favor de la independencia. El president Torra ha entendido desde el primer momento la operación judicial y policial como un intento de vincular independentismo y violencia inventando con acusaciones “intolerables” “un falso relato de la violencia en Cataluña”. “No permitiré nunca que se quiera asociar un movimiento democrático con el terrorismo”, advirtió este miércoles. “El movimiento independentista”, remarcó, “ha sido y será un movimiento pacífico que busca la independencia de nuestro país siempre por medios democráticos”.
Emplazamiento a Torra
Unas declaraciones a las que Pedro Sánchez respondió desde Nueva York, donde estaba hasta este jueves participando en la sesión anual del plenario de Naciones Unidas. Torra, subrayó, “lo tiene fácil” si no quiere que se vincule independentismo y violencia: "solo tiene que rechazar y condenar" a los grupos que están vinculados con potenciales actos violentos.
Sánchez, que en un ambiente de abierta precampaña acudirá este domingo a la fiesta de la rosa del PSC en Barcelona, lleva tiempo combinando el llamamiento al diálogo dentro de la Constitución que defiende desde que ganó las últimas primarias del PSOE con advertencias en las que trata de dejar claro que no dudará en defender la integridad territorial y aplicar, otra vez, el artículo 155 si las instituciones catalanas vuelven a cruzar la línea de la legalidad.
Lo hizo en el último pleno de la legislatura, en un tenso intercambio de reproches con el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, y lo está repitiendo en todas sus comparecencias públicas y entrevistas a medios de comunicación que está realizando en estas semanas que preceden al aniversario de 1-O y a la sentencia del procés.procés
Esta demostración de dureza tiene lugar precisamente cuando Albert Rivera, el presidente de Ciudadanos, más redobla su exigencia de aplicación inmediata del 155. No es una casualidad: el PSOE no quiere dejar ningún espacio a la formación naranja para enarbolar esa bandera: saben que es gasolina para la movilización de la derecha y no están dispuestos a permitir que el debate territorial y un pulso soberanista alimente ninguna duda sobre el compromiso de Sánchez contra cualquier nuevo intento de proclamar la independencia de Cataluña.
El presidente defiende mantener el Estatut actual y descarta una mayor descentralización
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Los estrategas socialistas están convencidos de que Ciudadanos va a naufragar en las elecciones y que muchos de sus votantes, descontentos con la gestión que Rivera ha hecho de su resultado del 28 de abril, van a buscar refugio en otras siglas. Las encuestas publicadas estos días parecen confirmar esta tesis: la de 40db para El País revelaba que el 7% de los que votaron por Ciudadanos en abril —unos 300.000 electores— lo harán ahora al PSOE. De ser ciertas estas cifras, los de Rivera tendrían abierta una vía de agua muy importante por el flanco izquierdo.
El propio Sánchez, en una conversación informal en Nueva York con un grupo de periodistas en la residencia del embajador de España en Naciones Unidas, confirmó esta estrategia. Según él, los trasvases de votos el 10 de noviembre pueden tener múltiples orígenes y destinos y muchos de los votos que Rivera puede perder van a ir, en su opinión, a las candidaturas del PSOE.
La expectativa de los socialistas es alta en toda España pero particularmente en Cataluña, donde creen que Ciudadanos ha dilapidado la mayoría que consiguió en las autonómicas de 2017.