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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Elecciones 24-M

El PSOE mantiene su rechazo a pactos con el PP pese a la presión del poder económico y mediático

Pedro Sánchez, durante el mitin de precampaña en Arona, Tenerife, este 5 de mayo de 2015.

Se pregunte al dirigente socialista al que se pregunte, la respuesta es igual de tajante: no. No se quieren pactos con el PP, y esa es una línea roja, como tampoco se quieren alianzas con Bildu, aunque por razones distintas. La letanía se oye en Ferraz y en las federaciones, con semejante firmeza. Por mucho que se empeñe el poder económico y mediático, convienen varios responsables, en no despreciar la posibilidad de un entendimiento de los dos grandes partidos en aras de la gobernabilidad y del mantenimiento del establishment. El PSOE, dicen todos, no se plegará a los deseos de quienes abogan por la gran coalición, "vengan de un periódico o del Ibex 35".

Los socialistas llevan repitiendo desde hace meses cuál es su posición respecto a las alianzas postelectorales, vista la fragmentación del voto, el ingreso de nuevos actores –Podemos y Ciudadanos– y el reverdecimiento intermitente de la idea de una entente entre las dos principales fuerzas. El secretario general, Pedro Sánchez, ha reiterado que no habrá acuerdos de Gobierno con el PP, en ningún caso, porque la "única alternativa" posible que hay al modelo conservador es la que su partido encabeza. Otra cosa, ha repetido, son los pactos puntuales en ciertas materias, como en la revisión de la Carta Magna o en cuestiones clave como educación o energía. Sus palabras han sido reproducidas por barones territoriales y por miembros de su ejecutiva. Como su número dos, César Luena, que a las puertas de la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo, el pasado 16 de abril, afirmó en un desayuno informativo que todas las combinaciones son posibles, "menos con uno, con el PP", porque representa "la derecha insolidaria". En otro nivel se encuentra el rechazo al entendimiento con Bildu, con la que el PSOE sigue reacio a tender puentes años aun años después de su entrada en las instituciones y del fin de ETA. 

El País, el primer diario de España y el que tradicionalmente ha gozado de una mayor influencia en la dirigencia socialista, publicó el pasado domingo un editorial, "Pactos y exclusiones", en el que criticaba que el PSOE hubiera marcado líneas rojas "tan tajantes" antes del comienzo de la campaña electoral.

"¿Por qué renunciar a priori a acuerdos?"

"Es comprensible que se quiera enviar un mensaje rotundo a los electores del País Vasco y Navarra de que con Bildu no irán a ninguna parte, pero tiene poco sentido descartar cualquier acuerdo con el PP, por considerarlo su adversario. ¿Qué hubiera sucedido en el País Vasco en 2009 si el PP no hubiera facilitado la formación de un Gobierno socialista encabezado por Patxi López? Se hubiera perdido la ocasión de romper con la hegemonía nacionalista e iniciar una nueva etapa que condujo, entre otras cosas, al debilitamiento y posterior alto el fuego de ETA [...]. ¿Por qué renunciar a priori a posibles acuerdos que faciliten la gobernabilidad sólo por considerar adversario a un partido concreto? En el juego democrático todos los partidos son adversarios, pero también pueden ser aliados en busca de una estabilidad cada vez más necesaria en nuestro país", indicaba el rotativo de Prisa, en una clara advertencia a lo que puede suceder a partir del 24-M –sobre todo en plazas claves como Madrid o Valencia– y de las generales. 

Como ha venido informando infoLibre, Juan Luis Cebrián, presidente de El PaísEl País, ha sido uno de los principales impulsores de la idea de la gran coalición, planteamiento que encontraba receptividad también entre algunos dirigentes del PSOE, como Felipe González, como él mismo reconoció en plena campaña de las elecciones europeas, ante el malestar de cuadros y militantes. Hace una semana fue preguntado en Madrid por la política de alianzas de su partido y dijo respetarlo –le "parece bien"–, aunque avisó de que el diálogo es bueno con todos. Este viernes es probable que el tema vuelva a su mesa, ya que protagoniza un desayuno informativo en Madrid, presentado por Alfredo Pérez Rubalcaba. 

"Nada ha cambiado", insisten distintos interlocutores de la dirección federal y responsables territoriales. "La posición del partido ha sido clara desde un principio, le guste a quien le guste, y es que no habrá gran coalición con el PP. Esto no ha cambiado ni va a cambiar de la noche a la mañana. El PSOE tiene su camino, guste a quien guste, más allá de lo que diga un medio de comunicación", sentencia una dirigente de la ejecutiva federal muy cercana a Sánchez. 

"Se nos vaciarían las agrupaciones"

La posición sobre los pactos no se ha formalizado en ningún órgano de dirección recientemente. Básicamente, porque la ejecutiva no se reúne desde el 23 de marzo –el día siguiente de las elecciones andaluzas, que ganó Susana Díaz–, y el Comité Federal del 28 de ese mes no lo abordó. La actividad del partido se ha centrado en preparar la precampaña y campaña del 24-M, y en intentar obtener el mejor resultado posible. Luena, en aquel desayuno informativo en Madrid del mes pasado, marcó claramente las líneas rojas. La cúpula socialista, no obstante, sí abordó en meses pasados el debate de la gran coalición y, como constata una de sus integrantes, se probó que no existe "ninguna inclinación" hacia pactos con el PP. La postura sobre las alianzas nace, según subrayan distintos cuadros consultados, de las "convicciones ya muy asentadas" de la clase dirigente, que a su vez percibe qué sienten las bases, que rechazan con igual ahínco el entendimiento con los conservadores. No obstante, el órgano facultado para decidir sobre los pactos es el Comité Federal, máximo órgano de poder del PSOE, tal y como prescriben los estatutos

"No es sólo que se nos vaciarían las agrupaciones, es que nos echarían los militantes a otro país", ironiza un responsable extremeño, en una expresión semejante a la que pronuncian otros mandos del partido. "Lo que dice El País no tiene incidencia real en el PSOE. A lo mejor alguno lo piensa. Pero de lo que vemos en agrupaciones, entre dirigentes, está claro que la gente no quiere pactos con el PP. Es la tónica general", completa un veterano diputado valenciano. Varios cargos coinciden en que la fuerza del diario de Prisa ha encogido: antes "sí era como la Biblia, pero ahora ya ha dejado de ser el libro de cabecera. Es un libro más". 

También con UPN

No obstante, ¿a qué responde que vuelva cíclicamente la idea de los acuerdos con el PP? "Igual es una pretensión del Ibex 35, que quería esto de la gran coalición –opina un miembro del núcleo duro de Sánchez–, aunque el Ibex 35 tendría que pensar por qué hemos llegado hasta aquí. Ellos mismos han dado oxígeno a Podemos y Ciudadanos. No se puede querer una cosa y la contraria". Otra fuente recuerda, en este sentido, que los principales accionistas de Prisa son los bancos (HSBC, La Caixa y el Santander) y grandes empresas como Telefónica. Y un tercer mando alega que quizá al poder económico no le basta con la irrupción de Ciudadanos, porque en algunos casos sí podría hacer falta la concurrencia de PSOE y PP. 

El no al PP vale tanto para el Gobierno central como para las comunidades autónomas y los ayuntamientos, dicen en el partido, con la cautela de que lo que pueda ocurrir en pequeños municipios a veces se escapa de la directriz marcada desde arriba. Y también incluye a Unión del Pueblo Navarro (UPN) en la Comunidad foral, según precisa un alto dirigente regional, porque "es la marca blanca del PP" y encarna "sus mismas políticas".

Sin embargo, en la pasada legislatura el PSN llegó a cogobernar con los regionalistas –el anterior secretario general, Roberto Jiménez, fue vicepresidente de Yolanda Barcina–, aunque luego salió del Ejecutivo y estuvo a punto de apoyar una moción de censura contra la presidenta, frenada por Ferraz precisamente porque para prosperar tendría que coincidir en el voto con Bildu. En el partido hay quien, no obstante, no descarta por completo algún entendimiento con UPN en caso de que no formasen mayoría PSN, Podemos, IU y Geroa Bai. Como tampoco se descarta que hagan falta unas segundas elecciones si no se consigue armar ningún Ejecutivo. 

Tanto Sánchez como Díaz

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En el caso de Euskadi, tampoco se contemplan acuerdos con Bildu y con PP, sobre todo porque sus programas "no son casables con el PP". Y "ya no existen circunstancias homologables a las que concurrieron en 2009", cuando ETA existía y la comunidad venía de un fuerte choque interno por el plan Ibarretxe. En el PSOE se tiene la percepción de que el Gobierno de Patxi López, investido con el apoyo del PP, fue "excepcional", y encima tampoco acarrearon réditos electorales para el partido, ya que en los siguientes comicios, los de 2012, se hundió y perdió el Ejecutivo, que volvió al PNV. Ahora, en 2015, el PSE sigue muy débil –obtuvo un 13,81% en las europeas, una de las cotas más bajas de España, y que provocaron la salida de López– y ya ni siquiera daría mayoría la suma con el PP "ni en Álava", según calculan en la dirección. 

Según expresan distintos dirigentes, el no al acuerdo con el PP está en la cabeza tanto de Susana Díaz como de Pedro Sánchezno , y no creen que el secretario general se pueda plegar más fácilmente a los deseos del conglomerado económico-mediático. "Si Pedro quiere pintar algo, sabe que no puede pactar con el PP", expresa un mando regional. 

De cualquier modo, el partido está ahora sumergido en la inminente campaña. Está "en la batalla", como ilustra una responsable de Ferraz, y "sale a ganar". Después, tocará hablar "con todos", pero en los pactos las fronteras están marcadas. Sí con Podemos, con Ciudadanos, o con IU. Pero no con el PP ni con Bildu. 

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