LAS MEMORIAS DE GUERRA

El PSOE ya no se mueve para salir en la foto con Guerra y González

"El que se mueva no sale en la foto". Esta frase se le adjudicó durante años a Alfonso Guerra, el todopoderoso vicepresidente de Felipe González. Era parte de su leyenda, Pero nunca dijo realmente esa expresión, su autor fue el político mexicano Fidel Velázquez. 

El propio Guerra lo aclara en su libro de memorias La rosa y las espinas. El hombre detrás de la política. Y su presentación este miércoles por la tarde en el Ateneo de Madrid se convirtió en uno de los actos más mediáticos y morbosos de la retrée capitalina. 

Pero el morbo no era ver cara a cara a los dos hombres que forjaron el PSOE tras la Dictadura, los dos cerebros políticos que hicieron que a España no la reconociera ni su madre. Una bicefalia que acabó en un sonoro divorcio. Todos esperaban los decibelios contra Pedro Sánchez.

Los dos ya no están en esa época de modernidad que entusiasmó a España con 202 diputados en 1982. Los dos están unidos en esta España de 2023 en una cruzada contra la actual dirección de su partido. En los últimos días, de manera coreografiada, han protagonizado entrevistas en medios de la derecha para criticar a Pedro Sánchez (al que siempre han puesto piedras en el camino) y sus negociaciones con los nacionalistas.

Algunos ex y Page

Y el actual PSOE les contestó de lleno la tarde del miércoles: ningún miembro de la actual dirección ni destacado socialista en el poder se trasladó hasta el Ateneo de Madrid. Sólo dos barones territoriales fueron a arropar a Guerra y González: Emiliano GarcÍa-Page y Javier Lambán. Dos hombres que siempre han estado en las trincheras contra el actual secretario general.

Sólo una parte de la vieja guardia hizo hueco para ir a la presentación. Por la madrileña calle del Prado estuvieron algunos exministros como José Barrionuevo, José Luis Corcuera y Virgilio Zapatero o los expresidentes autonómicos Javier Fernández (Asturias) y Juan Carlos Rodríguez Ibarra (Extremadura). No se quiso perder Rosa Conde tampoco este encuentro de ex.

Por la sala principal del Ateneo también se pasearon caras del Partido Popular, como la eurodiputada Pilar del Castillo o el exdiputado Adolfo Suárez Illana. Un público sin apenas gente joven, en el que se mezclaban las camisas azules, las corbatas adamascadas y los pañuelos en las chaquetas. 

Con mucho moreno decadente de septiembre. Aires de Marbella Club, Con otra invitada sorpresa: Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro. A su madre le dedica unas palabras Guerra en su libro, recordando la pasión cinéfila de la fallecida duquesa de Alba.

Decenas de cámaras, empujones entre los periodistas, Buscando también la gloria perdida ante los medios Tomás Gómez, exlíder del PSOE de Madrid y sempiterno adversario de Pedro Sánchez. Unos minutos más tarde aparecía Nicolás Redondo. Al pasar el umbral, un antiguo compañero se le acercaba y le decía: "Te dejo cuatro días solo y te expulsan".

Guerra, a la guerra

Todos en capilla en una sala, a las espaldas del retrato de doña Emilia Pardo Bazán. Flashes, aplausos al entrar. Con una advertencia al público: era la presentación de un libro y no un complot como pueden pensar "mentes diabólicas".

Un par de frases más, y todo lo contrario, Guerra, a los pocos minutos, entró de lleno en la confrontación con la dirección actual del PSOE y se lanzó a la auto reivindicación: "Yo hace setenta años empecé a trabajar para construir un partido..."

Directo a lograr rápidamente el aplauso: "Una persona tiene derecho a no callarse si ve injusticias y arbitrariedades en zona conservadora o progresista. No puede callarse, tiene que decirlo". "Pido como socialista que no se dé el paso de la amnistía", señaló ante otro aplauso de los asistentes en el Ateneo, que colgó el aforo completo. "Yo no he sido desleal, no he sido disidente, más bien ha sido disidente el otro", proclamó ante un público entregado. Con más eslóganes: "La nueva política es una estafa descomunal".

"¿Cómo es posible que los dos grandes partidos actúen para que no dependa todo del 1,6% de Junts?", se preguntó en su análisis, poniendo el foco en Junts, ERC y EH Bildu, sin citar a Vox. Su teoría pasa por grandes acuerdos entre el PSOE y el PP y por reformas como subir el umbral de representación o dar una prima al ganador como en Grecia (una propuesta que pone cada cierto tiempo el PP sobre la mesa).

El inicio de todos los males, para Guerra, está en el pacto del Tinell, firmado en la época de José Luis Rodríguez Zapatero en 2003. Por eso, el exvicepresidente pidió a la izquierda alejarse de los nacionalismos. En su discurso, muy coincidente con el del PP actual, calificó de "disloque" el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso. "Algunos no ven lo que se nos viene encima", advirtió.

Quiso acabar con otro mensaje contra Sánchez: la verticalidad anida ahora en los partidos y no hay debates. Pero esto “no durará”, concluyó, levantando a una parte del auditorio.

Las obsesiones de González: Yolanda Díaz y la amnistía

Le tocaba recoger el guante a un sonriente Felipe González: "¿A alguien le extrañaría que esté de acuerdo?". También decía que iba a hablar del libro, pero a los pocos minutos entraba de lleno en el escenario actual. Su primer objetivo: Yolanda Díaz. Lanzó contra la vicepresidenta segunda: "¿Cómo se puede dar lecciones a un señor que lleva ganando elecciones 15 años?"

Otro dardo: su última campaña junto con Guerra fue en la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. "No sé si debo arrepentirme", agregó. Tampoco comparte pasión Guerra por Zapatero, que ni lo cita en su libro cuando habla del final del terrorismo.

Tocó entonces una queja personal: las críticas de "amigos del alma" por haber recogido el premio Torre del Oro, de CajaSol, delante de los populares Juanma Moreno y José Luis Sanz. 

Autorretrato de Alfonso Guerra: de las "compensaciones" a Filesa al 'invento' de los GAL

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"Yo no quiero ni puedo responder en este momento al Gobierno porque todavía no sé qué va a hacer", lanzó después de decir que la amnistía no es constitucional. Se han hecho "cosas bien" en Cataluña, señaló citando al PSC de Salvador Illa, pero pidió leer a Javier Cercas. "Está con Pedro Sánchez, pero no con la amnistía y la autodeterminación", apostilló, Para reflexionar: "Si no hay acuerdos entre el PP y el PSOE, no hay ninguna gran reforma que se pueda llevar adelante".

"La gente cree que no estamos apoyando al PSOE, pero lo estamos apoyando", siguió González, pero al segundo decía que nunca hubiera hecho una coalición con el PCE. Vuelta a la obsesión contra Yolanda Díaz, "esa señora que no ha ganado unas elecciones". "No es digno trasladarse a Waterloo. Quien lo hace no puede representarnos. No puede haber amnistía. No podemos dejarnos chantajear por nadie", soltó ante el auditorio entusiasta.

"Es una desgracia que estemos de acuerdo, Alfonso. Lo van a interpretar como que estamos viejos", manifestaba González al borde de las nueve de la noche. Aplausos de un Ateneo en plena arqueología política.

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