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Consulta catalana 2014

Rajoy y Mas no se mueven

Mariano Rajoy y Artur Mas se saludan antes de comenzar la reunión en la Moncloa.

El resultado de la esperada entrevista de Artur Mas y Mariano Rajoy podía haberse escrito antes incluso de haberse producido. El president de la Generalitat le dijo que Cataluña está "absolutamente decidida" a seguir adelante con la consulta soberanista y el jefe del Ejecutivo le dijo que es "ilegal" y no se va a celebrar. Y no hubo propuesta alternativa por ninguno de los dos, sino enrocamiento. Ni Mas ofreció recular ni Rajoy se planteó abrir la puerta a la reforma constitucional. Terceras vías, por ahora, ninguna. No existen. Eso sí, las puertas del diálogo están abiertas, al menos para otros temas que no tienen que ver directamente con el referéndum. 

El propio president confesó que había viajado a Madrid con la "expectativa" de que el Gobierno le hiciese algún tipo de oferta para afrontar el "conflicto" entre Cataluña y España, pero no asomó por ninguna parte. Hubo cerrojazo a ese asunto tras dos horas y cuarto de encuentro en la Moncloa. Y ante esa tesitura, Mas no le planteó ni cambiar la fecha ni el tenor de la pregunta pactada. De modo que los dos, Estado y Generalitat, seguirán con sus planes previstos. ¿Y después, qué ocurrirá cuando el Gobierno recurra ante el Tribunal Constitucional la convocatoria del referéndum y este, previsiblemente, la prohíba? La pregunta emergió recurrentemente durante la larguísima rueda de prensa (90 minutos), pero Mas la esquivó. "No hay planes B, ni C. Hay un plan, que es este, y que pasa por votar, sólo que tiene distintas fases". No se quiso situar en el escenario de adelanto electoral, de suma de ERC... 

Mas, desde el primer minuto de su comparecencia en el centro cultural Blanquerna en Madrid –no en la Moncloa–, hizo hincapié en que hay un "clima de diálogo abierto", que la entrevista de hoy "no es el final de nada", y "ello por sí mismo es positivo". El president llevó a Rajoy un documento con 23 propuestas de temas "no directamente relacionados con la consulta", y que afectan a la economía, el difícil sostenimiento de los servicios públicos –"Estamos en situación límite, están tocando hueso"–, la dependencia, las infraestructuras, las deudas del Estado con Cataluña o la invasión de competencias, uno de cuyos exponentes es la ley Wert. Rajoy prometió estudiar esos asuntos "con ánimo constructivo" para ir dando salida a algunos de ellos antes de final de año. El jefe del Govern, por su parte, reivindicó el papel de Cataluña en la creación de empleo y la activación y dinamismo económico. 

Sobre la consulta, Mas le trasladó que Cataluña está "absolutamente decidida" a hacer lo posible para que se celebre, porque hay "base y mayoría social, y también un pacto político y una fecha", y la intención es celebrarla "de acuerdo con el marco legal y a poder ser de acuerdo con el Estado", "a la británica", como ha hecho David Cameron con Escocia. "Él me reiteró que la consulta no se puede hacer y es ilegal. Y no hay ninguna propuesta por parte del Estado más allá de recordarnos que, según ellos, es ilegal", relató el president, que a renglón seguido subrayó que el referéndum se podría hacer si hubiera "voluntad política". Porque si no hay consulta, advirtió, "no habrá una solución ni estable ni buena" para Cataluña.

Rajoy advierte de los riesgos de la inestabilidad política

El comunicado que después envió el Gobierno ofrecía una versión coincidente: que, "en la misma línea de lo que han expresado tanto el Congreso como el Tribunal Constitucional, el presidente Rajoy afirmó que la consulta es ilegal y que por lo tanto, ni se puede celebrar ni se va a celebrar". También le advirtió de "los riesgos que la inestabilidad política podría suponer al incipiente proceso de recuperación, que está resultando particularmente intenso en Cataluña", y le mostró su convicción de que "es preciso preservar el clima de confianza logrado con tanto esfuerzo por parte de los ciudadanos".

Mas se felicitó de que, con todo, hoy esté "claro que el conflicto existe", porque siente que Rajoy "ha asumido" el problema, aunque ambos tengan dos "visiones diferentes". "Pero mientras podamos seguir hablando, se puede intentar buscar algún tipo de solución. Seguiremos insistiendo", verbalizó, dejando claro en todo momento que los puentes de diálogo todavía no han saltado por los aires. 

En realidad, esa perspectiva de diálogo –para el que no hay fecha siquiera– es en sí misma ficticia. Porque ninguno se movió de sus posiciones originales. Rajoy no le explicitó que recurriría el decreto de convocatoria del referéndum soberanista del 9 de noviembre ante el Tribunal Constitucional y que haría lo proprio con la Ley de Consultas, pero él se llevó la "impresión" de que así sería –"a buen entendedor, pocas palabras bastan"–. Ello no le arredrará: "Yo convocaré la consulta, de acuerdo con la ley catalana [...]. Lo que está en nuestras manos es renunciar, pero no lo haremos". 

¿Qué sucederá si el TC paraliza el plebiscito? "Estaremos en otra fase, quizá en la última fase de este proceso, pero si me lo permiten –dijo a los periodistas–, ahora tenemos una fase fundamental que es el 9 de noviembre, y voy a poner toda la carne en el asador y todo el sentido común para poder votar el 9-N. ¿El 9 de noviembre se termina todo? Tampoco. Si nos obstaculizan votar, entraremos en otra fase, pero no la voy a comentar, porque la fase, la clave y el objetivo es votar el 9-N, legalmente y de acuerdo con el Estado". 

"No hay planes A, ni B, ni C, hay un solo plan"

No hubo forma de sacarle de esa posición, pese a la insistencia de los informadores. Al final, intentó ser aún más contundente. "No hay planes A, ni B, ni C. Hay un solo plan, que es votar en urna, y este plan tiene fases, y ahora la principalísima es el 9-N". Mas, en consecuencia, no fue tan lejos como en otras ocasiones, hablando de la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias o de la entrada de ERC en el Govern. Tampoco dejó claro si se compromete a no sacar las urnas a la calle el 9-N. Todo el énfasis lo dirigió a hacer todo lo posible por que el plebiscito se celebre, y "a poder ser" con el acuerdo del Estado. De cualquier modo, lo que quiere la Generalitat es que la discrepancia sobre el plebiscito "no rompa" el canal de diálogo sobre las 23 propuestas –que no "memorial de agravios", explicitó– que Mas llevó a la Moncloa. Es necesario "ser inteligentes" para que "una cosa no asfixie a las otras".

No están sobre la mesa tampoco ofertas alternativas. "Me habrán oído comentar que si hay tercera vía la tiene que proponer el Estado. No niego que la pueda haber, depende de él". Mas explicó que desde Cataluña ya salieron anteriormente muchas "terceras vías", como la del Estatut de 2006, que mutiló el TC, así ya que "ya no tiene demasiado valor" que se haga otra propuesta desde allí. Y hoy Rajoy no le planteó ninguna salida creativa, pese a que él venía "preparado" para tener que responder. "No podemos analizar algo que no existe. Cuando exista la estudiaremos, pero hoy por hoy no existe nada". El president subrayó que no vale con que la tercera vía provenga de un partido como el PSOE, que defiende la construcción de una España federal a través de una reforma constitucional, porque ha de venir "del Estado". O sea, del Gobierno central. 

Mas restó asimismo importancia a los recelos de las potencias internacionales a una eventual segregación de Cataluña, como han expresado la canciller alemana, Angela Merkel, o el primer ministro francés, Manuel Valls.. A todos los Estados, dijo, les gusta "la integridad de otros Estados", y por eso "hace campaña Cameron" a favor de la unidad del Reino Unido, "pero ello no obsta a que haya aceptado la consulta". "Es una batalla de calidad democrática", insistió. 

Rajoy ofrece reestructurar la deuda del FLA

Rajoy no llegó a proponer ni tan siquiera un nuevo modelo de financiación, pese a que el vigente ha caducado ya que pasó el plazo de cinco años desde su aprobación (en 2009). Según el escrito del Gobierno, el presidente recordó que durante 2012 y 2013, el Estado ha facilitado el rescate de las comunidades autónomas y de los municipios a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y el plan de pago a proveedores, por valor de más de 105.000 millones de euros, de los que casi un tercio (30.000 millones) han correspondido a Cataluña.

En 2014 se volvió a activar el FLA con un crédito de 23.000 millones, 7.200 de ellos (el 34,8%), para la Generalitat. Las administraciones catalanas, según el escrito del Ejecutivo, han captado en lo que va de legislatura un total de 38.691 millones de euros. El jefe del Ejecutivo adelantó a Mas algunas líneas del nuevo paquete de apoyo a las comunidades (todas, no sólo para Cataluña), que contempla la reestructuración de la deuda del FLA con "el consiguiente alivio de su carga de intereses y la reestructuración de las devoluciones negativas de las CCAA". Rajoy le agregó que la economía catalana se beneficiará de las nuevas medidas de su Gobierno, como la reforma fiscal o los planes de crecimiento y competitividad. 

"La debilidad no me la da Pujol, sino el pueblo de Cataluña"

Durante la comparecencia afloró el caso Pujol. Mas consideró que en buena medida ya estaba todo dicho desde que ayer anunciara que el expresident había renunciado a todos sus privilegios públicos –su salario vitalicio de 86.000 euros, su oficina en el exclusivo paseo de Gràcia, su coche oficial y su chófer, así como el trato protocolario de molt honorable– y todos sus cargos en CDC y en CiU. Consecuencia de su impactante confesión del viernes pasado: los 34 años de fraude millonario al fisco. El jefe del Govern, no obstante, negó sentirse debilitado por el escándalo, habida cuenta de que siempre ha proclamado que era su "padre político". Intentó poner tierra de por medio, insistiendo en que hace "diez años" Pujol no tomaba "decisiones" ni en CDC ni en CiU, por mucho que opinase o se le consultasen temas. "La debilidad y la fuerza no me la da Pujol, sino el pueblo de Cataluña, que es muy distinto. El señor Pujol ha sido mucho en Cataluña, pero no lo es todo, ni lo fue todo". 

Mas procuró situar este episodio al nivel de otros escándalos de corrupción de otras fuerzas –"Todos los partidos tienen algún que otro problema con la Justicia y tiene un coste para todos"–, señalando que también los ciudadanos pueden estar igual de preocupados y sentir la misma "desazón" por el caso Gürtel del PP, el de los ERE de la Junta andaluza o Nóos, que ataca al corazón de la monarquía. "Pero dicho esto, un país es mucho más fuerte y tiene más activos que los que pueda representar una persona concreta. Jordi Pujol fue una persona de gran simbolismo en Cataluña [...], pero él mismo ha admitido errores graves y ha pedido perdón, y perder prestigio social y capital político es muy duro". En esta ocasión, no dijo tener "compasión" por lo que le ha sucedido a Pujol. Se alegró incluso de que casos como este salgan y de que todos se remitan a la época de bonanza, lo que indica que hay una "toma de conciencia muy clara de hasta qué punto las cosas se tienen que hacer distinto y mejor". 

Segunda reunión en un año

La reunión se prolongó dos horas y cuarto, desde las 11.10 –una vez que Rajoy le recibió en lo alto de la escalinata de la Moncloa, sin bajar un peldaño, y tras saludarse fríamente– hasta poco antes de las 13.25 horas. Después, el president se dirigió al centro cultural Blanquerna, sede oficial de la Generalitat en Madrid. Allí, al comienzo de la rueda de prensa, se oyó a un desconocido irrumpir en el inmueble, con la pretensión de entrar en la sala, chillando "¡Visca España!". El hombre, de unos 30 años, no pasó de la puerta gracias a la intervención del personal de seguridad. No hubo ningún incidente. Tras el revuelo, Mas prosiguió con su explicación. 

El Blanquerna fue el mismo espacio que utilizó en septiembre de 2012, en su primera reunión tras la llegada del PP al poder, en la que abordó con el presidente el pacto fiscal. Un encuentro que se saldó en fracaso y que lanzó definitivamente el proceso soberanista. Pacto fiscal, por cierto, que hoy ya está "superado como solución definitiva". El 29 de agosto de 2013, Rajoy y Mas volvieron a verse en Madrid, pero de forma privada, sin cámaras, y por tanto no hubo comparecencias posteriores.

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Después la tensión siguió en aumento, con el hito clave del pacto del frente proconsulta en diciembre pasado, cuando se cerró la fecha del referéndum, 9 de noviembre, y la doble pregunta: "¿Quiere usted que Cataluña se convierta en un Estado?" y "¿Quiere que este estado sea independiente, sí o no?". El jefe del Ejecutivo subrayó, desde el primer minuto, que ese plebiscito era "ilegal", que no lo consentiría y que el aparato del Estado respondería haciéndolo inviable. 

Este lunes, dos días antes de la entrevista con Mas, Rajoy citó al nuevo secretario general del PSOE. Pero allí, la única coincidencia evidente (y esperable) fue el no a la consulta "ilegal", tal y como la definieron las dos partes. Pedro Sánchez le planteó la necesidad de caminar hacia una reforma constitucional, con la idea de construir una España federal, pero el presidente dio portazo a sus aspiraciones. Como dejó bien claro en un comunicado, Rajoy le advirtió de que "en este momento no se dan las condiciones políticas necesarias" para abrir ese melón con garantías de que pueda suscitarse un consenso similar al que alumbró la Carta Magna de 1978.  

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