Balance de legislatura
Rajoy ve la economía española en un “círculo virtuoso” y reitera que no habrá independencia en Cataluña
Balance triunfal el del presidente del Gobierno en la recta final de la legislatura. Valga esta frase de ejemplo: España ha entrado en "un círculo virtuoso" de más crecimiento, más empleo, más ingresos y menos impuestos. "La recuperación está ahí", sintetizó. El cambio en la situación económica es "indiscutible" y cada vez llega a "más" ciudadanos, algo que todos deberían "celebrar". Y sobre Cataluña, el conflicto que de nuevo ocupa la atención política, más de lo mismo: el Ejecutivo defenderá la ley y hará cumplir la ley. Punto. "No va a a haber independencia de Cataluña, de ninguna de las maneras. No tiene sentido". Tampoco cree que es una prioridad reformar la Constitución, como le pide el PSOE.
Mariano Rajoy compareció este viernes en su última rueda de prensa de balance de gestión en la legislatura, a muy pocos meses de las generales, aún sin fecha (porque de nuevo evitó adelantarla). En ella presentó las líneas maestras de los Presupuestos Generales del Estado de 2016, que comenzarán su andadura en las Cortes el próximo martes, 4 de agosto, cuando los lleve al Congreso el ministro de Hacienda. Y en la que aprovechó para vender el buen estado de forma de la economía española como si de un manifiesto electoral se tratara, con poca o nula autocrítica y centrándose en hablar del "futuro", pese a que no se privó, en cambio, de quejarse una y otra vez de la herencia recibida por el Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
El presidente confirmó la pírrrica subida de las pensiones de un 0,25% –dos euros al mes de media–, el aumento salarial del 1% a los funcionarios –el primer incremento tras cinco años de congelación– y la recuperación este año de otro cuarto de la paga extra que se les quitó en 2012 y el 50% restante, a lo largo de 2016. El gasto social ocupará, según los cálculos del Gobierno, la parte "principal" del gasto: el 53,5%. Dicho de otra forma, de cada 100 euros que se van a invertir en 2016, 39 se dedicarán a pensiones, 7 al desempleo y a políticas activas, 8 se destinarán a gastos sociales, 14 se transferirán a las comunidades autónomas y 10 irán al servicio de los intereses de la deuda pública. Deuda que supondrá el 98% del PIB.
El déficit llegará a finales de 2016 al 2,8% y el crecimiento será del 3% [consulta aquí el cuadro macroeconómico para 2016 aquí en PDF]. Además, las comunidades autónomas recibirán este año 10.000 millones de euros más pese a no cambiar el modelo de financiación. De ellos, 7.455 se deben a la mejora de la economía y de la recaudación. Y los 2.900 restantes se deben a "una decisión del Gobierno", para que cuenten con financiación a interés cero. Eso sí, las CCAA deberán cumplir el límite de déficit marcado, avisó.
"Se cierra una etapa dificilísima"
"Se cierra una etapa dificilísima para todos los españoles, y se abre un periodo de crecimiento sostenido y de creación de empleo. España está entrando en un círculo virtuoso" de más crecimiento, más empleo, más ingresos y menos impuestos", redondeó. Los Presupuestos de 2016 fortalecen esa senda que, "si no se tuerce", puede llevar al país al "periodo de crecimiento y bienestar más largo de la historia reciente". Rajoy tomó sus datos como palabra divina casi: a esa realidad se le pueden buscar "todas las sombras que se quiera", pero el cambio de situación es "indiscutible" y llega "cada vez a más gente". El futuro, por tanto, cuenta con más "seguridad y optimismo" que antes de su aterrizaje a la Moncloa, en diciembre de 2011.
Rajoy describió los tres "riesgos" que pueden arruinar ese paisaje idílico, que proceden de la "incertidumbre política". Primero, el "desafío independentista y rupturista" de Cataluña. Dos, que se vuelva a "perder la confianza". "Cuando se escucha la amenaza de liquidar las reformas se manda un pésimo mensaje [...]. Cada cual tiene derecho a poner en circulación ocurrencias, no a poner en riesgo los pilares sobre los que se sustenta la recuperación", advirtió, en clara referencia al PSOE y a Podemos. Tercera amenaza: la evolución de la crisis griega, que a su juicio está encauzándose.
En resumen, se ha avanzado en la "recuperación económica y la modernización de España". Y como presidente tiene la voluntad de "defender" ese futuro, por lo que pondrá todo su "empeño en evitar que se pueda malograr" la "enorme tarea" hecha por los españoles y cuyos frutos sólo ahora "se están empezando a recoger".
Las preguntas posteriores de los periodistas se centraron, obviamente, en una de esas amenazas citadas por Rajoy: Cataluña. El presidente insistió en que las elecciones del 27-S son "autonómicas", y no "plebiscitarias", porque no existe esa categoría en el ordenamiento jurídico. Y no se permitirán unas plebiscitarias como no se permitió el referéndum el año pasado, advirtió.
Respuesta "prudente, proporcional"
El Ejecutivo, dijo, va a velar por el "cumplimiento de la ley" y la defenderá "activamente". "Mi Gobierno va a defender la unidad de España, la soberanía nacional y la igualdad de los españoles", explicó, como también dará la "batalla" por que no se prive a los ciudadanos de Cataluña de su triple condición de catalanes, españoles y europeos". "España es un país serio y en ningún país serio se puede permitir violentar la ley o sacar rendimiento político de ello", subrayó, en claro toque de atención de Artur Mas.
Rajoy remarcó con ahínco que, aunque ganen los soberanistas en las autonómicas, no habrá secesión: "No va a haber independencia de Cataluña. De ninguna de las maneras. No tiene sentido".
Preguntado si se arrepentía de su gestión del conflicto, expresó que "toda obra humana es mejorable", pero en "ningún caso" se arrepiente de que su partido presentara el recurso contra el Estatut de 2006, cuya anulación parcial por el Tribunal Constitucional sólo contribuyó a encender los ánimos. La respuesta del Gobierno, defendió, ha sido "prudente, proporcional". "Y no hemos cedido en nada en lo que no debiéramos ceder. Ni abdicado de ninguno de nuestros principios".
No es prioritaria la reforma constitucional
También dejó claro que no se arrepiente de no haber abierto el melón de la reforma constitucional. Sigue pensando, de hecho, que "no es la prioridad española", porque ha de serlo el crecimiento y la creación de empleo y dar la batalla en Europa. Aunque hizo una pequeñísima concesión: "Es un tema abierto y lo más importante es buscar el momento y el consenso". Se le inquirió por el artículo 155 de la Carta Magna, que permite la suspensión de la autonomía, pero no quiso entrar en ello. Es un precepto más del texto de 1978 y no tiene nada más que decir en relación con él, respondió lacónico.
Rajoy mostró su disposición a hablar con Artur Mas "como con todo el mundo". "Pero no es fácil tener un diálogo cuando la pretensión es hacer un referéndum sobre 'si me voy o no me voy'. No hay presidente del Gobierno que esté dispuesto a que su país deje de ser su país", recalcó. También replicando al president, que dijo que a Madrid le "asusta" la lista unitaria soberanista, señaló que no teme "en absoluto" esa candidatura. Apuntó que Mas está "en su derecho" de ir como número cuatro de una plancha que encabeza el eurodiputado de ICV Raül Romeva –"uno que viene del PCE", rotuló despreciativo–. Frente a la unidad de los independentistas, la disgregación de las fuerzas constitucionalistas. Rajoy se confesó convencido de que "en momentos de dificultad", estos últimos "estarán de acuerdo", aunque tenga sus dudas respecto a la actitud de los socialistas, al ver que se han alineado con otras fuerzas de izquierdas para sacar del Gobierno municipal al PP en Badalona o Castelldefels.
El presidente no quiso ahondar en otro tema que le resulta especialmente molesto, como la corrupción. En su primera intervención, se refirió a las leyes aprobadas durante su mandato y puso en valor una, la mejora de la figura del decomiso, para obligar a los condenados por corrupción a que "devuelvan a la sociedad lo que robaron". Pero después sí se le preguntó por los casos que afectan a su partido. Y, en particular, por el levantamiento del secreto de sumario de la PúnicaPúnica. Las conversaciones publicadas "no son nada edificantes", sino "absolutamente reprochables", sentenció, y garantizó que su Gobierno trabaja para que estas "cosas" no se repitan "nunca más". Y, obviamente, mostró su respeto a lo que "digan y hagan" los tribunales. También aseguró que el PP ha actuado y actuará en los casos en los que miembros de su formación aparezcan involucrados en casos de corrupción. Lo cierto es que el PP ha operado en algunos casos con lentitud, y en muchos casos tras una intensa presión social y de la oposición.
A Rajoy se le pidió que hiciera autocrítica sobre la lucha contra la corrupción en sus filas (papeles de Bárcenas, Gürtel o Púnica) o incluso sobre su gestión del proceso soberanista. No hubo manera. Lo despachó en todo momento con una apelación al futuro. "Lo importante es lo que haga en el futuro. El pasado, pasado está".
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Tampoco quiso aventurar si los ciudadanos le pasarán factura por los escándalos de corrupción: "Eso al final es lo que gente diga y lo que los españoles digan siempre estará bien. Yo voy a intentar trabajar para ganarme con mi partido su confianza. Hemos hecho cosas bien y hemos hecho cosas que no están tan bien. El juez es el conjunto del pueblo español y a su veredicto nos sometemos todos". Ni tampoco avanzó con quién preferirá acordar si no obtiene la mayoría suficiente: "Vamos a trabajar por pactar con el mayor número de españoles. Seremos constructivos". "Más o menos se sabe con quién podemos entendernos y con quién no", añadió después, haciendo un guiño velado a Ciudadanos, su socio preferente tras el 24-M.
Sobre la conveniencia de una gran coalición con el PSOE tras las generales, no se pronunció. Pero si se repiten los pactos de la izquierda y las "cosas" que se han visto en "muchos ayuntamientos", es "malo para España" y espera que no ocurra.