Una rebeldía intacta hasta la vejez

Mantener la capacidad de rebeldía y la lucidez crítica hasta los 95 años solo está al alcance de los grandes, de personajes singulares como Stéphane Hessel. La vida de este diplomático y escritor podría inspirar una magnífica novela donde se mezclaran las peripecias de un joven franco-alemán, de origen judío, que participa en primera línea en la Resistencia contra los nazis, es encarcelado en campos de concentración, consigue escapar y, en la posguerra, contribuye a la redacción de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU. Pero tras una brillante carrera como diplomático al servicio de Francia, un ya anciano Hessel se convierte en el guía de una generación de jóvenes indignados contra la crisis económica y unas democracias más formales que reales. Su breve libro ¡Indignaos! pasó a ser una referencia moral en las ocupaciones de plazas en Madrid, Londres o Nueva York hasta el punto de dar el nombre al movimiento español.

Nacido en Berlín en 1917, Hessel se trasladó de niño con su familia a París y con 20 años adquirió la nacionalidad francesa. Su militancia activa contra los nazis lo llevó a convertirse durante la Segunda Guerra Mundial en uno de los hombres de enlace entre la Resistencia en el interior de Francia con la dirección central de aquella organización, radicada en Londres. Detenido por la Gestapo, Hessel fue internado en los terribles campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau. En una azarosa fuga, el joven resistente logró escapar de las garras de los nazis al cambiar su identidad por la de un prisionero francés que había muerto.

En la posguerra, fue destinado como diplomático a la comisión encargada de redactar la Declaración universal de Derechos Humanos que Naciones Unidas promulgó en 1948, una de las tareas de las que más orgulloso se sentía, según confesó en diversas entrevistas concedidas en los últimos años de su vida. Destinado a distintas misiones, entre ellas la representación de Francia ante la ONU en Ginebra, Hessel fue envejeciendo en su carrera diplomática hasta que se jubiló en la década de los ochenta. Pero a los 92 años la publicación en una modesta editorial francesa de un breve manifiesto-libro, casi un panfleto, titulado ¡Indignaos!, se convirtió en un éxito de ventas y en el banderín de enganche de una generación de jóvenes que vieron en Hessel un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia a lo largo del siglo XX.

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Cuatro millones de ejemplares

“Este libro ha transformado totalmente mi vida. Yo era un sencillo diplomático jubilado que llevaba una vida tranquila y ahora no puedo pasearme por París sin que alguien me pare en la calle para darme las gracias. Es maravilloso”, afirmaba el autor en una entrevista hace unos meses. En apenas 32 páginas, Hessel hizo todo un llamamiento a la resistencia como ya hiciera en su juventud en la Francia ocupada por los nazis. A pesar de que Hessel era un autor prácticamente desconocido y de que su trayectoria había caído en el olvido, el libro supo enlazar con las aspiraciones de millones de personas en todo el mundo. Prueba de ello fue que ¡Indignaos! se ha traducido a una treintena de lenguas y ha vendido unos cuatro millones de ejemplares. La editorial española Destino publicó el libro, con prólogo de José Luis Sampedro, a finales de 2010. Meses después, en vísperas de las elecciones municipales y autonómicas, el movimiento del 15-M ocupaba la Puerta del Sol de Madrid y otras plazas de España en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo como emblema de la rebelión frente a la crisis.

A partir de ese éxito editorial y de su influencia ciudadana, Hessel se convirtió en un referente de los movimientos críticos con las políticas dictadas por los mercados financieros y los organismos internacionales. Escribió otro libro, ¡Comprometeos!, a modo de continuación del anterior y también se reeditó una obra de memorias titulada Un baile con el siglo, toda una definición para un intelectual que atravesó con valentía el siglo XX e inspiró la rebeldía de comienzos del XXI.