Ley Transparencia

Los regalos a políticos: la transparencia de Bruselas frente a la opacidad española

Platos de porcelana, coñac armenio, tapices orientales o vino moldavo son algunos de los regalos con los que gobiernos y empresas agasajan a los miembros de la Comisión Europea. Lejos de lo que podría parecer, estas ofrendas no son ningún secreto. Existe un registro público de los regalos que los miembros del organismo reciben por un valor superior a 150 euros.

Desde la fecha de recepción, la descripción del objeto, el país de origen del regalo hasta el nombre del miembro de la Comisión al que va dirigido, todos estos datos son públicos y accesibles a través de Internet. De esta manera, el organismo liderado por José Manuel Durão Barroso defiende la transparencia de la institución.

Con 26 regalos de un total de 52, Barroso encabeza la lista de los más agasajados. El presidente de la Comisión recibe obsequios de lo más variopinto: desde un busto de Gandhi ofrecido por el Gobierno de India; hasta un cofre con tres botellas de coñac, regalo del jefe de Estado de Armenia.

Stefan Füle, comisario europeo de Ampliación y Política Europea de Vecinda, y Günther Oettinger, comisario europeo de Energía, siguen a Barroso en el ranking de los miembros del organismo que reciben más ofrendas.

Los gobiernos de China e India lideran la lista de países que realizan más regalos a la institución europea y a sus miembros. Las empresas de Azerbaiyán son las más generosas a la hora de halagar a los comisarios con alfombras de origen y motivos orientales. El comisario europeo de Energía recibió cuatro tapices por parte de estas empresas azerbaiyanas.

Lejos de esta nitidez queda la limitada Ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno promulgada el pasado mes de diciembre. En España no se prevé ningún registro de los regalos que reciben los cargos públicos. Tampoco existe ninguna ley que lo exija.

La Ley de Transparencia aprobada por el Ejecutivo hace referencia a los regalos una sola vez a lo largo de todo su texto. Uno de los puntos del artículo 26 de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, referente a los principios de buen gobierno, establece que los cargos públicos “no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones. En el caso de obsequios de una mayor relevancia institucional se procederá a su incorporación al patrimonio de la Administración Pública correspondiente”.

España lejos de Reino Unido y la UE

¿Quién estima si las ofrendas superan o no los límites de la cortesía? ¿Qué obsequios son de mayor o menor relevancia? Incógnitas que lejos de aportar claridad, subrayan las deficiencias de una ley, en teoría, concebida para ilustrar el buen gobierno y desenmascarar los tratos de favor. Desde la fundación ciudadana Civio explican que "los regalos que reciben los cargos políticos, fruto de las relaciones diplomáticas, son una práctica habitual; sin embargo, en lugar de admitir que se trata de algo normal y hacerlo público, reniegan de ello, mientras aceptan los obsequios bajo manga". 

La organización señala que el Gobierno inglés funciona de manera muy similar a la Comisión Europea. Este organismo también cuenta con un registro público de los regalos que reciben los diferentes cargos políticos. A través de Internet es posible acceder al listado de "regalos, hospitalidad y reuniones –comidas y cenas–" que disfrutan los miembros del Gabinete del Primer Ministro de la mano de periódicos, propietarios de medios, editores y ejecutivos. 

"En España aún luchamos por unos niveles de transparencia básicos –explican desde la iniciativa Qué hacen los diputados–, estamos muy lejos de un sistema como el de la Comisión Europea o el Parlamento inglés". La Ley de transparencia aprobada por el Ejecutivo ampara "los elementos más básicos" para acabar con la opacidad del escenario político, puntualizan. 

Ambas plataformas señalan que, por ahora, no hay ninguna iniciativa ni propuesta para equiparar a España con los niveles de transparencia europeos. De momento, señalan desde Civio, "nos conformamos con soluciones cutres" que apaciguan la evidente opacidad del panorama político español. 

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