Las residencias de DomusVi, Mensajeros y Colisée fueron las más golpeadas por el covid en Castilla y León

17

La residencia que Mensajeros de la Paz tiene en la localidad leonesa de La Bañeza era en teoría el buque insignia en el sector residencial de la entidad que dirige Ángel García, conocido como el padre Ángel. Pero cuando llegó la pandemia sufrió un verdadero hundimiento: 71 de las 234 personas que vivían allí perdieron la vida en apenas dos meses. Es decir, tres de cada diez residentes murieron. De hecho, contagiarse era casi una condena de muerte, puesto que solo lograron sobrevivir nueve de los 80 mayores que tuvieron covid. De los 71 fallecidos, solo cinco recibieron asistencia hospitalaria, el resto de los decesos se produjeron en el propio centro.

Esa residencia de Mensajeros fue la que registró mayor número de muertes en Castilla y León en marzo y abril de 2020, de las 685 que estaban operativas en aquel momento en la región. El Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco (PP) hizo públicos los datos este jueves, obligado por el Tribunal Superior de Justicia, que estimó “de forma íntegra” el recurso contencioso-administrativo que interpuso infoLibre para lograr que la información fuese pública. El Ejecutivo regional le facilitó los datos a este periódico y, pocas horas después, los colgó en la página web de la Junta (puedes consultarlos aquí).

En aquellos dos meses fallecieron 2.341 residentes en Castilla y León con covid o síntomas compatibles, lo que convierte a dicha comunidad autónoma en la tercera con más decesos, por detrás de Madrid y Cataluña. En los tres territorios se paralizaron las derivaciones a los hospitales y se dispararon las muertes en los propios centros, que supusieron el 77,0% del total de decesos en Madrid, el 71,8% en Cataluña y el 68,7% en Castilla y León.  

El impacto por grupos

El principal grupo del sector residencial en la región es Clece, parte de la multinacional ACS que preside Florentino Pérez. En marzo de 2020 gestionaba 28 residencias, 17 de ellas de titularidad pública pero que habían sido privatizadas (15 eran propiedad municipal, una del Gobierno autonómico y otra de la Diputación de Soria).

En los centros de Clece vivían 1.778 personas, de las que perdieron la vida 67, lo que supone una tasa de mortalidad del 3,7%. La peor parte se la llevó la residencia Patio de los Palacios, en Valladolid, con 23 muertes. En El Parque, en Soria, fallecieron 14 personas. En el lado opuesto destacan 16 centros donde no se produjo ningún deceso. Clece gestionaba el 4,1% de las camas residenciales de la comunidad, y sufrió el 2,8% de los decesos. Una situación a la que contribuyó el hecho de que su negocio se centra en buena medida en centros municipales de pequeño tamaño, que en general se vieron menos afectados por el virus.

El segundo grupo más potente es una congregación de monjas: las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, con 13 residencias en las que vivían 1.747 mayores. En total perdieron la vida 50, de ellos 16 del centro Sagrada Familia en Aranda de Duero (Burgos). En el geriátrico San José, en Medina del Campo (Valladolid), fallecieron 9. También en su caso es menor el porcentaje de decesos (2,1% del total) que el de plazas gestionadas (4,1%).

En tercer y cuarto lugar se sitúan Colisée y DomusVi, ambas multinacionales en manos de fondos de inversión. Y ambas presentan, junto a Mensajeros, las peores cifras al comparar su tamaño con el número de fallecidos.

Colisée disponía de 11 residencias –ocho de ellas en la provincia de Salamanca–, con 1.375 camas ocupadas cuando llegó la pandemia (3,2% del total en la región). Hasta en cinco centros se registraron 15 o más decesos, siendo la tragedia especialmente grave en el de la localidad salmantina de Villares de la Reina con 44 muertes. En total perdieron la vida 131 personas en sus geriátricos, el 5,5% del total, claramente por encima del porcentaje de plazas.

DomusVi muestra unas cifras casi idénticas, con 130 fallecidos en sus nueve centros de la comunidad, donde vivían 1.255 personas cuando llegó la pandemia. También en su caso el porcentaje de muertes (5,5%) está claramente por encima del porcentaje de plazas gestionadas (2,9%). Uno de cada diez mayores que vivían en residencias de DomusVi perdieron la vida. La masacre fue especialmente cruel en DomusVi Arroyo (Valladolid), donde se produjeron 61 decesos, la segunda peor cifra de la comunidad. En el geriátrico de DomusVi en La Virgen del Camino (León) hubo 46 decesos.

La tasa de mortalidad en DomusVi se situó en el 10,3%, porcentaje que sólo logró empeorar Mensajeros de la Paz, con el 11,1%. Además de la hecatombe en la principal residencia de La Bañeza, también destacan las 17 muertes registradas en un segundo centro que la ONG del padre Ángel tiene en esa localidad leonesa. De los 954 residentes que vivían en alguno de los 15 centros de Mensajeros de la Paz, 106 habían fallecido el 30 de abril.

Las 35 residencias con más muertes

Castilla y León es la segunda comunidad autónoma con mayor número de residencias (685 abiertas en marzo de 2020), solo superada por Cataluña. En cuanto al número de plazas autorizadas, se sitúa en tercer lugar, por detrás de Cataluña y de Madrid. El número de camas ocupadas en aquel momento era de 42.839.

En 35 de esos centros se produjeron 20 o más decesos, una lista negra que encabeza Mensajeros en La Bañeza con 71 personas muertas. Sólo hay siete centros en toda España con mayor número de fallecimientos en dicho periodo, que fue el más fatídico para los residentes desde la llegada del virus.

Cinco de esos geriátricos cuentan con gestión pública –cuatro de la Junta y uno de la Diputación de Burgos–, mientras que las otras 30 tienen gestión privada. En el primer grupo, la situación fue especialmente dramática en la Residencia Asistida de Segovia, donde perdieron la vida 55 personas, la tercera cifra más alta en la región.

El quinto centro con mayor número de defunciones fue la Residencia San Bernabé y San Antolín, en Palencia, gestionada por una fundación católica del mismo nombre y donde se produjeron 46 decesos en aquellos dos meses.

Varios geriátricos de la lista están ligados a la Iglesia. Cáritas gestionaba dos de estas residencias –El Sotillo en la localidad segoviana de La Lastrilla y San Agustín en el pueblo zamorano de Toro–, mientras que otros dos geriátricos de Valladolid estaban en manos de congregaciones de monjas: la Casa de la Beneficencia, controlada por las Hijas de la Caridad (que dejaron esa función en junio de 2021), y el Sagrado Corazón, del que se encargan las Hermanas Angélicas. En el primero fallecieron 38 personas y en el segundo, 20.

También destaca la alta mortalidad de residencias concretas que pertenecen a los grupos multinacionales más importantes, además de los ya citados DomusVi y Colisée. Así, en Orpea Valladolid murieron 36 mayores, en Ballesol Salamanca otros 25, y en Vitalia Home de Cabezón de Pisuerga fueron 25.

El TSJ de Castilla y León ordena a la Junta que entregue a infoLibre los datos de fallecidos en residencias

Ver más

En la lista también figuran dos centros sorianos del grupo Latorre, que es el más fuerte de dicha provincia.

Por último, cabe mencionar a dos residencias salmantinas que adquirieron fama en octubre de 2018, cuando se convirtieron en las protagonistas negativas de ¿Te lo vas a comer?, el programa del conocido cocinero Alberto Chicote. En Bellavista de Castellanos de Moriscos murieron 30 personas y en Bellavista de Babilafuente otras 20. En aquel momento ambos pertenecían a un empresario local llamado Rafael de la Torre Fraile, que se las vendió al grupo Albertia a finales de 2020. El hecho de que la entidad gestora de uno de esos geriátricos fuese una sociedad llamada Vistalegre Industrias Porcinas deja bien a las claras la sensibilidad del empresario con el cuidado de los mayores.

A continuación, infoLibre publica los datos esenciales de esas 35 residencias donde el impacto de la pandemia fue especialmente grave.

La residencia que Mensajeros de la Paz tiene en la localidad leonesa de La Bañeza era en teoría el buque insignia en el sector residencial de la entidad que dirige Ángel García, conocido como el padre Ángel. Pero cuando llegó la pandemia sufrió un verdadero hundimiento: 71 de las 234 personas que vivían allí perdieron la vida en apenas dos meses. Es decir, tres de cada diez residentes murieron. De hecho, contagiarse era casi una condena de muerte, puesto que solo lograron sobrevivir nueve de los 80 mayores que tuvieron covid. De los 71 fallecidos, solo cinco recibieron asistencia hospitalaria, el resto de los decesos se produjeron en el propio centro.

Más sobre este tema
>