
Los narcos, que de forma rutinaria mantienen un estricto control sobre los horarios de entrada y de salida de la base de Vilagarcía de la embarcación Águila del Servicio de Vigilancia Aduanera, saben desde hace meses que no existe vigilancia. La embarcación, que sufrió una avería en los motores que provoca que deban ser sustituidos, permanece amarrada en el puerto desde finales de diciembre, según pudo saber este periódico, a la espera de la llegada de los nuevos propulsores y su sustitución. En este tiempo, solo se ha visto la presencia de la patrullera de la Guardia Civil en días concretos (nunca por la noche, salvo en la acción contra la banda de origen albanés que fue detenida en Vilanova) en la ría, que está desprotegida. Los agentes del servicio efectúan recorridos de prevención por tierra, en coches, pero carecen de medios para hacerlo en el agua, mucho menos para perseguir a ninguna lancha sospechosa.
A esta circunstancia se une un segundo problema de gran importancia: la embarcación VA-II, que opera desde la base de Muros, también está parada, y los narcos también lo saben a través de sus controladores sobre el terreno. En este caso, el barco, que forma parte de los que fueron construidos en la década de 1980 en los astilleros Viudes, en Catalunya, ha sido retirado de circulación de forma preventiva después del hallazgo de fibras de amianto en el puente de la embarcación Alcaraván I en su base de Santander.
Por ello, y como medida preventiva, se han paralizado todas las embarcaciones de tipo Alcaraván, que son, de facto, las que protegen toda la costa del Cantábrico, esto es, Ribadeo, Gijón, Santander y Bilbao, además de la citada de Muros que es del mismo fabricante. Así lo destacó en un comunicado el Sindicato Independiente de la Agencia Tributaria (SIAT). La propia AEAT asegura que "de momento no ha habido ninguna exposición de riesgo por amianto" y el propio sindicato explica que "en caso de existir, el riesgo sería bajo".
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A partir de ahora se van a realizar inspecciones en todas estas embarcaciones para comprobar el origen del amianto y si ha existido algún tipo de exposición, y se han ofrecido revisiones médicas especializadas a los funcionarios del Alcaraván I y, si fuese necesario, al resto de tripulaciones del Cantábrico y de Muros.
En este momento permanecen operativas, además de los barcos de la Guardia Civil, las bases de Aduanas en Vigo y en Marín. El resto de la fachada atlántica carece de protección marítima ante la avería de Vilagarcía y la medida preventiva tomada en Muros. El siguiente buque de Aduanas sería el de A Coruña.
Mientras, el SVA sigue a la espera de la renovación y entrega de nuevas embarcaciones que están a punto de estrenarse, pero lo cierto es que en este momento la costa gallega está desprotegida.