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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Los pactos poselectorales

Rivera se topa con el rechazo de sus aliados europeos y de una parte de los fundadores de Cs a la alianza con Vox

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

Fernando Varela

La decisión de Albert Rivera de saltarse los límites que él mismo se había autoimpuesto para no negociar ni compartir tareas ejecutivas con Vox con el objetivo de apuntalar su entrada en gobiernos autonómicos y municipales de toda España no está gustando ni en las filas de sus aliados europeos ni entre algunos dirigentes que participaron en la fundación de la formación naranja. Los pactos con la extrema derecha de Santiago Abascal y la decisión de insistir en bloquear el inicio de la legislatura aunque eso suponga repetir las elecciones generales han consolidado el viaje hacia la derecha que Rivera inició a comienzos de año, cuando decretó un cordón sanitario contra el PSOE en el Congreso de los Diputados que a día de hoy sigue vigente.

Y no todos en Europa están entendiendo el veto a los socialistas y los acuerdos con Vox. El primero en mostrar su incomodidad ha sido además el principal referente de Rivera en el continente, el presidente francés Emmanuel Macron, cuyo ejemplo abrazó Ciudadanos coincidiendo precisamente con el éxito electoral del actual inquilino del Elíseo.

Macron ya no oculta la “preocupación” que le producen los pactos Cs-Vox. El presidente francés “no acepta ambigüedades” y está dispuesto incluso a replantearse la “cooperación política” con la formación de Albert Rivera si pacta algún tipo de “plataforma común” con la ultraderecha.

Fuentes del Elíseo subrayaron este viernes en un encuentro con periodistas españoles que “cualquier trabajo de fondo con la ultraderecha es muy grave” y que “no se puede ignorar” el escenario autonómico y local en España. Los acuerdos de Ciudadanos con Vox no son “una anécdota” para el líder francés, sino “un tema importante”.

“No vamos a tener ninguna complacencia”, subrayaron las mismas fuentes en relación a lo que pueda pasar en el futuro con la alianza entre el partido de Rivera y La República En Marcha (LREM) de Macron. De hecho, el presidente galo está impulsando una renovación del grupo europeo que ya ha afectado a su denominación —dejará de llamarse liberal e impulsará su identidad “progresista” y “proeuropea”—. Ese grupo, que a partir de ahora se llamará Renovar Europa, aún debe conformar su “perímetro” , indicaron las mismas fuentes, pero lo que Macron tiene claro es que en él no tendrá cabida que uno de sus integrantes llegue a acuerdos con una formación ultraderechista. “No nos pueden acusar de esta debilidad”.

La secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Francia, Amelie De Montchalin, abundó en la misma idea: “La alianza con la extrema derecha como hemos visto en España no es una opción” y tendrá que ser Renovar Europa quien analice sus “límites”.

Macron prefiere a Sánchez

El deterioro de los vínculos entre Ciudadanos y Macron, con diferencia el líder europeo más relevante del grupo Renovar Europa, contrasta con las química que el presidente francés reconoce tener con su homólogo español, el socialista Pedro Sánchez, al que paradójicamente Albert Rivera somete desde febrero a un “cordón sanitario” y niega incluso la abstención en el Congreso para que sea reelegido y evitar así la repetición de las elecciones.

De Montchalin reconoció que el Gobierno francés se siente “muy cerca” de Sánchez, al que reconoce la defensa de “prioridades para Europa que Macron comparte”.

Ciudadanos optó el viernes por el perfil bajo para responder a la advertencia del Elíseo. O más bien para no tener que hacerlo. Rivera está convencido de que puede manejar la situación y convencer a sus aliados de que los pactos con Vox en realidad no son tales, como hizo a comienzos de año después de entrar en el Gobierno de Andalucía con el respaldo del partido de Abascal.

Un portavoz de la formación naranja se limitó a subrayar que fue Macron el que se sumó al grupo liberal del que ya formaba parte Ciudadanos y que la colaboración con su partido es, desde entonces, “estrecha”. “Ciudadanos ha aumentado su representación en el grupo y va a tener un papel principal en el nuevo Parlamento”, señaló la misma fuente, según la cual el partido del presidente francés “seguirá siendo un apoyo importante para Ciudadanos, ya que Macron coincide con el criterio que aprobó la ejecutiva por unanimidad. Los liberales encaramos una legislatura con más fuerza que nunca para renovar Europa”. El mismo portavoz no aclaró si “el criterio que aprobó la ejecutiva por unanimidad”— y que según él Macron comparte— es el de llegar a acuerdos con Vox.

Lo cierto es que, en estos momentos, en los que está en juego no sólo el rumbo de la Unión Europea sino el reparto de puestos y el peso de cada país en la nueva legislatura, Sánchez constituye un aliado mucho más valioso para Macron—y para todo el grupo Renovar Europa— que Rivera. Lo que debilita aún más la posición del líder naranja de negar al presidente en funciones la posibilidad de ser reelegido a pesar de que la suya es la única candidatura viable y que si no sale adelante la única alternativa es la convocatoria de nuevas elecciones.

Para complicar aún más la situación de Rivera en Bruselas, se da la circunstancia de que su jefe de filas en el Parlamento Europeo es Luis Garicano, la voz más destacada del ala centrista de Ciudadanos y uno de los dirigentes que más incómodo se siente con el escoramiento a la derecha que ha protagonizado el partido en los últimos meses. Garicano ocupa una de las vicepresidencias del grupo y a él corresponderá la delicada tarea de explicar a los liberales europeos lo que su partido está haciendo en España.

“Un adolescente caprichoso”

La facción de Ciudadanos que procede de la socialdemocracia y las personas que contribuyeron a fundar el partido pensando en la construcción de una fuerza de centro son los que más malestar acumulan estos días a la vista de la manera en que Rivera está gobernando los pactos —verticalmente, sin apenas otorgar voz a los dirigentes locales y autonómicos— y el modo en que está optando por dar soporte al PP incluso en comunidades en las que este partido lleva décadas gobernando, como es el caso de Madrid, Murcia o Castilla y León.

En ese contexto, el artículo que este viernes publicó en el diario El País Francesc de Carreras, profesor de Derecho Constitucional y fundador de Ciudadanos, al que durante mucho tiempo se consideró poco menos que el mentor de Rivera, cayó como una bomba en las filas naranjas.

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En la citada columna, Carreras lamenta la evolución más reciente de Rivera, que le ha llevado a negarse a llegar a un acuerdo con el PSOE para gobernar España y no dejar a Pedro Sánchez otra opción que llegar a acuerdos con Unidas Podemos y los nacionalistas. “Ciudadanos fue clave para enfrentarse al golpe de Estado en Cataluña, ahora es clave para dar estabilidad al Gobierno de España”. Por eso “no entiendo que ahora nos falles, Albert, que nos falle Cs, que el joven maduro y responsable se haya convertido en un adolescente caprichoso que da un giro estratégico de 180 grados y antepone supuestos intereses de partido a los intereses generales de España. Es ir contra toda tu trayectoria política, contra la trayectoria de Cs. Se te acusará, con razón, que por tu culpa arrojas al PSOE a pactar con Podemos y con los nacionalistas, precisamente aquello que Cs debía impedir”.

“Si en 2016 acordaste con el PSOE un buen programa de gobierno”, concluye Carreras en el artículo, “no hay motivo para que ahora no se repita tal operación. Recobra, Albert, la capacidad de liderazgo que has tenido en todos estos años y afronta con valentía la adversidad. Rectifica. Muchos no desean que a Cs les una solo un melancólico recuerdo”.

En línea con Carreras está el ex primer ministro francés Manuel Valls, quien no dudó en ofrecer los votos de sus concejales en el Ayuntamiento de Barcelona a cambio de nada para hacer alcaldesa a Ada Colau con tal de evitar que la Alcaldía sea ocupada por el candidato de Esquerra, Ernest Maragall, y ponga la capital catalana al servicio de la estrategia independentista. Una posición política que coincide con el llamamiento que el PSOE y el Gobierno central están haciendo a Rivera para que, con su abstención, permitan a Sánchez ser investido y priven a los independentistas de la capacidad de ser decisivos, pero que el líder de Ciudadanos no comparte.

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