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Líneas aéreas

Ryanair despedirá a más de 500 trabajadores tras recibir durante años ayudas públicas millonarias

Una trabajadora de Ryanair se manifiesta en el aeropuerto madrileño de Barajas.

Los trabajadores de Ryanair están en pie de guerra. Primero fueron los tripulantes de cabina —los llamados TCP— y después se unieron los pilotos. Los primeros ya han llevado a cabo dos jornadas de huelga —una este pasado domingo y otra el lunes— y todavía tienen por delante otras ocho; los segundos, por su parte, se unirán a la protesta los próximos 19, 20, 22, 27 y 29 de septiembre. ¿El motivo principal? El despido colectivo al que se enfrentan alrededor de 512 empleados, entre pilotos y tripulantes de cabina —según calcula Unión Sindical Obrera— tras la decisión de la aerolínea de cerrar sus bases en Las Palmas, Tenerife Sur, Lanzarote y Girona. Pero no sólo es eso. De hecho, el anuncio tan sólo fue la gota que colmó el vaso de la relación tan conflictiva que los trabajadores y la empresa irlandesa del millonario Michael O'Leary tienen desde hace tiempo. Las condiciones laborales y la falta de reconocimiento de los sindicatos fueron las razones para que la cuerda se tensara. Hasta que se ha roto. Los representantes de los trabajadores niegan los motivos que esgrime la compañía para cerrar las bases y sospechan, además, que la decisión podría no ser más que una amenaza para conseguir mantener o aumentar las subvenciones que Ryanair ha recibido de distintas autonomías para mantener ciertas rutas de vuelo. 

No es una novedad. Ryanair se anuncia, y se anunciaba cuando comenzó a implantarse en España, como una compañía de bajo coste. Sus billetes se ofertan a un precio menor que el de otras compañías, y eso, para los pasajeros, es atractivo. Por ese motivo, algunas autonomías y ciudades otorgaron ayudas a la aerolínea para que abrieran rutas a ciertas ciudades. Fue el caso, por ejemplo, de Girona, una de las bases que ahora cerrará. Al menos, si la compañía lleva hasta el final una amenaza que ya hizo anteriormente. El rumor de que la compañía desaparecería del aeropuerto catalán ya se extendió en 2011, justo el año en el que finalizaba el acuerdo de colaboración que la empresa había firmado con las instituciones de Girona para potenciar el Aeropuerto Girona-Costa Brava en 2008. Según lo pactado entonces, Ryanair debía percibir 13,94 millones de euros del total de subvenciones públicas y privadas destinadas a la promoción del aeródromo, que ascendían a los 17,4 millones. Según publicó El País el pasado 25 de agosto, apenas unos días antes de que comenzaran las huelgas convocadas por los trabajadores, Ryanair ha estado cobrando 3,5 millones de euros anuales cobrandopor volar hasta Girona. Los fondos proceden del convenio entre la aerolínea y la Asociación para la Promoción y el Desarrollo de las Comarcas Gerundenses.

Ese acuerdo tiene que renovarse, así que la compañía podría estar presionando con un cierre para asegurar el mantenimiento de las subvenciones. Así lo expresó el propio secretario de Infraestructuras y Movilidad de la Generalitat, Isidre Gavín, al diario El País. Y así lo sospechan también los sindicatos. "Tenemos conocimiento de las subvenciones porque es público. No descartamos que los cierres sean una estrategia de la empresa para conseguir más subvenciones, que yo creo que van subiendo cada vez que se firma un nuevo acuerdo", afirma a infoLibre Lidia Arasanz, de USO. "Las subvenciones van subiendo porque Ryanair atrae cada vez a más pasajeros", añade. 

Desde Ryanair, sin embargo, rechazan esta teoría. La compañía anunció los cierres a través de un correo electrónico que enviaron a los trabajadores y en el que, según explica Arasanz, la aerolínea explicaba que la decisión se basaba en el retraso en la entrega de aviones Boeing 737 MAX por parte del fabricante estadounidense por los accidentes mortales que han obligado a llevar a cabo cambios para que este tipo de naves puedan volver a operar correctamente. Pero fuentes de la sección sindical de Sitcpla en Ryanair rechazan el argumento. "Boeing ya dijo que compensaría a todas las compañías que mostrasen pérdidas", dicen. Y, del mismo modo, critican el resto del argumentario de la aerolínea. Según explican en conversación con este diario, la empresa también esgrime el Brexit como una de las causas que les obliga a cerrar varias bases, pero "el Brexit afecta a todo el mundo y nadie lleva a cabo un ERE", critican. "¿Todavía no saben qué va a pasar y ya tienen cuantificadas las pérdidas?", se preguntan. 

La táctica de volar con subvención y cerrar sin ella

De llevar a cabo su plan, las cuatro bases de Ryanair cerrarán en enero del año 2020. No obstante, no serían las primeras en desaparecer. En febrero de este año, de hecho, se consumó el cierre en el aeropuerto de Peinador, en Vigo. Y ocurrió, según publicó La Voz de Galicia, después de que el alcalde, Abel Caballero, y la compañía no firmaran un nuevo paquete de ayudas. La aerolínea exigió al Concello recibir el triple de dinero por asiento que lo que se le había consignado en los tres últimos años, obteniendo así unos 18 euros por plaza. Pero la petición fue rechazada y la compañía ya ha dejado de operar. No obstante, por haberlo hecho durante tres temporadas estivales y por la ruta a Barcelona todo el año, la compañía recibió 4,4 millones de euros

Fue lo mismo que ocurrió años antes en Granada. La compañía dejó de operar en el aeropuerto Federico García Lorca en el año 2010, después de que la Diputación de Granada asegurase que resultaba "imposible" mantener el convenio que desde 2007 mantenían varias instituciones con la compañía "al no disponer del 40% del dinero comprometido y necesario para la renovación", según publicó entonces El Mundo. No obstante, en el momento de la ruptura entre la ciudad y la empresa, esta ya había obtenido 1,3 millones de euros por operar durante 15 meses y conectar la ciudad con otras como Barcelona o Madrid. 

Algo parecido ocurrió en Asturias. La compañía low cost aterrizó allí en 2012, pero sólo se quedó hasta 2013. Un año escaso, aunque ahora podrían volver a retomar la relación. Según publicó El Comercio, el motivo fue que la empresa irlandesa comenzó a operar en Asturias esperando recibir algún tipo de ayuda del Principado que, en cambio, nunca llegó. Pero la ruptura se produjo, además, al mismo tiempo que la empresa de O'Leary firmaba un millonario convenio de colaboración con el otro gran aeropuerto de la zona: el cántabro de Parayas. Fueron los mismos días en los que Ryanair también abandonó Bilbao, donde la firma tampoco tenía acuerdo con el Gobierno regional. 

El caso de Canarias es algo más peculiar. Se desconoce el dinero que las islas han dado a la compañía, pero Ryanair, al igual que el resto de aerolíneas que han volado hasta el archipiélago, ha sido subvencionada. Fernando Cabrera, presidente de la organización Canarios Sin Alas, explica cómo. Desde el año pasado, el Estado subvenciona los billetes de los canarios que quieren volar a la Península —o desde ella— en un 75%. Y ese es un dinero, dice Cabrera, que va directamente a las compañías y que procede de todos los contribuyentes, según explica en conversación telefónica. El sistema, no obstante, no es justo. Al menos a su juicio. Perjudica a los canarios empadronados fuera de Canarias, que dejan de tener derecho a las ayudas y tienen que soportar un aumento en los precios del billete. Tal y como explica, las aerolíneas tienen libertad absoluta para fijar cuánto cuesta cada asiento, así que, a mayor subvención, mayor precio. Y son los canarios no residentes en el archipiélago, critica, tienen que pagarlo en su totalidad. 

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Subvenciones comunes en Europa y bronca de la UE

Las subvenciones que recibe Ryanair no son exclusivas de España. De hecho, son comunes en Europa. Al menos, así lo afirmó un estudio elaborado por el think tank Transport & Environment. Según el estudio, publicado en julio de este año, al menos 35 aeropuertos europeos de los 214 en los que opera Ryanair han recibido subvenciones de sus gobiernos. 

En febrero de 2014, la Comisión Europea aprobó nuevas reglas para limitar las ayudas públicas en el sector de la aviación con el fin de frenar la construcción de aeropuertos regionales innecesarios y no rentables. Las reglas obligaban a suprimir en 10 años las subvenciones operativas para cubrir pérdidas y acotaban las ayudas a aerolíneas como Ryanair para abrir nuevas rutas. 

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