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Crisis en el PSOE

Sánchez sopesa dimitir para proteger su plan de volver a ser el líder del PSOE

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Ibon Uría

A pocas horas para la definitiva votación de investidura de Mariano Rajoy y de que el PSOE consume su giro histórico y se abstenga, el futuro de Pedro Sánchez, ex secretario general de los socialistas, sigue en el aire. A última hora de este viernes, su equipo de comunicación anunció que comparecerá a las 12.30 horas en el Congreso. Sus opciones parecen haber quedado reducidas a dos: dejar su escaño antes del Pleno o acudir al debate y votar no.

El ahora diputado raso ha mantenido múltiples reuniones en los últimos días e incluso este mismo viernes, sin que haya trascendido qué hará en la votación. Las fuentes consultadas por infoLibre sostienen que escucha a sus interlocutores y muestra dudas sobre su decisión definitiva. Así que entre los diputados más cercanos a Sánchez nadie se atreve a pronosticar qué decisión comunicará hoy. 

En lo que sí coinciden estas voces es en que Sánchez adoptará la decisión que le garantice más opciones para recuperar el mando del PSOE. Para eso tendrá que esperar a que se convoque el Congreso Federal y unas primarias a la Secretaría General –por ahora sin fecha y que la gestora quiere retrasar casi un año–, pero distintas fuentes apuntan que se ha fijado esa meta y que sus próximos pasos los dará siempre en función de ese objetivo. "Esa es su prioridad política", dicen los cargos más próximos a él.

En esa misma línea, varios dirigentes del PSOE y del círculo de confianza de Sánchez afirman que, en las conversaciones privadas que mantiene con ellos, el ex número uno del partido les argumenta que si quiere ser nuevamente secretario general no puede desacatar el mandato del Comité Federal porque después, si prosperaran sus planes y tomara de nuevo el timón, no podría pedir obediencia al resto de cargos y diputados. De ahí que algunos pedristas afirmen que su ex jefe de filas sopesa dimitir: una maniobra que le permitiría conservar el capital político acumulado en la defensa del no al PP sin desobedecer a los órganos del PSOE.

Ese mismo motivo lo han repetido socialistas afines a la gestora a lo largo de la semana. En la última reunión del Grupo Socialista, celebrada el miércoles, el valenciano Ciprià Císcar se preguntó cómo iban a desacatar diputados que habían integrado la Ejecutiva de Sánchez un mandato del máximo órgano entre congresos del PSOE. Císcar diferenció en sus críticas a independientes como Margarita Robles o Zaida Cantera –que han anunciado que votarán no– de los parlamentarios que han ocupado un cargo orgánico. Con estos últimos fue especialmente duro.

El posible 'efecto arrastre'

Frente al argumento de que Sánchez no puede desobedecer la resolución aprobada por el comité el pasado domingo si quiere preservar sus aspiraciones orgánicas, están las razones de quienes le piden que acuda al Pleno de este sábado y vote no a Rajoy, como él mismo defendió durante meses. En las conversaciones con el ex secretario general, estos diputados le han transmitido que si acude al hemiciclo y vota contra el candidato conservador, podría generar un "efecto arrastre" que elevaría hasta unos 25 el número de díscolos.

A última hora del viernes, los críticos daban por seguros 14 noes: el de los siete diputados del PSC y los de Susana Sumelzo (Aragón), Rocío de Frutos (Galicia), Odón Elorza (Euskadi), Pere Joan Pons y Sofía Hernánz (Baleares) y Margarita Robles y Zaida Cantera (ambas independientes y que se presentaron por Madrid). En duda ponían los nombres de la gallega Pilar Cancela, las castellanoleonesas Mar Rominguera, Mari Luz Martínez Seijo y Esther Peña, el del valenciano José Luis Ábalos, el del canario Chano Franquis y el del navarro Jesús Fernández Díaz. Junto a Sánchez, todos ellos podían sumar 22 de los 84 votos del grupo socialista.

Pero la cifra podría elevarse si el ex secretario general lleva hasta el final su no es no, han razonado ante el propio Sánchez varios defensores a ultranza del rechazo a la investidura de Rajoy. El motivo es que varios de los que fueran integrantes de la Comisión Ejecutiva Federal podrían decantarse finalmente por el no si su antiguo jefe de filas diera un paso al frente y votara contra el PP. Según fuentes de este sector podrían sumarse al "efecto arrastre" al menos César Luena –ex secretario de Organización y secretario general del PSOE en La Rioja– y las diputadas María González Veracruz y Adriana Lastra.

Llamadas de la gestora

En paralelo a los cálculos finales de Sánchez antes de que su tiempo para decidir se agote, el portavoz y presidente del Grupo Socialista en el Congreso, Antonio Hernando, telefoneó en la tarde de este viernes a varios de los diputados críticos que han anunciado que votarán en contra. En conversación con infoLibre, varios de ellos señalaron que Hernando les llamó para conocer qué iban a hacer. "Me llamó y me preguntó qué iba a hacer. Le he dicho que sigo adelante y mantengo mi no, y me ha respondido que no puede decirme qué consecuencias habrá, qué pasará después", señala uno de estos diputados a este diario.

Según estas fuentes, Hernando no intentó emplear "coacción" ni "amenaza" alguna. Eso sí: dejó claro que el debate sobre la abstención técnica –la de sólo once diputados, los imprescindibles para que prosperase la reelección de Rajoy– o la total está completamente zanjado. "Me ha dicho que la abstención técnica es completamente imposible", dice este diputado.

Fuentes del PSC, por su parte, aseguraron a última hora del viernes que no hubo intentos de negociación con los siete diputados que, por orden del Consell Nacional de los socialistas catalanes, votarán no a Rajoy este sábado.

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Desde que el Comité Federal aprobara la decisión de abstenerse, los cargos de la gestora y sus afines han defendido que deben acatarla todos y cada uno de los socialistas. Según admiten distintas fuentes, una de las claves para entender el rechazo total a la posibilidad de cumplir el mandato de evitar terceras elecciones por la vía de que sólo se abstengan once diputados es que eso daría una "salida fácil" a Sánchez, que conservaría su escaño, mantendría el Congreso como plataforma política para sus futuras aspiraciones y conservaría intacto el respaldo de las bases, mayoritariamente volcadas con el no al PP.

"Eso sería ponerle una alfombra roja", dice un dirigente de este sector afín a la gestora. La cúpula provisional del PSOE, por su parte, está encontrando crecientes resistencias a su hoja de ruta orgánica, que pasaba por retrasar la celebración del congreso del PSOE donde se elegirá al nuevo líder hasta julio o incluso septiembre de 2017. En los últimos días son varios los cargos socialistas que reclaman celebrar ese cónclave cuanto antes. Este mismo sábado, la diputada por Madrid y jueza Margarita Robles lo pide así en una entrevista en infoLibre.

En los últimos días, los cargos de la dirección provisional han moderado el tono de enfrentamiento. El duro comunicado con el que Ferraz respondió a la decisión del PSC de votar no fue el punto de máxima confrontación. Desde entonces la gestora intenta templar los ánimos. El jueves, el presidente de la comisión, Javier Fernández, señaló que no tenía en mente expulsar a ningún diputado y que no pediría a Sánchez ni la abstención ni abandonar el escaño.

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