A pesar de que no hay citas en las urnas próximamente, Pedro Sánchez mira ya al próximo ciclo electoral. Y lo hace con los errores y aciertos aprendidos durante el 28M y el 23J. El presidente se centrará ahora en los presupuestos generales, el principal instrumento para atar la legislatura, y en afinar la maquinaria interna del socialismo para el ciclo que está por venir.
Sánchez se mueve estos días en esos espacios, pero rodeado de todo el “ruido”, como él mismo define, que emana de la derecha política, judicial y mediática. Un “acoso”, que ya analizó en su periodo de reflexión, que seguirá creciendo. Pero en La Moncloa dicen que están “tranquilos” y que el “tiempo pondrá las cosas en su lugar” dejando claro que se trata de un Gobierno “limpio”.
La celebración del 46 aniversario de la Constitución sirvió al propio presidente para trasladar esa idea de tranquilidad. Lo hizo durante una conversación informal con periodistas, en la que llegó a vaticinar que el “acoso” al Gobierno se acabará “volviendo en contra de los acosadores”. El jefe del Ejecutivo, tanto con micrófonos delante como en charlas en privado, lleva tiempo recalcando que la legislatura va a ser larga y que no tiene ninguna intención de convocar elecciones adelantadas pese a que la oposición insiste en que está agotado el Ejecutivo.
La intención de Sánchez es que se apruebe en el Consejo de Ministros a principios de año el proyecto de presupuestos generales del Estado. El pacto in extremis que se alcanzó sobre el paquete fiscal ha dado aire al Gobierno de cara a las cuentas públicas. En estos momentos es clave la negociación que mantienen los socialistas con Junts para el traspaso de competencias de migración a la Generalitat, lo que puede dar vía libre al apoyo también a la senda de déficit y a los PGE. “Discreción”, es la máxima que sale de La Moncloa, pero hay aires de acuerdo.
Asimismo, el Gobierno ha esperado a que acaben los procesos congresuales de los partidos que le apoyan. Tras resolverse la incógnita de Junts, ahora falta por saber qué pasará este fin de semana con Esquerra. No obstante, el propio presidente entiende que el vínculo con los republicanos es “sólido”.
"Yo no resisto, avanzo"
El Gobierno transita esos días en mitad de titulares del ámbito judicial por las declaraciones del empresario Víctor de Aldama, la citación a José Luis Ábalos por parte del Tribunal Supremo como imputado y los pasos dados dentro de las causas contra Begoña Gómez, el hermano del presidente y el fiscal general del Estado. Pero Sánchez afirma estar tranquilo y considera que se trata de un acoso sin precedentes a un Ejecutivo.
Pero el presidente entiende que los ciudadanos perciben la situación y que existe un “empatía” del electorado progresista respecto a la situación del Gobierno. De hecho, el análisis que se hace en el Ejecutivo es que ese “ruido” que llega de la derecha no representa la realidad como sucedió en las elecciones del 23 de julio, cuando el PSOE logró sumar un millón de votos más respecto a los comicios de 2019.
El mensaje de Sánchez va para el PP y también para la izquierda. “Yo no resisto, avanzo”, dijo ante los periodistas en referencia a las palabras de su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien criticó tras el congreso de los socialistas que “gobernar no es resistir”. No obstante, en la parte de Sumar también creen que el acoso de las derechas puede activar a los progresistas. “Es tan obsceno…”, reflexionó la ministra de Sanidad, Mónica García, también en los actos de la Constitución en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo.
El "vínculo" entre el Gobierno y los militantes
Aunque no quiere pronunciarse públicamente, Sánchez sigue en primera persona los procesos congresuales que han arrancado en las federaciones. Tras desbrozarse el camino en Madrid con el aterrizaje de Óscar López, ahora todo el partido se fija especialmente en el PSOE de Andalucía. El presidente reconoció que Juan Espadas estaba liderando en un momento muy complicado para sus compañeros del sur, pero no cerró filas con él y señaló que elegirán los militantes en primarias.
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Sánchez está obsesionado con unas federaciones competitivas para el próximo ciclo electoral tras la pesadilla del 28M. Por eso ve bien que haya ministros al frente como López y Diana Morant en la Comunitat Valenciana. La hoja de ruta pasa por recuperar gobiernos y ayuntamientos dentro de dos años y medio y cree que es buena la estrategia de que miembros del Gobierno lideren federaciones porque evidencia el “vínculo” entre los militantes y el Gobierno.
El Día de la Constitución también sirvió para evidenciar la distancia abismal entre Sánchez y Feijóo. Los dos líderes llegaron al Congreso un día después de que volvieran a saltar por los aires las negociaciones para un pacto migratorio. Para el socialista, esto evidencia el “chantaje” de Vox a los populares, que deja en el aire los presupuestos autonómicos. “Si esta es la alternativa del PP y de Vox…”, lamentó el también secretario general de los socialistas en la Cámara Baja.
Un aniversario de la Carta Magna que acaba de ser renovada en su artículo 49. El presidente lanzó la idea ratificada por el PSOE de impulsar una nueva reforma para blindar en el texto avances como el matrimonio igualitario, el derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo y la subida del salario mínimo interprofesional. A la vez que incidió en la necesidad de hacer frente al problema de la vivienda, un derecho consagrado en el artículo 47. Un tema que centrará la Conferencia de Presidentes del próximo viernes, pero con pocas posibilidades de un gran acuerdo entre el Gobierno y los presidentes populares.
A pesar de que no hay citas en las urnas próximamente, Pedro Sánchez mira ya al próximo ciclo electoral. Y lo hace con los errores y aciertos aprendidos durante el 28M y el 23J. El presidente se centrará ahora en los presupuestos generales, el principal instrumento para atar la legislatura, y en afinar la maquinaria interna del socialismo para el ciclo que está por venir.