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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

El sueño de la mayoría suficiente de Moreno naufraga antes de las elecciones tras el ultimátum de Vox

Alberto Núñez Feijóo fotografía sandías en El Ejido (Almería).

A cuatro días de la jornada electoral, el candidato del PP a la Presidencia de Andalucía sigue sin prestarse a confirmar lo que todos los partidos consideran un secreto a voces: tendrá que pactar un gobierno de coalición con Vox si quiere conseguir la investidura y evitar una repetición de las elecciones. Juanma Moreno lo sabe desde el primer momento, porque la formación ultra ha dejado claro desde el principio que votará en contra de la reelección del presidente andaluz a menos que este sitúe a su candidata, Macarena Olona, en la Vicepresidencia de la Junta y comparta con ellos el gobierno de la comunidad más poblada de España.

Eso es exactamente lo que sucedió hace tres meses en Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco, con el visto bueno del entonces presidente in péctore del PP, Alberto Núñez Feijóo, cedió parte del gobierno de la comunidad y el número dos de la Junta a la formación de que dirige Santiago Abascal. Para justificar esta decisión, el propio Feijóo dio dos razones: había que evitar a toda costa una repetición electoral y la culpa era, argumentó, del PSOE, porque no había querido facilitar la investidura del candidato más votado.

Desde que convocó las elecciones, Moreno ha venido insistiendo en su intención de gobernar en solitario aunque no tenga mayoría absoluta basándose en el supuesto derecho que le daría obtener más escaños que la izquierda, que es el resultado al que apuntan todas las encuestas. Vox se encargó muy pronto de desinflar esa posibilidad y su candidata volvió a dejarlo muy claro en el último debate entre candidatos celebrado el lunes: no habrá investidura de Mañueco si depende de la extrema derecha y el PP no acepta compartir el gobierno de la Junta.

Con ese planteamiento, Moreno ha tratado de mantener un discurso basado en la moderación y la centralidad incompatible con lo que anticipan las encuestas: el gobierno andaluz, que hasta ahora era una coalición PP-Ciudadanos, girará hacia la extrema derecha con una alianza PP-Vox que llevará a los ultras a un gobierno autonómico por segunda vez en lo que va de año.

Sin explicaciones

El candidato del PP, que en las últimas semanas ha especulado con la posibilidad de un repetición electoral que nadie en su partido se toma en serio, para el caso de que Vox insista en entrar en el ejecutivo autonómico, no ha sido capaz de explicar qué va a hacer y con quién. Este mismo miércoles volvió a la ambigüedad: hablará “con todas las fuerzas políticas”, aunque sigue afirmando que con una “mayoría suficiente”, no absoluta, no tendría que pactar con nadie. “Creo que ese objetivo es alcanzable y estoy convencido de que Vox no va a ser necesario”, repitió sin aclarar en qué se basa para decir que la formación de Santiago Abascal no va a cumplir su palabra y le permitirá gobernar sin entrar en el gobierno.

“Cuanto más cerca estemos de los 55 escaños, que es la mayoría absoluta, más fuertes estaremos y nuestros principios y valores y nuestra manera de gobernar será la que se impongan en el próximo gobierno”, añadió. ¿Habrá elecciones anticipadas si Vox insiste en estar en el ejecutivo? Moreno ya no es tan categórico como al comienzo de la campaña y sostiene que sería un “fracaso de todas las fuerzas políticas, un agotamiento para los ciudadanos y un nuevo gasto de muchos recursos públicos”.

Que el PP alcance mayoría absoluta el próximo domingo sería una sorpresa para todos, incluido los equipos de Feijóo y Moreno que, sin embargo, se esfuerzan en hacer creer que es posible estar muy cerca y así cargarse de razones a la hora de pedir a los demás partidos que faciliten un gobierno monocolor. Las apelaciones a los votantes para que no se abstengan el próximo domingo son constantes, así como los mensajes que transmiten miedo por la jornada veraniega que se avecina, como si los suyos fuesen los únicos electores que pueden verse tentados por ir a la playa y no a las urnas.

En el PP ya anticipan los mensajes que trasladarán a partir de la noche del domingo. El propio Feijóo admitió implícitamente que el PP está dispuesto a pactar con Vox al pedir, en una visita electoral en Vícar (Almería), que el PSOE facilite la investidura de Juanma Moreno si quiere evitarlo. 

Olona solemniza ante Moreno que no apoyará su investidura sin entrar en el Gobierno

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“Si al PSOE le molesta tanto Vox, que lo acredite”, exclamó el líder del PP. Si los ultras insisten en entrar en el Gobierno, “entiendo yo que el PSOE nos dará una solución. Si el que gana es el PP y el PSOE tiene posibilidad de apoyar la investidura, ya no hay ningún comentario al respecto”, añadió.

La estrategia de planear sobre la campaña sin concretar pactos, diseñada por el PP con el objetivo de no comprometer el perfil de su candidato, se ha desmoronado en los últimos días. Ante la imposibilidad de cerrar los ojos e ignorar el ultimátum de Vox, el equipo de Moreno señala cada vez más al PSOE, en un intento de poner en cuestión la postura de su candidato, Juan Espadas, que desde el principio ha dejado claro que no facilitará la investidura de un presidente conservador para que, al día siguiente, pueda gobernar de común acuerdo con los ultras.

Entretanto, el mensaje de Vox sigue siendo muy nítido. lo repiten todos los días. El martes, Santiago Abascal, en un mitin en El Ejido (Almería): “El que quiera que regalemos los votos, que vote al PP”. “El PP es el que ha dicho que si no votáis bien, despreciándoos, convocará elecciones”, acusó señalando expresamente a Juanma Moreno.

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