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Crisis del coronavirus

El Teatro Real se justifica: “El problema es el que ha comprado entradas y luego quiere que las distancias sean mayores”

Ensayo de la obra 'Un ballo in maschera'.

El Teatro Real ha convocado este lunes a los medios en una rueda de prensa para aclarar la suspensión este domingo de una función de la ópera,Un ballo in maschera, la obra de Giuseppe Verdi, tras las quejas de parte del público porque a su juicio no se respetaban las medidas de distanciamiento exigibles como consecuencia de la pandemia. Los responsables de la sala han insistido en que la normativa vigente en la Comunidad de Madrid no obliga a establecer distancia entre las butacas, sino únicamente a respetar un aforo máximo del 75%.

Por ese motivo, todas las butacas del Teatro Real están disponibles para la compra libre, hasta un límite del 65%, una cifra más precavida que la establecida por el Gobierno regional. Tras las protestas del domingo, la ópera madrileña no ha paralizado la venta de entradas de las próximas funciones, ni ha establecido nuevos criterios de venta o nuevas medidas de seguridad. Sin embargo, sus responsables aseguran que están estudiando las opciones disponibles: “Estamos estudiando qué medidas podemos tomar para todos esos espectadores que no se sintieron seguros”.

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Gregorio Marañón, presidente del Patronato del Teatro Real, ha lamentado “profundamente” los sucesos del domingo y ha valorado también la respuesta de los espectadores que protestaron, que “en su inmensa mayoría correspondía a un verdadero intento de prevención”. A todos, ha asegurado, se les ofreció en el momento bien la reubicación en otro asiento, bien la devolución de la entrada. “Sí me resulta sorprendente que algunos espectadores ni quisieron reubicarse ni quisieron aceptar el importe de las entradas. Parece que solo deseaban que la función no tuviera lugar”, ha señalado.

Los representantes del teatro han asegurado que, cuando compra su entrada, el espectador conoce las condiciones de la venta: en ningún momento a lo largo de la compra se le garantiza la distancia de seguridad con sus vecinos de asiento. “El problema”, asegura Gregorio Marañón, “es el que ha comprado entradas, y una vez compradas quiere que las distancias sean mayores”. El presidente del Patronato ha asimilado la situación a las medidas en aviones o trenes, donde tampoco se respeta la distancia de seguridad entre viajeros por considerarse que la mascarilla es protección suficiente.

El Real ha asegurado también que no hay ningún tipo de discriminación clasista entre las medidas de seguridad que se cumplen en cada espacio del teatro. Lo que ocurre, han explicado, es que el límite del 65% de aforo es global, no por zonas, de manera que unas pueden estar mucho más ocupadas que otras. Y, el domingo, el paraíso (con entradas más baratas) estuvo más ocupado que el patio de butacas (más caras). “Para el Teatro Real, todos los espectadores nos merecen el mismo respeto, tienen la misma condición, tenemos el mismo sentido de servicio”, ha asegurado Marañón. “El tipo de entradas que han adquirido es un derecho de cada espectador. Y cada entrada tiene unas condiciones distintas en precio, en ubicación, etcétera”, ha concluido.

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