El auge de la ultraderecha

Vox tapa el caso de los insultos homófobos y el pasado ultra de su coordinador en Sevilla

Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona, de Vox.

Ni una respuesta. Nada. Cuatro semanas después, silencio. Vox calla sobre los resultados –si los hay– de la investigación –si en realidad la ha habido– sobre su coordinador en Sevilla, Ángel Bordas, que fue candidato por el partido neonazi Democracia Nacional y dedicó insultos públicos a feministas y homosexuales.

Este periódico, que publicó el caso el pasado viernes 14 de junio, ha preguntado reiteradamente al partido en Sevilla, Andalucía y España acerca de las anunciadas "medidas disciplinarias" contra Bordas, sin éxito. La respuesta que sirvió a Vox para salir del paso en la mañana en que se hicieron públicos los antecedentes de Bordas se ha quedado en meras intenciones –si en realidad lo fueron–.

infoLibre publicó que el coordinador de Vox en Sevilla, Ángel Bordas, fue candidato en las elecciones europeas de 1999 en la lista del partido Democracia Nacional, refugio de militantes de organizaciones neonazis o filofascistas, como Cedade y las Juntas Españolas. Bordas, destacado dirigente de las organizaciones antiinmigración en Sevilla, acumula una trayectoria marcada por el radicalismo, que incluye la difusión de discursos de cariz xenófobo, homófobo e insultante para las mujeres. En un mensaje de enero de 2014 en Twitter, Bordas se refiere a las feministas como "zorras machorras del aborto libre". En diciembre de 2013 llamó a IU "panda de comerabos [sic] comunista". Al que fuera candidato de IU a la alcaldía de Sevilla Daniel González Rojas, hoy concejal de Adelante Sevilla y homosexual, le dijo que le gusta "poner el culito".

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Tras la publicación de esta información, Bordas ocultó su identificación pública como coordinador de Vox en Sevilla, borró buena parte de sus tuits insultantes y se declaró víctima de una persecución. El partido, a través de Iván Espinosa de los Monteros y de sus canales oficiales, trató de quitar hierro al caso y al mismo tiempo de desmarcarse de Bordas, llegando a negar que fuera coordinador en Sevilla a pesar de haberlo confirmado oficialmente el día anterior. Finalmente, y ante la creciente presión, Vox anunció a través de su canal de prensa del traslado del caso al "comité de garantías", que adoptaría "medidas disciplinarias". El portavoz en el Congreso de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, también acabó cediendo: "Investigaremos a ver qué es lo que han dicho, quién lo ha dicho...".

¿En qué ha quedado la investigación? infoLibre ha preguntado hasta en siete ocasiones por el resultado de la misma, sin respuesta. No hay aclaración sobre la posible decisión del comité de garantías, ni sobre si se ha reunido, ni sobre los plazos que maneja el partido, ni tampoco sobre la situación en la que ha quedado Bordas dentro del partido. Tampoco la ofrece el propio Bordas, sobre cuyo cargo y responsabilidad en Vox ha ofrecido el partido informaciones contradictorias. Bordas continúa difundiendo desde su cuenta de Twitter contenidos de Vox.

El anuncio de medidas disciplinarias de las que poco más se sabe después de anunciadas empieza a ser marca de la casa de Vox en Andalucía. El pasado 26 de junio el portavoz de Vox en el Parlamento autonómico, Alejandro Hernández, advirtió a Francisco Serrano de posibles “medidas” contra él por sus críticas a la sentencia sobre la violación grupal en Pamplona. No se ha tomado ninguna. La cuestión, dijo Hernández la semana pasada, había quedado "zanjada", sin que quedara claro por qué. Serrano, que afirma estar en su casa angustiado por las repercusiones de sus incendiarias afirmaciones contra la "ideología de género", tiene en principio que volver a su escaño tras el verano. Su marcha no respondió a la imagen de héroe civil de la incorrección política que el juez proyecta sobre sí mismo desde su condena por prevaricación. Serrano atribuyó a un desconocido subordinado su diatriba sobre la violación, en la que afirmaba que la forma más segura de practicar sexo era con la prostitución, y alegó malestar psicológico por las críticas recibidas para cogerse una baja con sueldo.

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