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El futuro del PSOE

Zapatero pide “apoyar los impulsos” de Rubalcaba

Zapatero y Rubalcaba con la hija de Carmen Cerdeira, Izaskun, y activistas por los derechos LGTB, este domingo en Ferraz.

José Luis Rodríguez Zapatero se sabe observado en sus gestos y palabras, como cualquier expresidente del Gobierno. Pero siempre ha optado por la prudencia, por no hacer declaraciones que pudieran ser interpretadas como un tirón de orejas a su sucesor, Alfredo Pérez Rubalcaba. Le da su "respaldo" público cada vez que tiene ocasión. Así fue el pasado martes en el Club Siglo XXI, sin ir más lejos. Y así fue este domingo, en la sede federal, en Ferraz. Un apoyo que llegaba tras una nueva semana turbulenta para el secretario general y su equipo, cuando las aguas socialistas se han agitado con el anuncio de retirada de José Antonio Griñán y su defensa del relevo generacional

"Siempre he pensado, y ahora mucho más desde que dejara la responsabilidad [del liderazgo del Ejecutivo], que hay que escuchar y apoyar los impulsos del secretario general del PSOE. Eso es bueno para todo y para todos". Fue simplemente esta frase la que Zapatero incardinó dentro de un discurso de agradecimiento por el Premio Carmen Cerdeira, que acababa de recibir y que le concedió la ejecutiva federal de su partido por su "apuesta decidida por los matrimonios del mismo sexo". 

El paso atrás dado por Griñán, presidente del PSOE y de la Junta y número uno de la federación con más poder, Andalucía, ha conmocionado de abajo arriba el partido. Y ha puesto en el centro de la diana a Rubalcaba, un hombre de su misma generación –62 años hará en julio, y 67 tiene Griñán– y muy debilitado y cuestionado internamente. La velocidad de vértigo que el jefe del Ejecutivo andaluz ha imprimido a su sucesión ha arrojado aún más dudas sobre la viabilidad del calendario federal, sobre cuándo elegir al candidato a la Moncloa, si antes o después de las europeas. Igual que ha puesto en el punto de mira la estabilidad que Griñán ha conferido, con altibajos, al propio Rubalcaba. De modo que esa frase, esa breve frase de Zapatero, sólo podía interpretarse a la luz de los últimos vaivenes y tensiones en el partido

El expresidente tenía delante a la cúpula actual del PSOE, con Rubalcaba y su número dos, Elena Valenciano, en primera fila. También las secretarias de Igualdad, Purificación Causapié, y Participación, María González Veracruz, o la portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez. Y el diputado vasco Eduardo Madina –posible aspirante a la sucesión–; la secretaria de Organización del partido en Madrid, Maru Menéndez; la presidenta del PSOE andaluz, Amparo Rubiales; el exministro Ángel Gabilondo; los activistas de los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB) Pedro Zerolo, Carla Antonelli y Toni Poveda... Una importante nómina de cargos federales y territoriales, aunque no tan extensa como la del martes pasado en el Club Siglo XXI. Completaban el auditorio miembros de movimientos sociales y parejas de gays y lesbianas (algunos con sus hijos). 

Porque el de hoy era un acto, como reiteraron Zapatero y el propio Rubalcaba, para reivindicar la "libertad y la igualdad", para exhibir con "orgullo" los "valores y principios" socialistas. El PSOE quería recordar, primero, la figura de Carmen Cerdeira, concejala, senadora y eurodiputada, fallecida en 2007 de un tumor cerebral. Ella fue la que montó, el 28 de junio de 1998, hace 15 años, el primer grupo federal socialista de gays y lesbianas, una mujer "valiente" y "optimista", como elogiaron sucesivamente Causapié, Valenciano, Zapatero y Rubalcaba, una "apasionada defensora de la igualdad" y de la no discriminación de las minorías. Pero también era un acto de reconciliación del PSOE de hoy, de Rubalcaba, y el de ayer, de Zapatero. De hecho, era el primer reconocimiento público del partido a su segundo presidente del Ejecutivo desde la Transición. Claro que era un asunto cómodo para el PSOE, los logros en derechos civiles. 

"Para la derecha, el derecho a la felicidad tiene clases y sexos"

Los caminos de Cerdeira y Zapatero se encontraron en varias ocasiones. Ella fue la senadora más joven en 1986; él, el diputado más joven en ese mismo arranque de legislatura. Los dos –y Rubalcaba– coincidieron en la ejecutiva federal de Joaquín Almunia en 1997. Ella defendió los derechos de los homosexuales que luego Zapatero, ya presidente, llevó a la ley en 2005. "Carmen era una idealista, y el idealismo ha escrito las mejores páginas del socialismo, y fue capaz de mantenerlo vivo hasta el final –alabó Valenciano–. Para la derecha, el derecho a la felicidad tiene clases y sexos. Si no, que se lo pregunten a Gallardón y a Wert". 

A Zapatero le entregó su galardón la hija mayor de Carmen Cerdeira, Izaskun, quien definió a su madre como una "luchadora nata, una defensora acérrima de sus ideales, una socialista hasta la médula", una "política honesta y comprometida". El expresidente agradeció "profundamente" la creación del premio a la ejecutiva federal –un acto "justo, acertado, inteligente, sensible"– y que él fuera el primer afortunado. Rememoró cómo se sintió "intensamente emocionado" cuando, en la tribuna del Congreso, defendió la ley que permitió los matrimonios de gays y lesbianas. "Recuerdo aquellas primeras bodas [celebradas en España] en donde vivimos la felicidad de marse libremente ellos a ellas, ellas a ellas, era un acto de dgnidad. Pienso en la grandeza de la política, la fuerza de los cambios, la inutilidad de los prejuicios –destacó–. Otros países se han incorporado desde 2005 a la corriente imparable de la libertad. Debemos resaltar que España es un ejemplo de tolerancia, respeto, de una sociedad que apuesta por la igualdad. La tolerancia, el respeto y la igualdad no cotizan en los mercados de valores, pero sí en la dignidad de las sociedades".

José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, este domingo 30 de junio en la sede federal, en Ferraz, en la entrega del I Premio Carmen Cerdeira al expresidente | EFE

El expresidente señaló que la marea a favor de los derechos LGTB fue creciendo poco a poco. Al principio eran "unos pocos gritos solitarios". Luego ya "miles de gritos, banderas, orgullo, lágrimas, deseos para poder decir a la vista de todos 'Te quiero' y para educar a tus hijos y vivir sin ser humillado, sin ser ofendido". Pero avisó que nada está conseguido de por vida, ya que la "historia de la libertad es una historia interminable" y no se acaba con la causa de los homosexuales. "Vendrán más causas, más razones, más derechos. Abriremos nuevas fronteras en la senda de las aspiraciones civiles. Y en esa tarea siempre va a estar el PSOE entre los primeros". "Nada importa más que la libertad, nada ofende más que la discriminación, nada compromete más que la lucha por la no dominación", remachó.

"Lo de los derechos no es irreversible"

Zapatero concluyó agradeciendo a Rubalcaba que se haya mantenido "firme" en la defensa de los derechos y libertades y mostrándole su respaldo a Rubalcaba. El secretario general le correspondió, elogiando su "valentía" por no vacilar en la tramitación de la ley de 2005, pese a las críticas de la derecha. "Fuiste fiel a los principios y a la palabra dada. Lo tienes a sangre y fuego en tu biografía. No titubeamos, íbamos a por todas". 

Rubalcaba, que en aquel año era el portavoz socialista en el Congreso, recordó que España hizo "un poquito de historia", marcando el paso que después seguirían otros países como Francia, que ha sudado la gota gorda para aprobar su ley este año. Entonces, el PSOE tropezó con reacciones en contra, no sólo "preocupadas por lo que podía pasar en España, sino fuera". Y no era un viaje "fácil", porque había un "poso cultural muy profundo" y hasta el PP hablaba de "trastornos psicopatológicos" para definir la homsexualidad. Voces que se quedaron "en minoría". 

Zapatero, premiado por su partido

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Lo más "indigno" en esa penosa travesía, dijo, fue el recurso que presentó el PP contra el matrimonio igualitario, una impugnación "que dejó inquietud en gente que sólo quería vivir tranquila". El Tribunal Constitucional dio la razón al Gobierno socialista póstumamente: "Se ganó y no había pasado nada en la sociedad española. Bueno, sí, había gente más feliz". El fallo llegó tras siete años. Una demora larguísima que le sirvió a Rubalcaba para pedir que, en esa reforma de la Justicia pendiente, no sea posible esperar tanto tiempo para una cuestión de derechos. 

Como Zapatero, el secretario general advirtió de que hay que seguir pedaleando, que "lo de los derechos no es irreversible", que son como una cuesta empinada donde "si dejas de empujar, te vas para abajo", aunque en el caso de los matrimonios gays "sí hay cierta irreversibilidad". "Hay que pelear fuera. Hay gente torturada por defender el derecho a vivir con quien quiera".

Rubalcaba cerró elogiando el "ejercicio de decencia colectiva" y el "impulso ético hacia la tolerancia" de Cerdeira y de Zapatero. Apuestas que han hecho "más dignos a millones de españoles". "Hoy vamos de sentir orgullo", concluyó. Una frase que le unió al expresidente. "En el PSOE también tenemos nuestro orgullo", había silabeado minutos antes. Una palabra, "orgullo", con una enorme fuerza simbólica para gays y lesbianas. Pero también para un partido sumido en una profunda depresión. 

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