Haciendo la historia
'13 minutos para matar a Hitler': un carpintero contra el Führer
Alrededor de 42 tentativas de asesinato contra un personaje histórico son suficientes para crear una taxonomía. Respecto a la figura de Hitler, el mismo buscador Google añade una "s" instantáneamente al hacer una búsqueda sobre algún ataque perpetrado contra éste. Seguramente tras cada atentado exista una historia atractiva que contar, pero ha sido la del carpintero Georg Elser la que eligió el director alemán Oliver Hirschbiegel nominado al Oscar a mejor película extranjera con El hundimiento (2004).
13 minutos para matar a Hitler es la historia del carpintero que pudo cambiar el curso de la historia, de no ser por los minutos que dan nombre a la película, los mismos que el Führer se adelantó en abandonar el edificio salvándose de la explosión preparada al milímetro por Elser.
Doce años después de retratar los últimos momentos del líder del Tercer Reich, Hirschbiegel volvió a los nazis y a su Alemania con el estreno la pasada temporada de su último largometraje. La cinta estuvo, fuera de competición, en la sección oficial de la Berlinale, pasó por el Festival Internacional de Valladolid y su protagonista estuvo nominado a mejor actor en el Festival de Cine Europeo. No obstante, muchas de las críticas cosechadas, sobre todo en la prensa española, no han sido del todo positivas.
La cervecería emblemática
Corrían los últimos meses de 1939. La Segunda Guerra Mundial comenzó en septiembre con la invasión de Polonia y la posibilidad de un asedio a Francia y Gran Bretaña, que cada vez se veía más posible, incrementó el miedo por las represalias que podrían tomarse contra Alemania, lo que provocó que varios mandos militares intentasen conseguir apoyos para un posible golpe de Estado, y que otros intentasen por su cuenta matar al Fürher. No eran pocos los adversos al nacionalsocialismo alemán de entonces, pero fue un carpintero del sur del país el que estuvo más cerca de terminar con éxito la operación.
Desde hacía un tiempo, todos los 8 de noviembre Hitler se reunía en la cervecería de Múnich Bürgerbraükeller para dar un discurso en conmemoración al fallido Putsch de 1923 –un intento de golpe de Estado llevado a cabo por miembros del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán– por el que tanto Hitler como Rudolf Hess, así como otros dirigentes nazis, fueron encarcelados.
Georg Elser visita la cervecería en la película.
Pero fue el 8 de noviembre de 1939, dos meses después del inicio de la guerra, cuando un carpintero sin vinculación política hizo estallar una bomba que pilló por sorpresa a los dirigentes nazis... y que no alcanzó a Hitler porque, rompiendo sus costumbres, este tuvo que abandonar el espacio con 13 minutos de antelación. Los líderes del partido barajaron que podría tratarse de los servicios secretos británicos o de algún exilidado contrario a Hitler, pero en un principio no se plantearon que pudiese ser obra de un ciudadano normal y corriente.
Imagen de la cervecería tras el atentado.
Carpintero y apolítico
Tenía 36 años y nació al sur de Alemania, en Suabia, en 1903. Georg Elser —interpretado por Christian Friedel (Loco amor o La cinta blanca)–, el autor material e intelectual del atentado, era un hombre solitario, aunque en la película es retratado como alguien muy social y siempre rodeado de amigos, que preparó con mucha precisión un artefacto explosivo de relojería.
El alemán no poseía estudios y no seguía la actualidad del momento, lo que explica su nimio interés por la política. Tanto en la película como en la realidad, esta era una de las características que más perturbaban a los nazis una vez fue capturado. Georg se adhirió a la organización comunista Roter Frontkämpeferbund, conocida por sus enfrentamientos contra la policía y cuya disolución tuvo lugar en 1929, aunque en la película se enfatiza mucho el carácter apolítico del protagonista, que dice haberse afiliado para tocar en la banda. Desde entonces, el carpintero no tuvo contacto alguno con ningún partido.
Lo que en la película los dirigentes nazis tachan como "manía persecutoria" no era más que la angustia por la degradación de la clase obrera, por el maltrato a los judíos y por el miedo a las consecuencias de la guerra, motivación suficiente para intentar eliminar a Hitler, a Hermann Wilhelm Göring y al ministro de Propaganda de la Alemania nazi, Joseph Goebbels.
El artífice trabajó alrededor de tres meses durante noches enteras en el baño, buscando la manera de colocar una bomba de relojería en una columna cerca del atril desde donde Hitler pronunciaba su discurso cada 8 de noviembre. El modus operandi pasaba por robar explosivos de una fábrica siderúrgica de armamento donde trabajaba, conseguir dinamita de una cantera donde también consiguió empleo y con todo esto diseñar un mecanismo de relojería que detonase en el momento preciso.
El protagonista hace mediciones en la cervecería.
Por 13 minutos
La explosión se cobró la vida de siete personas e hirió a varias más, pero su principal objetivo no sufrió daños. Aunque en la película parece que Elser es arrestado justo tras la explosión, en la vida real fue atrapado durante su intento de huida ilegal a Suiza, concretamente por la aduana fronteriza con la ciudad alemana de Constanza. Tras su detención, el susodicho portaba consigo un folleto de la famosa cervecería, a partir de lo cual comenzaron las sospechas y terminó siendo vinculado.
En la proyección todo parece ocurrir en la sala donde someten a Elser a numerosos interrogatorios y torturas, pero en la vida real, la policía llevó a cabo una investigación que les llevó a una relojería donde el dueño afirmó haber vendedio dos relojes idénticos al que el joven usó y a la cerrajería donde el muchacho trabajó en el artefacto.
Elser soportó largas jornadas de tortura antes de hablar de su plan fallido, pero una vez lo hizo detalladamente, todo cuadraba. Heinrich Müller –interpretado por Johann von Bülow– fue un general de División de la SS que en la película no da crédito a que este ataque fuese perpetrado por una sola persona, y, si alguien lo creía, no podían reconocer tal disparatada versión. ¿Cómo un hombre ordinario podía atentar tan fácilmente contra el hombre más poderoso de Alemania –y para ellos de Occidente–?
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Elser explica sobre papel cómo creó la bomba.
Como apunta el largometraje, familiares, amigos y exparejas del carpintero tuvieron que hacer frente a largos periodos de interrogatorios de la Gestapo. No obstante, en la vida real, el decidido a modificar el relato de Elser fue Heinrich Himmler –uno de los principales líderes del partido y jefe de la SS–, y por supuesto el ministro Goebbles, autor de la famosa frase: "Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad".
Tras pasar los años posteriores por varios campos de concentracción, y un mes antes de la victoria aliada, el 9 de abril de 1945 Georg Elser fue ejecutado en el campo de Dachau –al noroeste de Múnich–, justo 21 días antes de que Hitler muriese.