Antonio de la Torre: "Óscar Puente me hace gracia, pero Rajoy me hacía reír con una genialidad tras otra"

El actor Antonio de la Torre posa en una entrevista.

Detrás de un personaje lleno de rabia y que utiliza la escopeta a diestro y siniestro, como José en Tarde para la ira, se encuentra otro que podría ser su antagonista: Antonio de la Torre, torbellino de energía que intenta a toda costa llenar de humor su día a día. El actor malagueño y ganador de dos premios Goya defiende que esta es la única manera de huir de la conciencia de la muerte y de ese sentir trágico que le suscita su profesión entre tanto drama que normalmente le toca interpretar.

"Recuerdo con mis hermanos que cuando la cosa se ponía fea intentábamos recurrir a las bromas y a la chanza para suavizar el palo. Es un mecanismo que hemos ido aprendiendo y puliendo desde la infancia, ya que considero a mi familia como un espacio bastante bueno para auto ridiculizarnos y criticar a terceros usado mucho en el sentido del humor", plantea a infoLibre el actor. Otros de esos espacios "seguros" en los que no para de reír también son las conversaciones con sus amigos Alberto San Juan y Raúl Arévalo.

A pesar del protagonismo de la comedia en su vida, tiene muy claro la forma en la que se debe utilizar y, por tanto, sus límites. "La primera cosa de la que hay que reírse es la muerte, después de tu propia incapacidad y luego del poder. Pero no tiene ni puta gracia cuando te estás riendo de alguien más débil o de alguien que puede sufrir. Creo que el sentido del humor debe ser intuitivo, pero con una ética moral interna", profundiza de la Torre.

Esos límites los comparte hasta que pueda aparecer la censura, que también vivió en su carrera como periodista. De hecho, recuerda que estaba realizando una prueba deportiva en la cadena autonómica en la que trabajaba y las risas surgieron cuando apareció un político importante en el palco. Junto a sus colegas, De la Torre empezó a bromear diciendo que no había valor para no sacarlo en pantalla, y confiesa que "el humor sirvió en este caso para enmascarar la terrible tragedia de la censura".

Antes nos hacia gracia a la mayoría, pero actualmente Arévalo representa todo lo antiguo con sus chistes de andaluces y de mariquitas

La risa también le ha jugado malas pasadas, en las que ha tenido que mentir para no tener que ir a más. "El humor es ese diablo que tenemos y aparece de vez en cuando en situaciones incómodas. Un día estaba en un ascensor con otra persona y me empezó a entrar una risa floja que no pude aguantar. Me empecé a reír ante la estupefacción del otro y le tuve que decir que tenía un problema nervioso, que no se si se acabó de creer. Yo creo que pensó que estaba loco", recuerda divertido el actor malagueño.

El humor, al igual que la sociedad, ha ido avanzando y esto es algo de lo que Antonio se ha dado cuenta al vivirlo en sus propias carnes. Un joven aspirante a periodista que se desternillaba en el coche con los casetes de Arévalo y ahora le cuesta reconocerlo. "Antes nos hacia gracia a la mayoría, pero actualmente la carátula de Arévalo representa todo lo políticamente incorrecto y antiguo con sus chistes de andaluces y de mariquitas", aclara.

Alejado de esas bromas casposas, el gusto del intérprete ha mutado hacia otros referentes humorísticos como Eduardo Mendoza. Así, confiesa que devora todo lo que publique el escritor catalán, que tiene a la comedia como acompañante literario. Entre sus novelas -Sin noticias de Gurb, La ciudad de los prodigios o La verdad sobre el caso Savolta,- se decanta por recomendar El laberinto de las aceitunas: "A mí dame todo lo de Mendoza, pero 'El laberinto de las aceitunas' tiene un estilo con el que me descojono".

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Otras de sus debilidades, en este caso en el audiovisual, es Juan Cavestany. De la Torre admite ser un admirador del universo del director madrileño, pero se queda con la serie Vergüenza, protagonizada por Javier Gutiérrez. Y en la música, con cierta vergüenza también, se decanta por los discos de Pepe Da Rosa, que le remite a esa "España del pleistoceno" en la que vivió de niño.

De esa España o de esa ideología que no comparte también le han sacado unas carcajadas algunos de sus políticos. Y es que otra de sus debilidades humorísticas es Mariano Rajoy, al que califica como el mejor en lo cómico y del que recuerda muchas de sus frases celebres como "cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político". "Yo escucho a Óscar Puente y me hace gracia, pero el mérito es que te haga reír uno del otro lado. Rajoy, de manera voluntario o involuntaria, lo conseguía con una genialidad tras otra", confiesa de la Torre.

A partir de todos estos referentes de la chanza y la risa también ha conseguido crear su propio repertorio, del que se ha sacado un chiste malo para los socios de infoLibre: "Había un tío que llevaba un mes en el desierto del Sáhara perdido y, de repente, aparece un camión y le deja subirse. Entonces, empieza a pensar sobre qué darle conversación al conductor. Sabe que de política mejor no porque igual es de Vox, pero claro, de fútbol tampoco porque no vaya a ser que sea del Madrid o del Barça. Del humor de las comunidades autónomas tampoco, no vaya a ser andaluz y se enfade. Al estar pensando para sí mismo, se le escapa en voz alta un 'pues sí' y el conductor enfadado le replica con un 'que no' y le echa. Así que el amigo se quedó sin conversación y sin transporte".

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