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Vacaciones de serie

Un nazi en Downing Street

Sam Riley y Kate Bosworth en un cartel promocional de la serie.

Winston Churchill ha sido ejecutado; el rey Jorge VI, encerrado en la Torre de Londres; y Scotland Yard tomada por las fuerzas de las SS. En el otoño de 1941 hay nazis en el palacio de Buckingham, en el número 1o de Downing Street, en las plazas, puestos de control y avenidas de Londres. La capital británica acaba de sucumbir a la Operación León MarinoOperación León Marino. La soberanía británica ha quedado reducida a los territorios más al norte de la isla y a un gobierno en el exilio establecido en Estados Unidos que trata de apoyar a la Resistencia al estilo De Gaulle.

En este sombrío escenario desarrolla su trama la miniserie SS-GB, cinco capítulos de una hora de duración —con un final bastante abierto, lo que ha dado pie a especular sobre una segunda temporada— que adaptan la novela escrita por Len Deighton en 1976 y aborda uno de los argumentos estrella del género de la historia alternativa, la ocupación nazi de Reino Unido. La plataforma Filmin acaba de añadir esta ambiciosa producción a su catálogo, estrenada el pasado año en la BBC.

Douglas Archer, encarnado por el actor Sam Riley (Control), se ha convertido en el detective estrella de la policía metropolitana de Londres. Él se encarga de ir hilvanando la historia en medio de un intrigante juego (a veces, demasiado) de lealtades y dudas morales. Le acompañan Kate Bosworth en la piel de Barbara Barga, periodista estadounidense que también coquetea (¡cómo no!) con el mundo del espionaje; la actriz Maeve Dermody y el actor James Cosmo aparecen como activos miembros de la Resistencia; y el alemán Rainier Bock como Fritz Kellermann, un arrogante y mediocre delegado de las SS (transformadas en SS-GB en suelo británico) en Scotland Yard. Todos ellos acabarán salpicados cuando la aparentemente rutinaria investigación de un asesinato acabe convirtiéndose en un delicado crimen político.

A todos nos gusta pensar que resistiríamos, pero la historia nos dice que no todo el mundo lo hace”, valoraba Lee Morris, productor de SS-GB, en una entrevista en The Guardian. Y es, precisamente, cuando entran en juego los principios, donde la serie de la BBC se luce más. Sobre todo con el personaje de Archer, que trata de escudarse en su férreo sentido del deber para convencerse de que puede seguir trabajando con aparente normalidad en unas circunstancias tan excepcionales. “Cuando miras al personaje principal, Archer, y la comprometida situación en la que se encuentra, inevitablemente te preguntas qué harías tú en su lugar, qué haríamos todos, ¿nos uniríamos a la resistencia o seríamos pragmáticos?”, plantea Morris.

Que los responsables del guion sean Neal Purvis y Robert Wade, encargados también de las seis últimas películas de la saga de James Bond, convierte SS-GB en una historia fundamentalmente de espías. No obstante, las pinceladas políticas abordan muchas de las cuestiones más jugosas de la ucronía firmada por Deighton, considerado, junto a John Le Carré e Ian Fleming, uno de los mejores autores británicos del género de espionaje. En la serie se aborda la aparente buena sintonía entre el Reich con la Rusia Soviética —a pesar de que, al menos en la historia real, la Operación Barbarroja había comenzado en junio de 1941—, cuyo clímax se produce con la exhumación de Karl Marx para trasladar su cadáver a Moscú.

El encierro del rey en la Torre de Londres recuerda también la simpatía mostrada por el abdicado Eduardo VIII, a la sazón duque de Windsor, hacia el régimen de Hitler y la voluntad del Fürher por devolverle al trono. Mientras que en su retrato de la vida cotidiana, SS-GB se detiene en los primeros pasos de las leyes raciales en suelo británico y la adaptación de la sociedad a un día a día marcado por las órdenes de Fürher: las cartillas de racionamiento, la purga en los puestos de trabajo y el toque de quedan marcan la vida diaria de los londinenses.

El encanto de las ucronías nazis

El género de la historia alternativa, que desarrolla las preguntas “¿y si…?” más ociosas, contiene un vasto número de obras dedicadas al posible triunfo del Tercer Reich: ¿Qué hubiera pasado si la evacuación in extremis de Dunquerque hubiera fracasado? ¿Cuál habría sido el destino del Reino Unido si los nazis hubieran logrado ocuparlo? ¿Y si la ciudad Stalingrado no hubiera soportado el sitio? ¿Cómo habría terminado la contienda si Estados Unidos se hubiera mantenido neutral? A SS-GB se la ha comparado con otras producciones del estilo como The man in the high castle (2015), basada en la novela de Philip K. Dick El hombre en el castillo (Minotauro).

En esta ocasión, el autor de Blade Runner sitúa su novela en 1962, más de una década después del final de una Segunda Guerra Mundial en la que las vencedoras potencias del Eje se han repartido el planeta: Europa, África, Suramérica y la zona Este de Estados Unidos, en las manos del Reich; la costa Oeste y Asia, en las de Japón. La serie (cuyas dos primeras temporadas están disponibles en Amazon Prime) están comandadas por el guionista y productor Frank-Spotnitz (Expediente X, Los Medici), aunque ha sido recibida con bastante tibieza por el público.

"Si son niños… ¿Qué quieres que sientan?"

Autores como Philip Roth plantearon también un Estados Unidos filonazi en La conjura contra América, cuya adaptación a la pequeña pantalla está preparando David Simon (responsable de series de culto como The Wire), según contó el autor, recientemente fallecido, en una entrevista en The New York Times. En 1993 Robert Harris publicó la novela Patriabestseller trasladado también a la televisión en formato película por HBO, en el que el Reich ha conquistado Europa y parte de la Unión Soviética. A este tema también le dedicó Harry Turtledove (gran referente del género) En presencia de mis enemigos. Turtledove planteó un universo alternativo situado décadas después de la victoria alemana durante la Segunda Guerra Mundial, tiempo en el que los nazis han exportado su ideología y su control militar por todo el orbe. En ese escenario, el respetado oficial de la Armada alemana Heinrich Gimpel trata de ocultar que su perfecta familia aria es, en realidad, judía.

El catálogo de ucronías es amplio en una época en la que universos aterradores están copando con éxito la parrilla televisiva. El cuento de la criada, Westworld o Black mirror son sólo algunos ejemplos. No obstante, aunque literatura sí ha conseguido sacarle punta a una hipotética victoria nazi, parece que aún no ha llegado —pese a destacados esfuerzos, como es el caso de SS-GB— la gran serie que recree el horror de un mundo gobernado por las huestes nazis.

 

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