Carla de La Lá: “El humor y la belleza son la tabla de salvación de los siglos XX y XXI”
“El humor y la belleza son la tabla de salvación de los siglos XX y XXI”, así lo cree Carla de La Lá (1977), autora de Qué te importa que te ame, una novela donde defiende que ambos valores son imprescindibles para superar los malos momentos. En la novela, de La Lá cuenta la historia de dos mujeres que se conocen por casualidad y encontrarán, la una en la otra, un refugio para sus problemas. El relato, que transcurre a lo largo de más de cien años entre España y México, se centra en cómo cambia el papel y el rol en la sociedad de las mujeres en ese periodo de tiempo. Al igual que en el mundo real, la salvación para destensar la historia “tan grave” del libro, se encuentra, según la autora, en el humor y el surrealismo. Y es que, la vida, a veces, hay que desdramatizarla.
Un primer paso ineludible para no caer en el pesimismo, en opinión de la autora, es asumir la muerte como algo natural. “Aunque pueda sonar contradictorio me parece muy refrescante y desdramatizador saber que la vida en la tierra se va acabar”, apunta a infoLibre. Cuando interiorizamos esta circunstancia, lo vemos todo desde un prisma distinto, y para de La Lá, nos damos cuenta de que es una “inmadurez muy ridícula posicionarse en la rabia, la ira o el odio”.
Un sentimiento muy negativo a ojos de la autora es la intolerancia. De hecho, para ella una persona intolerante es alguien que “no ha comprendido nada”. En su opinión es fundamental respetar la percepción de los otros, ya que “la realidad existe pero no solo para nosotros. Los hombres y mujeres, todos nosotros somos subjetivos”. Debido a esta subjetividad, de La Lá cree que cada uno creamos una realidad distinta consecuencia directa de nuestro mundo interior.
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La escritora se aferra a la idea de felicidad para continuar siendo positiva. En su opinión “el optimismo, la alegría, la risa, la paz… son una elección”. “Si quieres ser feliz, sé feliz, decía Tolstoi, es lo del vaso medio lleno”, plantea. Para conseguir esta, a priori, difícil tarea, de La Lá cree que debemos “mirar hacia adentro, dejar de ser un llorica, y no fijarnos tanto hacia lo que hacen o dejan de hacer los demás”, sobre todo específicamente a los políticos, “porque nada de lo que hagan va a cambiar nuestro estado interior si no lo hacemos nosotros, ni para bien, ni para mal”.
El humor también es su arma para enfrentar las malas noticias. La escritora admite que las relacionadas con el ámbito personal le suelen “abrumar”, pero es algo en lo que está trabajando porque, opina, “nada es tan importante, ni catastrófico, ni siquiera la muerte”. En cambio, las malas noticias en el ámbito político o económico le dan risa y las compara con Sálvame: “Me divierte ver lo serios que se ponen algunos e invariablemente me pregunto ¿va en serio?, ¿son unos cínicos?, ¿están fingiendo?”.
De La Lá se reconoce una gran lectora de periódicos e intenta tener una diversidad de fuentes de información. Tanto es así que admite “no desconectar” nunca de las noticias, las cuales le parecen clave para entender el mundo. De hecho, la escritora diferencia muy claramente entre exceso de noticias y de titulares alarmistas (los cuales, según su opinión “alarman y tensan a las personas”) y la buena información. Esta última no tiene tanto que ver con la cantidad de noticias leídas sino con características intelectuales como “una buena cabeza, inteligencia para relacionar y criterio para generar pensamiento y retentiva”. Ese proceso, según de La Lá, continúa juntando la información con “nuestros principios filosóficos y morales para discernir lo que tienes delante y comenzar el camino infinito de la información, que es el saber”.