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La redada policial que despertó el Orgullo Gay

¿Qué pasó?

“La multitud comenzó a agarrarse de la mano, según dijeron testigos oculares. Entonces, sin previo aviso, Queen Power explotó con toda la furia de una bomba atómica gay”. Con estas palabras relató en su crónica el periodista Jerry Lisker, del diario The New York Daily News, los disturbios ocurridos en el pub Stonewall Inn, situado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, aquella noche del mes de junio de 1969. Entre una lluvia de ladrillos y monedas, lanzadas contra los agentes de policía, esta revuelta marcó el inicio de la lucha del movimiento LGTB en Estados Unidos. Empezaba en el país una dura batalla por la igualdad de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales.

¿Cuándo pasó?

Sobre la 1.20 horas del 28 de junio de 1969, varios policías accedieron al bar Stonewall Inn, un pub situado en el número 53 de la calle Christopher Street en el que se reunía parte de la comunidad homosexual neoyorquina. Una vez dentro encendieron las luces, pararon la música y ordenaron a los clientes a ponerse en fila para ir identificándoles. Parecía que la redada —constantes en los lugares donde se reunía la comunidad LGTB— iba a transcurrir con normalidad, que entregarían su documentación a los agentes y se irían del bar sin resistencia, como hasta entonces. Pero aquella vez no. La gente se negó a identificarse y rechazó categóricamente irse de la zona en la que se encontraba el local.

Así, en poco tiempo se fue concentrando frente al pub más de un centenar de personas, algunos de ellos viandantes que se acercaron a la puerta del bar impresionados por despliegue policial. La tensión fue aumentando por segundos. El trato a una muchacha por parte de los agentes, que la acababan de sacar del Stonewall Inn y se la llevaban detenida, desató la ira de la muchedumbre, que lanzó ladrillos y trató de volcar el furgón policial.

De pronto, la masa enfurecida empezó a quemar contenedores y a intentar entrar en el local donde continuaba la redada. Cuarenta y cinco minutos después de la entrada de la policía en el pub, la muchedumbre accedió al Stonewall Inn y rodeó entre gritos a unos agentes que se encontraban en clara minoría y algo asustados por los tintes que había adquirido la revuelta.

Finalmente, tuvo que intervenir la Tactical Police Force (TPF) –fuerzas antidisturbios– para conseguir liberar a los policías, algunos de ellos heridos. Sin embargo, los enfrentamientos en las calles aledañas se repitieron hasta bien entrada la madrugada. El enfrentamiento se saldó con más de una decena de detenidos y algunos manifestantes hospitalizados. “De pronto la policía se enfrentaba a algo que no había visto jamás. Los homosexuales no debían ser una amenaza para los agentes de la ley porque se suponía que eran débiles y sin coraje, incapaces de hacer nada”, apuntó uno de los manifestantes durante un reportaje emitido en el programa La noche temática.

Los enfrentamientos continuaron hasta el miércoles 2 de julio, cuando se produjo la última y violenta concentración. El ambiente estaba caldeado debido a la publicación en The Village Voice de reportajes sobre la revuelta del sábado en el Stonewall que incluían expresiones ofensivas contra la comunidad LGTB –“locas domingueras”, por ejemplo–. Así, algo más de medio millar de personas recorrieron de nuevo Christopher Street, enfrentándose a la policía durante más de una hora.

¿Quiénes fueron los protagonistas?

Los principales protagonistas de las revueltas de Stonewall fueron transexuales negras y latinas, como Marsha P. Johnson o Sylvia Rivera, que más tarde fueron muy activas en la fundación de las primeras asociaciones LGTB. Las primeras crónicas del suceso apenas reconocían la presencia de hombres homosexuales, y estaban plagadas de burlas o juegos de palabras en torno a la transexualidad de esas primeras rebeldes. 

La década de 1950 y 1960 fue realmente dura para el colectivo LGTB en Estados Unidos. Tenían que ocultar sus preferencias sexuales ante la constante posibilidad de ser humillados públicamente, acosados físicamente, detenidos o incluso despedidos de sus puestos de trabajo. La homosexualidad era considerada una enfermedad mental que necesitaba tratamiento a base de descargas eléctricas, lobotomías o castraciones. Era lo que se conocía como "terapias de reorientación sexual".

En 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) la catalogó en su Diagnostic and Statistical Manual como un “trastorno sociopático de la personalidad”. Por ello, un gran número de homosexuales acabaron internados en hospitales psiquiátricos donde eran sometidos a duros procedimientos para tratar de curar su “desviación sexual”, tal y como la calificaba la APA.

Además, la comunidad LGTB también era controlada, perseguida y estigmatizada por las propias instituciones y autoridades estadounidenses. Los homosexuales incluso fueron incluidos como “elementos subversivos” en la cruzada que el senador conservador Joseph McCarthy instigó contra el comunismo en la década de 1950. El temor a que hubiese “un movimiento clandestino homosexual” en el Departamento de Estado, en palabras del entonces subsecretario de Estado, John Puerifory, provocó el despido de 91 empleados homosexuales.

La policía, por su parte, también permanecía muy atenta a los pasos del movimiento LGTB. Así, en algunos condados, tenían incluso su propia Unidad Juvenil y de Moral, que daba charlas en los colegios y grababa cortos para “prevenir a los niños de la homosexualidad”. “Es algo grave, no os engañéis. Pueden estar en cualquier parte. Pueden ser jueces o abogados, lo sabemos bien porque hemos arrestado a muchos. Si alguno de vosotros se ha permitido relaciones con algún homosexual (…), más vale que lo dejéis enseguida porque uno de cada tres de vosotros se volverá marica”, es un ejemplo de las intervenciones que se realizaban en colegios ante la atenta mirada de alumnos que apenas llegaban a los 12 años de edad.

Antes de la explosión en el Stonewall Inn, la comunidad LGTB estadounidense ya se encontraba ligeramente organizada. En 1950 se creó Mattachine Society, una importante organización que luchó durante años por los derechos de los homosexuales en el país anglosajón. Sin embargo, algunos de sus fundadores discreparon de la violencia empleada por los manifestantes aquel histórico 28 de junio.

¿Qué fue de sus protagonistas?

El movimiento LGTB en Estados Unidos fue ganando terreno y fuerza tras los acontecimientos en Christopher Street. Se crearon nuevas asociaciones como el Frente de Liberación Gay (GLF, por sus siglas en inglés) –primera organización que incluía en su nombre el término “gay”– o Alianza de Activistas Gays (GAA) y se empezaron a imprimir periódicos alternativos.

Actualmente la homosexualidad no es considerada una enfermedad —al menos en la mayor parte de países occidentales—. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la excluyó en 1990 de su lista de trastornos mentales, casi dos décadas después de que la Asociación Americana de Psiquiatría retirase esta consideración tras una nueva investigación sobre el tema. La transexualidad, sin embargo, sigue siendo considerada como una patología para la Organización Mundial de la Salud, aunque el manual de referencia de psiquiatría (el DSM-5, editado por la APA), la sacó de la lista de enfermedades en 2012. Sí se conserva la categoría de "disforia de género", la angustia que sufre el paciente que no se identifica con el sexo que le asignaron al nacer. Es eso lo que permite, por ahora, acceder al tratamiento necesario.

Hoy en día, la comunidad LGTB goza de un amplio abanico de derechos y libertades en la mayoría de los países europeos y americanos. Sin ir más lejos, el pasado 27 de junio el Tribunal Supremo de Estados Unidos declaró constitucional el matrimonio homosexual en todo el país. Sin embargo, en gran cantidad de Estados africanos, de Oriente Medio y algunos países asiáticos, la homosexualidad está castigada con penas de prisión y, en algunos casos, de muerte —Sudán, Arabia Saudí, Irak, Irán, por poner algunos ejemplos—, según los datos de la Asociación Internacional de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés).

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¿Por qué fue importante?

Las revueltas en Stonewall fueron el germen de las manifestaciones reivindicativas del movimie. Un año después de lo acontecido en las calles de Nueva York, el 28 de junio de 1970, “miles de personas”, tal y como recogió The New York Times, marcharon desde Christopher Street hasta Central Park en lo que se consideró la primera marcha del Orgullo Gay de la historia. El colectivo LGTB también recorrió las calles en ciudades como Los Ángeles y Chicago.

Durante los dos años siguientes se sumaron a la fiesta Boston, Dallas, Londres, París, Berlín Oeste, Estocolmo, Miami, Filadelfia o Atlanta, entre otras. Además, en 1972 había grupos LGTB en cada ciudad importante estadounidense, según cuenta el historiador Barry Adam en su libro The Rise of a Gay and Lesbian Movement. Desde entonces, la comunidad homosexual ha continuado escribiendo su historia, peleando por unos derechos y libertades todavía en disputa. Aún queda mucho camino por recorrer.

¿Qué pasó?

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