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Rozalén: "El aire acondicionado me revienta la garganta, me deja seca, intento evitarlo todo el rato"

Rozalén comparte escenario con El Kanka en el festival Leturalma

Cantar a cuarenta grados en Sevilla y al día siguiente a veinte en Lugo. Eso es perfectamente posible en una gira de verano por esta España nuestra tan variopinta y tan diversa, y es algo que aprenden muy pronto todos los artistas que recorren nuestras carreteras en los meses estivales, cuando el calor más aprieta, con la sana intención y la firme determinación de amenizar el tiempo de asueto generalizado.

"El aire acondicionado me revienta la garganta, me deja seca, intento evitarlo todo el rato", confiesa Rozalén (Albacete, 1986), quien rememora en conversación con infoLibre: "Hemos tenido conciertos al aire libre de mucho frio o mucho viento en el norte, y también algunos de mucho calor o humedad en el sur y en las costas. Te tienes que adaptar. Tanto con la ropa como con el pelo y con todo lo demás para darlo todo siempre, porque da igual lo que pase fuera".

Los cambios bruscos de temperatura son solo una variable más que los artistas tienen que considerar en sus largas giras de verano, si bien este año la manchega lo tiene bastante más controlado pues, no en vano, tan solo ha dado cinco conciertos después de una larga temporada de actividad constante. El último de ellos, de hecho, este pasado viernes en Pineda de Mar, tras el cual toca desconectar un poquito, resetear y pensar en los siguientes pasos a dar.

"Este año hemos hecho solo cinco conciertos y se lleva de otra manera. Pero hay mucha preparación detrás de cada uno, muchos kilómetros, y eso agota mucho el cuerpo", apunta, reconociendo al mismo tiempo que, en cualquier caso, "compensa por toda la energía que te da la gente y que te da volver a juntarte con tu equipo de siempre". "No puedo estar más feliz por dedicarme a esto", apostilla.

Aunque este año su actividad vaya a ser más bien escasa, tiene ya Rozalén un considerable kilometraje por las carreteras de España. Porque, por lo general, en sus giras se mueven en furgoneta con todo el equipo junto: "Si es obligado el avión o el tren, ahí también vamos todos junticos. La verdad es que me estoy comiendo muchos kilómetros por carretera (risas). Pero en los viajes en la furgoneta, todos, no solo yo, aprovechamos mucho el tiempo. A mí me encanta porque ahí escribo, leo, descanso, voy como preparando cositas del concierto, pongo a punto las redes sociales, charlas con los tuyos...".

En otros años en los que ha estado más presente entre nosotros a través de sus directos, ha sido Rozalén una cantante muy de mezclar todo tipo de formatos, ya sean conciertos propios, festivales o fiestas patronales. Espacios y momentos diferentes, con público distinto y necesidades específicas. "Nosotros combinamos todo y cada formato tiene su cosa bonita. A un concierto nuestro propio, evidentemente todo el mundo acude para escucharte expresamente a ti y son más largos, por lo que te puedes explayar más. Los festivales o las fiestas son otra cosa como más batallera (risas). Pero en los festivales te juntas con mucha gente que conoces y suceden cosas muy bonitas como que te subes a los conciertos de los otros a cantar y compartir. Al mismo tiempo, es otro tipo de público que no te conoce y es una buena oportunidad para que te conozcan y hacerles disfrutar. Lo más guay es poder combinarlo", comenta.

Para que todo funcione adecuadamente con tanta gente en ruta de un lugar a otro, es importante que haya una serie de rutinas que se mantengan, en la medida de lo posible, inalterables, así como tener a la gente organizada, en su caso a través de grupos de Whatsapp donde se tratan cosas "serias" pero también hay "mucho cachondeo". Todo ordenado para aprovechar bien el tiempo para evitar imprevistos y prepararlo todo adecuadamente para el momento en el que el público empieza a llegar al recinto de turno: "Nosotros solemos levantarnos bien tempranico para hacer kilómetros. Buscamos llegar a la hora de comer a la ciudad, comemos todos juntos, intentamos descansar un poquitito y enseguida tenemos las pruebas de sonido". 

De la misma manera que hay muchos artistas que prefieren descansar todo lo posible y llegar al concierto cuando todo está ya preparado, Rozalén opta por todo lo contrario y, según cuenta, suele estar desde mucho antes en el sitio de la actuación para prepararse "con calma, estirar, calentar y dejarlo todo a punto". "Estoy como todo el rato ahí, soy bastante perfeccionista en eso", admite divertida, asegurando incluso que llega de las primeras: "Estoy siempre en todo y prefiero quedarme allí y tener control de todo. En eso sí tengo un poco de manía. Si me voy al hotel me pongo más nerviosa porque pienso que voy a llegar tarde, que no me va a dar tiempo a estar tranquila antes de salir a cantar", reconoce.

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Justo antes de salir, además, todos los integrantes del equipo hacen juntos un "grito de guerra" y se abrazan "todos con todos" para empezar el concierto con esa energía. "Si ha pasado algo fuera del escenario, ahí se acaba el mal rollo. Nos decimos unas palabricas y salimos habiéndonos abrazado todos con todos", asegura, añadiendo además otra costumbre que le gusta mucho para sentirse cómoda mientras canta: "Yo siempre he llevado flores al cantar en el pelo. Ahora están en el micro, pero siempre hay flores en el escenario o en mi cuerpo".

Con esta disciplina que ha ido relatando Rozalén para que todo salga bien en sus giras, no queda en realidad demasiado espacio para las celebraciones después de los conciertos. O sí, pues tal y como reconoce entre risas, "depende de cada noche". Eso sí, remarca que si tiene conciertos los días siguientes, "clarísimamente" se va a dormir, porque "el sueño y la hidratación son necesarios para cantar". "Pero si es un día que puedo celebrar, vamos, como la que más", admite riéndose.

Para terminar, le cuesta a Rozalén escoger alguna anécdota en particular pues, tal y como resalta, "son demasiados conciertos y siempre pasa algo". "Una vez un técnico le dio a un cable que apagó todo el festival, el sonido y la luz, eso fue... todo el mundo empezó a cantar pero también fue un caos. O que alguien se caiga o se desmaye un poquito por la energía. Han pasado mil cosas, en cada concierto hay anécdotas que contar, algún dia tendremos que hacer un diario de anécdotas del escenario", termina divertida.

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