Pablo Simón: "El PP no quiere que el Gobierno se ponga la medalla de ser el que da los fondos europeos"
El profesor de Ciencias Políticas Pablo Simón (Arnedo, 1985) se ha convertido en un analista de referencia de diferentes medios de comunicación como El País, La Ser o laSexta. Es miembro de la plataforma de análisis político Politikon. Ha participado con algunos de sus trabajos en libros, junto a otros autores, como La urna rota y El muro invisible. En 2018, publicó su ensayo titulado El príncipe moderno, y en 2020 Corona. Política en tiempos de pandemia (editado por Debate).
Polarización política
"Tenemos que distinguir entre dos tipos de polarización. Por un lado, la polarización política propiamente dicha, es decir, que los partidos tengan propuestas diferentes y estén alejados ideológicamente entre sí. Esto no es algo extraño, incluso es razonable que en democracia haya alternativas diferentes. Pero, por otra parte, el problema con el que nos estamos encontrando es que esa polarización política pasa, también, a ser polarización afectiva, es decir, una polarización que hace que los rechazos no solo se den entre las formaciones políticas, sino que se filtren hacia la opinión pública y generen rechazo frente a aquellas personas que piensan de manera diferente a la que piensas tú. Esto es un elemento muy corrosivo de nuestras democracias porque erosiona el pluralismo y, además, también hace imposible un debate racional sobre las propuestas de fondo".
Encuestas en España
"Estamos viendo una especie de burbuja en torno a las encuestas. Se están publicando más encuestas que nunca, sin tener elecciones convocadas, y en un contexto en el que las redes sociales son fundamentales para la información. Lo que estamos viendo es que muchas de ellas son de pobre calidad. A veces no presentan la ficha técnica, no estamos del todo seguros sobre cuándo se ha realizado el trabajo de campo, no son transparentes, ni siquiera se sabe cuáles son los sistemas de estimación. Una encuesta, en el fondo, nos puede dar una tendencia general de una imagen, además, concreta de un momento temporal muy acotado en el tiempo. Pero en un contexto en el que no tenemos elecciones convocadas, la mayoría de las veces estas encuestas lo que tienen es una finalidad performativa, es decir, tratan de construir estados de ánimo o crear una opinión determinada a propósito de cuál es la posición relativa de los partidos. Así que yo, ahora, sería muy cauto".
El mapa electoral actual
"La gran certeza que tenemos en las encuestas es el realineamiento dentro del bloque de la derecha. El proceso de descomposición de Ciudadanos está conllevando el que estemos en una posición en la que el PP, sin lugar a dudas, está más fuerte hoy de lo que estaba en el año 2019 y esto probablemente coloca a PP y a PSOE en una posición de empate técnico. Lo que vemos es que las alas están en una posición muy diferente la una respecto a la otra y me refiero a las alas ideológicas. A efectos prácticos, los bloques no se han movido sustancialmente, pero sí vemos que había en el pasado tres partidos en la derecha y ahora hay dos. Tenemos, también, dos partidos en la izquierda. Luego son, de momento, dos para dos, pero la diferencia es que, mientras que el socio junior de la coalición de PP-Vox está muy fuerte, el socio junior de la coalición del PSOE, que es la plataforma que vaya a conformar Yolanda Díaz, todavía es una incógnita".
Elecciones en Castilla y León
"Las elecciones de Castilla y León, por lo que toca al realineamiento dentro del bloque de la derecha, no van a ser una novedad. El PP ha ganado las elecciones en Castilla y León desde el año 1986 prácticamente de manera ininterrumpida hasta el año 2019. Lo que estamos viendo es lo que se ve también en otras comunidades autónomas, que es una transferencia de voto de Ciudadanos hacia el PP. Pero creo que aquí va a haber tres test de estrés en los cuales nos tenemos que fijar. Primero, el grado de supervivencia o no de Ciudadanos. El segundo es el crecimiento de Vox. Esto es clave. No es lo mismo que el PP se ensanche lo suficiente para superar a la izquierda y no necesite el voto afirmativo de Vox a que necesite meterlos en el gobierno en una coalición. Esto cambiaría totalmente el panorama por lo que toca a las elecciones futuras. Y tercero: qué es lo que va a pasar con las plataformas provinciales de la España Vaciada".
La estabilidad del Gobierno
"Vamos a los hechos y no a las percepciones. El Gobierno ha conseguido aprobar dos Presupuestos Generales del Estado y, por lo tanto, con este presupuesto tiene capacidad para continuar realizando políticas durante un año más. De momento, el Gobierno no tiene riesgo por lo que toca a la ruptura de su mayoría parlamentaria porque está siendo capaz de sortear todos los trámites para la aprobación o convalidación de sus reales decretos leyes, está siendo capaz de impulsar la mayor parte de las reformas en las que tiene interés y ha conseguido aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Más allá de los desajustes y del ruido que pueda existir, creo que el Gobierno, de momento, continúa manteniendo la mayoría necesaria para ser estable. Los dos socios tienen interés en que el Gobierno aguante, como poco, un año más".
La plataforma de Yolanda Díaz
"Sabemos que en los gobiernos de coalición, a medida que nos vamos acercando a las elecciones, los socios tratan de marcar distancia y esto es normal. La vicepresidenta del Gobierno se pondrá el gorro de candidata y no de ministra de trabajo y, por lo tanto, tratará de lanzar su plataforma. Yolanda Díaz tiene que conseguir que su plataforma crezca, se ensanche, motive a abstencionistas, nuevos votantes y le robe algo de electorado al Partido Socialista para acercarse al 15%. El PSOE no tiene problema en que ocurra, siempre y cuando no les robe tantos votos y en provincias pequeñas que haga que el PP le termine adelantando y convirtiéndose en el primer partido. Ese equilibrio es difícil y por eso vamos a ver muchas dinámicas de guerra fría, en las que los dos actores saben que se necesitan, porque saben que si no cooperan la destrucción mutua está asegurada".
La oposición de Pablo Casado
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"Desde luego, Pablo Casado tiene una situación muy difícil e inédita para cualquier líder de la oposición en la derecha. Ellos no saben acertar del todo con el tono en un partido, además, en el que sabemos que hay unos barones territoriales que tienen más capacidad de proyección y de influencia que el propio líder de la oposición y esto lo vemos, por ejemplo, con la rivalidades internas en la Comunidad de Madrid. Pablo Casado ha ido dando bandazos en su estrategia en diferentes momentos. Ahora, está optando por el piloto automático que consiste en no cooperar en absolutamente nada con el Gobierno salvo en algunas cuestiones muy puntuales. Acertar es muy difícil, porque ser oposición implica saber en qué oponerse y en qué no. Y esto es justamente lo que estamos viendo que a Pablo Casado le cuesta. Le cuesta porque, en el fondo, tiene el aliento en el cogote de un crecimiento de Vox que continúa desbocado".
Los fondos europeos
"Tenemos mecanismos de control, por supuesto que existen, no solo dentro de la propia Administración en España. Tenemos un superárbitro, que es la Comisión Europea, que ha hecho que nosotros seamos el primer país en recibir los fondos europeos y ha alabado públicamente nuestro plan de recuperación. El problema aquí es estrictamente político: el PP no quiere que el Gobierno de España se ponga la medalla de ser el que da directamente los fondos europeos y, por lo tanto, sean vistos como los que han conseguido este plan. Creo que es algo infundado, porque la mayoría de los ciudadanos no van a ver los efectos de estos fondos hasta dentro de mucho tiempo. No tiene sentido abrir una disputa o una pelea judicial a propósito de esta cuestión. Lo que sí que tendríamos que poner todos el esfuerzo es en intentar gastar el dinero y gastarlo lo mejor posible".
El factor Vox
"Vox, más allá de las narrativas interesadas que muchas veces se tratan de construir, crece esencialmente entre los caladeros de la derecha. A Vox le va a ir tan bien como mal le vaya al Partido Popular. Es decir, Vox crece esencialmente a costa de los caladeros que tiene la derecha tradicional en España. Vox continuará creciendo todo el tiempo en el cual al Partido Popular le vaya mal y no sea capaz de consolidarse como una alternativa que pueda atraer a una parte al menos templada de ese electorado. En el fondo, el crecimiento de Vox no interpela tanto a la izquierda como a la derecha tradicional. Es el PP el que tiene que reflexionar sobre cómo va a reaccionar frente a Vox. En qué medida su discurso de legitimación como un actor más del sistema político ha ayudado a que muchos de sus votantes entiendan que votar a Vox no es algo problemático y esta reflexión, que tenía que haber abierto el PP en el año 2019, no la hizo y ahora está pagando los platos rotos de la precipitación con la que normalizó a Vox como un actor más".