‘El agente nocturno’, una atractiva pareja sola ante el peligro
En medio del vacío que deja la emisión semanal de episodios de la temporada final de Succession, el plato fuerte de la temporada de series, se puede seguir disfrutando de producciones que no pasarán a la historia por sus innovaciones pero resultan entretenidas.
El estreno de El agente nocturno, en Netflix, se ha convertido en la propuesta más popular de la plataforma, tanto en España como en el conjunto de países en los que opera la multinacional, durante las últimas tres semanas.
Uno de los mayores éxitos de la historia de Netflix
La primera temporada de la serie incluso se ha colado en la lista de las más vistas en la historia de Netflix en su primer mes de estreno, llegando al noveno puesto. Según los datos que proporciona la distribuidora, se han visto en ese periodo algo más de quinientos millones de horas de sus episodios.
Este taquillazo sigue las peripecias de un agente del FBI relegado a la misión de atender un teléfono en el turno de noche destinado a ayudar a espías en el remoto caso de que acudan a este recurso.
Solos contra una conspiración
Peter Sutherland, el joven agente, interpretado por Gabriel Basso, recibe por supuesto una llamada crítica. Con ella se inicia una lucha sin descanso contra una conspiración cada vez más compleja acompañado sólo por la persona que le llamó, Rose Larkin, a quien da vida la actriz Luciane Buchanan.
Comienza así una vertiginosa carrera contra reloj para descubrir quién es de fiar en esta situación, como desactivar a los enemigos, limpiar unas reputaciones que se quieren enfangar y salvar vidas en peligro.
Entre tanto surge una relación llena de química entre los dos atractivos protagonistas obligados a intimar, lo que se ha convertido en uno de los mayores atractivos del conjunto. Un combinado de todos los ingredientes clásicos de espías, aventuras, romance y acción.
Basado en una novela
La mayoría del argumento nace de una novela del mismo nombre del periodista Matthew Quirk. Buscando material para volver a hacer ficción en una plataforma tras años en cadenas convencionales, Shawn Ryan, productor ejecutivo y guionista líder de la serie encontró el texto.
Ryan tiene a sus espaldas años de títulos comerciales de éxito, varios de ellos policiacos, como S.W.A.T, The Chicago code, Lie to me, The Unit, o The Shield. Entre sus obras, también se encuentra Timeless, una franquicia tan parecida a la española El ministerio del tiempo que fue demandada por su creador Javier Olivares, llegando finalmente a un acuerdo privado.
Cambios para convertirlo en serie
Ryan tomó con cariño el libro, habló con su autor y se sintió libre para cambiar lo que no funcionara en su conversión en una serie de diez episodios. Engordó los problemas y cambió personajes solitarios por otros que tuvieran una compañía con quien poner en palabras lo que en un libro se atribuye al pensamiento.
Parte esencial de su labor fue elegir el reparto adecuado. Ha vuelto a demostrar que las series pueden construir estrellas sin necesidad de fichar a las que ya lo son de antemano.
Los protagonistas de El agente nocturno no eran grandes nombres de la industria hasta esta producción. Gabriel Basso ha participado en series y películas desde niño, pero no había encabezado un título importante como este. Su preparación física de primera, combinada con sus modales de buen chico le consiguieron el papel.
Su compañera en la acción, Lucianne Buchanan, tiene una carrera más breve. La intérprete neozelandesa ha sido todo un descubrimiento con una gestualidad naturalmente cómica.
No precipitar el romance
Las circunstancias unen a dos jóvenes atractivos y la tensión romántica entre ellos es instantánea a ojos de la audiencia. El creador de la serie, Ryan, quería evitar a toda costa que la unión entre ellos se precipitara como se hace a menudo en su opinión.
Según afirma en varias entrevistas, como en la que concedió a Collider, las películas de espías se ven obligadas a emparejar a los protagonistas en sus dos horas de duración cuando aún no resulta creíble.
En la serie, los personajes están unidos por el trauma, no tienen tiempo de darse una ducha o dormir, son golpeados y perseguidos, así que en principio no tienen la cabeza para otra cosa, aunque se va forjando un vínculo entre ellos, que por cierto se mantendrá en la segunda temporada, ya confirmada.
Pareja con química
Las audiciones para la serie se hicieron aún bajo las restricciones de la pandemia, lo que hizo que se contratasen a los protagonistas por separado y sólo después se comprobase su química juntos. La gran diferencia de altura entre ellos no sólo no supuso un problema para el productor Ryan, sino que por experiencia propia sabía que iba a funcionar. Él también es muchísimo más alto que su pareja.
Para forjar un vínculo entre los futuros compañeros de trabajo, el actor Gabriel Basso propuso a Lucianne Buchanan hacer puenting juntos cuando ni siquiera se habían conocido. A la actriz le pareció una muy mala idea, pero se lo pensó mejor y terminó aceptando, como cuentan en la promoción de la serie.
Además del acierto en la elección de los intérpretes, el diseño de la pareja está bien construido. El personaje de Peter es un soldado, fuerte, servicial, dispuesto a recibir órdenes. El de Rose es una empresaria informática, le gusta tomar atajos, saltarse las normas y hacer las cosas a su manera.
Como escapar de la guerra cultural
Juntando un poco de este yin y un poco de este yang la serie también ha logrado el común denominador en la lucha cultural que se está viviendo en occidente y concretamente en Estados Unidos. En esta batalla Netflix ha sido vilipendiada por, según sus detractores, someterse a los dictados woke.
Para quienes aún no siguen esta polémica, lo woke (despierto, despierta) surgió como una alarma para detectar y denunciar las posiciones de privilegio de los blancos y la marginación de las minorías. Se amplió posteriormente a la lucha feminista y LGBT.
En el caso de la ficción actual se denuncia la falta de protagonismo de personajes no blancos, la ausencia de mujeres con papeles interesantes, la falta de personas mayores entre protagonistas, la ausencia en la representación de gays o de diferentes identidades sexuales.
La reacción antiwoke se muestra airada cuando se aumenta la representación de minorías en detrimento de una cultura blanca heterosexual que consideran amenazada. Uno de sus episodios más chuscos ha sido la indignación con Disney por elegir a una joven negra para interpretar a La sirenita en su próxima película infantil.
En El agente nocturno el protagonista es un blanco heterosexual fuerte y perteneciente a las fuerzas de seguridad. Su contraparte es una actriz de ascendencia polinesia y escocesa. Varios de los personajes principales están interpretados por afroamericanos y por estadounidenses de origen asiático, con lo que han resuelto el problema sin irritar mucho a nadie, lo cual tiene su mérito.
Evasión sin realismo
Por lo demás, la serie no profundiza más que en su propia aventura, no plantea problemas reales del sistema, esquematiza algunos personajes, y situaciones, y es convencional en cuanto a su representación del mundo. Pero hace malabares y mantiene todas las bolas en el aire a la vez todo el tiempo.
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El escritor Stephen King, gran comentarista de productos culturales y populares la ha definido en un tuit como “inverosímil pero ridículamente entretenida”, haciendo una vez más un buen resumen.
La precipitación con la que se desarrollan los hechos no da tregua. Los diez episodios transcurren en diez días, lo que contribuye a potenciar la sensación de urgencia y predispone al atracón de varios episodios seguidos.
La variedad de tramas y personajes hace que no se piense mucho en sus inconsistencias a cambio de seguir pasándolo bien un rato más. La fórmula ha funcionado. Habrá que ver si consigue repetirlo cuando tenga que reinventarse con otro gran conflicto en su próxima temporada.