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Antonio García Ferreras: “'Antidisturbios' es un deslumbrante puñetazo de realismo sucio”

Alba Rodriguez | Piedad Sancristóval

Antonio García Ferreras, director de La Sexta y de Al rojo vivo, no suele ser tibio respecto a sus preferencias y en este caso no regatea un solo elogio ante la miniserie de seis episodios disponibles Movistar +. “Yo creo que Antidisturbios es un maravilloso, un deslumbrante puñetazo de realismo sucio. Es un relato de la España que tenemos ahora mismo. Yo creo que Antidisturbios, de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña, es un pedazo de serie, para mí una de las mejores series españolas de los últimos años, junto a La casa de papel”.

La ficción sigue el esquema de una investigación policial clásica, y mantiene el interés y la intriga, pero es la actividad y personalidad de los antidisturbios que le dan título lo que le ha proporcionado enorme éxito y notoriedad instantánea. El detonante de la historia es un trágico desahucio que no vemos desde fuera, sino como si estuviéramos en mitad de la batalla. Ese suceso desgraciado que hemos visto tantas veces en los informativos salta a otro plano que nos involucra, nos agota, nos hace sudar como si participásemos en él. “El comienzo de la serie, desde ese primer capítulo, es brutal –señala Ferreras–. Consiguen sus creadores algo increíble con el montaje, la música, los planos, con esos actores imponentes. Es algo asombroso, son sentimientos contrapuestos, llegas a empatizar tanto con los agentes antidisturbios como con los desahuciados. Y ese elemento emocional permanece durante toda la trama, durante toda la serie”.

“En este caso la ficción mira de tú a tú a la poderosa realidad”

La creación y escritura es obra de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña, que forman un equipo muy consolidado de guion. Los autores explican en la web Cine y Comedia algunos detalles de la producción. Ya han colaborado juntos en una serie antes que en esta, Impares, donde se conocieron, y en cuatro películas, Stockholm, Que Dios nos perdone, El reino y Madre. Fue trabajando en uno de esos filmes, Que Dios nos perdone, , en 2012, cuando empezaron a dar vueltas a la premisa de esta serie. Con el impacto reciente del 15M, que había ocurrido un año antes, y las cargas policiales que se dieron entonces, quisieron incorporar un antidisturbios en el personaje de Roberto Álamo. No terminó de encajar en aquella ocasión, pero la idea se quedó rondando en sus cabezas, conscientes de que no se había retratado todavía a este colectivo a pesar de lo impactante de su trabajo. En esta ocasión se ha sumado con ellos en la escritura Eduardo Villanueva. Para Ferreras: “Sorogoyen e Isabel Peña son dos genios a la hora de retratar el alma, el ritmo, la verdad de esa España enferma de corrupción. Ya lo hicieron con la trepidante El reino y lo han vuelto a hacer, yo creo que de una manera brillante, deslumbrante. Si la realidad siempre supera, y con mucho, a la ficción, creo que en este caso la ficción mira de tú a tú a la poderosa realidad”.

Ese cuadro realista de una sociedad con claroscuros incluye al periodismo. El propio Ferreras hace un breve cameo en la serie. Su papel es neutro, es presentador de su tertulia, y es el periodista Javier Aroca quien se presta a interpretar a un tertuliano que opina al dictado de intereses ilegítimos. Para el director de Al rojo vivo: “Los periodistas no somos personajes ajenos al ecosistema al que pertenecemos. Hay políticos, abogados, empresarios, policías y periodistas decentes y trabajadores y los hay indeseables, capaces de entregarse al lado oscuro por dinero, por influencia o por la búsqueda del poder”.

“La dirección me ha descolocado, me ha sorprendido, me ha deslumbrado”

Además de su tándem en el guion con Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen es el director de todos los episodios, dos de ellos con otro de sus colaboradores en anteriores trabajos, Borja Soler. El realizador, que ya acumula tres premios Goya, tiene un estilo frenético en los momentos de acción, en los que el montaje refuerza a la música y esta apoya a la interpretación en un crescendo de tensión. Para Antonio García Ferreras es otro de los puntos fuertes de la serie: “La dirección me ha descolocado, me ha sorprendido, me ha deslumbrado. Esa especie de saltos de cámara. Esos primerísimos primeros planos que yo creo que incrementan, aumentan la intensidad de la serie”. Sorogoyen comienza el primer episodio con grandes angulares que nos meten en la acción de forma invasiva y en cada episodio cambia las lentes hasta llevarlas a una filmación más objetiva.

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Aparte de exhibir un virtuosismo técnico, Sorogoyen es un gran director de actores. Esta serie es un ejemplo perfecto. Además de estar muy bien definidos en guion, donde Peña y él ya tenían en mente a la mayoría de los intérpretes, los integrantes de la patrulla de antidisturbios van a tener que emplearse duro entre ellos por los premios a las mejores actuaciones. Ferreras no se decanta por uno: “Es difícil, no habría que elegir. Yo tengo una especial devoción desde sus inicios por Raúl Arévalo, y aquí una vez más está brillante en ese papel de antidisturbios, con una mirada de tristeza demoledora que permanece toda la serie. Lo cierto es que Alex García, Raul Prieto, Patrick Criado, están magníficos, y por supuesto deslumbrante Roberto Álamo como el antidisturbios Úbeda, desbordado por la vida. Y luego ese pedazo de armenio, HovicKeuchkerian como Osorio, el jefe del grupo. Está bestial, está realmente imponente. Úbeda y Osorio me han pellizcado. Y en la otra parte está Vicky Luengo, esa policía magistral y esencial en la serie”.

“Esto es una ficción, no un documental, prima la libertad creativa”

La serie ha sido aplaudida y recomendada con entusiasmo desde su estreno, tanto por la prensa como por los espectadores en redes sociales. Cada crítica supera los elogios de la anterior. Y parte de lo que se le reconoce es poner cara y alma a unos policías que se suelen presentar deshumanizados. Su propio uniforme y el momento en el que actúan contribuyen a esconder su identidad. Pero los palos a esta versión de los antidisturbios han venido precisamente por parte de varios sindicatos policiales. Jupol, SUP y la Confederación Española de Policía han atizado tanto a la serie como a la Dirección General de la Policía, que asesoró a los autores. El SUP además había colaborado con el equipo de producción para dar realismo a la decoración de los espacios de trabajo. Los sindicatos se quejan de la agresividad de alguno de los miembros de la unidad y del consumo de drogas que se muestra. Algunos policías reconocen que sí se retrata la profunda unión entre compañeros y la tensión de los momentos más duros de sus acciones en la calle. “No creo que esta serie busque radiografiar con exactitud milimétrica el cómo son todos y cada uno de los miembros de las UIPs, de las Unidades de Intervención Policial –tercia Ferreras–. Antidisturbios es una magistral ficción, una deslumbrante ficción y no un documental. Claro que la mayoría de los componentes de las UIP no están enganchados a la droga y a la violencia, pero esto es una serie donde prima la libertad creativa”.

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