'Siempre el mismo día’, la conmovedora historia de amor entre media naranja y medio limón
La única clave para disfrutar una historia de amor es simpatizar con sus protagonistas. Sufrir con sus desdichas y tratar de empujar desde nuestro lado de la pantalla para que superen de una vez los obstáculos que se les presenten y sean obscenamente felices.
La serie británica Siempre el mismo día, en Netflix, logra este objetivo. Primero, intrigando sobre la relación de Emma y Dexter, después consiguiendo que nos importe mucho su felicidad, que solo concebimos juntos.
Catorce episodios cortos
Esta producción sigue a los personajes durante diecinueve años desde su primera noche juntos tras su graduación en la universidad y eligiendo solo para el relato cada 15 de julio.
Lo hace en catorce episodios de en torno a media hora de duración que recorren desde 1988 hasta 2007. El juego narrativo de dejar fuera todo el año menos un día puede desorientar en un primer momento, pero funciona despertando curiosidad por entender lo que no se ha visto y qué ha sido de Emma y Dexter durante las largas elipsis.
La empollona y el popular
Emma es empollona de clase obrera, ideologizada y sarcástica. Con un grupo pequeño, unido y divertido de amigas. Dexter es despreocupado, rico e inmensamente simpático. Y guapo.
Lo que estaba destinado a ser un encuentro sexual irrelevante entre ellos se convierte en una semilla que prospera y crece convirtiéndose en la relación fundamental en la vida de ambos. Con sus desencuentros, malestares, rencores y siempre un profundo amor como sustrato.
Una novela que ha dado también una película
La serie se basa en una novela del escritor y guionista David Nicholls, que él mismo ya había adaptado como película en 2011 con Anne Hathaway y Jim Sturgess como pareja principal.
La estupenda directora danesa Lone Scherfig entendió el reparto de una manera completamente distinta a esta serie, y mucho menos acertada. Si allí Emma era una belleza disfrazada a lo Betty, la fea y Dexter un pijo sin particular atractivo físico, aquí se han invertido las tornas para bien.
Una heroína romántica original
La talentosa cómica Ambika Mod interpreta en esta ocasión a Emma. La actriz, de ascendencia india, es una elección tan sorprendente que ella misma rechazó inicialmente el personaje al no verse como la heroína romántica de un libro que había leído y adoraba.
Cuanto más avanzan los episodios, más claro resulta el acierto de su elección para el papel. Mod es Emma, inteligente, ácida como un limón, altiva y frágil. Casi parece un homenaje a la película de Sydney Pollack basada en el libro de Arthur Laurents, Tal como éramos, de 1973.
Ambika Mod vendría a ser la Barbra Streisand de aquel título. Una belleza peculiar, un carácter intenso que no todo el mundo sabe descifrar y que en cambio deslumbra a quienes saben apreciarlo.
Los guapos también lloran
El Robert Redford de Tal como éramos sería aquí Leo Woodall, actor que además del atractivo añade un carisma espectacular. El personaje es un bombón que empieza como cara bonita y va añadiendo registros interpretativos que el actor resuelve con una arrolladora credibilidad.
Capaz de ser el chico de anuncio irresistible, la media naranja de cualquiera o el enamorado sensible. Y de ahí pasar al perdedor desorientado, el idiota al que se le sube el éxito, el desquiciado por el consumo de sustancias o el hombre devastado por la vida.
Protagonista con proyección
Leo Woodall ha interpretado recientemente a uno de los personajes secundarios de White Lotus 2. Y va a volver a ser protagonista próximamente en una miniserie de Apple tv+, Prime target, sin fecha anunciada de estreno.
La escocesa Nicole Taylor encabeza el equipo de guion que ha adaptado la novela de Nicholls en esta producción. Admiradora del texto original, ha disfrutado de la colaboración con el autor del libro, que ha participado como uno de los productores ejecutivos.
Diálogos afinados
Por más que todos los hechos, la estructura y los personajes estén en la novela, los diálogos tienen enorme importancia en esta serie tan verbal. Las palabras emocionan, unen, separan, hieren, conmueven y configuran una sensibilidad que Taylor y sus colegas han ido esculpiendo con mimo.
Por ejemplo, la guionista se permitió darle a su Emma muchos rasgos poco agradables confiando en que la actriz, Ambika Mod, sabría trasmitir que bajo una bocazas a veces impertinente se escondían dudas e inseguridades, como explica en Half hour whith.
Química al otro lado de la pantalla
Ayuda a ello el que la serie sea verbal pero no agotadoramente, sino también capaz de contar con imágenes, pausas y subtexto los matices de la relación. Y por ello la química de los actores es fundamental. En ocasiones parejas de intérpretes que se odian aparentan fuego en pantalla. Mod y Woodall transmiten en sus entrevistas una energía muy parecida a la que tienen sus personajes.
Puestos a buscar momentos o comportamientos inverosímiles se puede encontrar alguno. También es discutible el final, fiel a la novela. Pero nada empaña la conmovedora conexión entre dos personas llenas de defectos, pero completamente adorables.
“La persona más importante de tu vida”
‘Presunto inocente’, un absorbente clásico de tribunales
Ver más
La gran cantidad de escenas emotivas e interesantes está intensificada por una impecable banda sonora a cargo de los habituales colaboradores Jessica Jones, Anne Nikitin y Tim Morrish. Junto a sus temas se incluyen un puñado de canciones pop en cada episodio, a pesar de su corto metraje.
La serie ya se convirtió en número uno del mundo en su estreno en Netflix en febrero y espera a quienes quieran disfrutar de un buen drama romántico, género en el que abundan las producciones básicas y previsibles.
Como recoge el avance, en palabras de su protagonista, Emma: “Uno de los mayores misterios cósmicos es como alguien puede pasar de ser un completo extraño a convertirse en la persona más importante de tu vida”. Siempre el mismo día invita a disfrutar vicariamente de este eterno misterio.
